Capítulo 9 - Viejo

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La verdad es que nunca había montado en moto pero, desde luego, es una sensación agradable. Muy agradable. Sentir la velocidad, el viento en tu cara, la libertad... Me encanta. Eso sí, me agarro bien porque todo lo que tiene de bonito, lo tiene de terrorífico.

Ra: por aquí no se va a mi casa
Ago: no vamos a casa
Ra: y dónde vamos?
Ago: es una sorpresa
Ra: joder, pues llevo la mochila encima...
Ago: da igual, no estorba
Ra: no te estorba a ti, que yo llevo cinco kilos en la espalda
Ago: *ríe* ay pesadaaaa, ya te la llevaré yo
Ra: vale, me parece justo y razonable

El canario niega con la cabeza mientras sigue conduciendo. De repente, acelera. Un poco, un poco más, bastante. Me da algo.

Ra: estás loco o qué??? Se puede saber qué haces???
Ago: es que me di cuenta de algo! *ríe*
Ra: de qué???
Ago: de que cuanta más velocidad llevamos, más fuerte te agarras!!!

Doy gracias al universo por tener el casco en la cabeza, porque mi cara debe ser un tomate en estos momentos...

Ra: a ver, yo te agarro todo lo fuerte que tú quieras, pero desacelera porfa
Ago: vale, pero cuando note que te sueltas acelero, eh?

Agoney baja un poco la velocidad y yo estrujo al canario con todas mis fuerzas.

Ago: vale, Raoul, no te pases que no puedo respirar *ríe*
Ra: ay, perdón
Ago: no te preocupes

Y seguimos con nuestro trayecto misterioso. Después de unos cuantos minutos más con la moto, Agoney aparca. Nos bajamos de la moto, he de reconocer que me ha dado pena soltarle la cintura, y dejamos los cascos. Además, como lo prometido es deuda, Agoney se carga mi mochila amarilla a sus espaldas.

Ago: aquí es
Ra: en serio?
Ago: en serio
Ra: estamos en octubre
Ago: y?
Ra: qué coño hacemos en la playa?

Agoney se limita a poner media sonrisa y empezar a andar. Yo hago un sprint para alcanzarlo y camino a su lado en silencio. Cuando nos adentramos un poco en la playa, el moreno suelta mi mochila y se sienta en la arena.

Ra: se te va a llenar la ropa de arena
Ago: *estirando las piernas y echando la cabeza hacia atrás* luego se lava, mi niño
Ra: *se sienta imitando la postura de Agoney* y me vas a contar por qué estamos aquí?
Ago: es que tenía que venir aquí, este es mi lugar favorito
Ra: aaaah... *riendo* y qué celebramos si puede saberse?
Ago: *mirando el mar* mi cumpleaños

Dios no tenía ni idea.

Ra: lo siento
Ago: qué?
Ra: que lo siento... es tu cumple y tu amigo te encasqueta a su hermano pequeño
Ago: *ríe* no eres más bobo porque no puedes... sabes que podría haberte llevado a casa sin más si no quisiera que estuvieras aquí, no?
Ra: supongo... y por qué quieres que esté aquí?
Ago: no sé, me inspiras confianza... familiaridad...
Ra: *sonríe* qué guay, felicidades, Ago *bromeando* cuántos cumples?

Lo sé de sobra.

Ago: veintidós
Ra: viejo
Ago: cállate, enano

Ambos nos reímos y volvemos a fijarnos en el mar.

Ago: vienes?
Ra: vas a entrar?
Ago: sí
Ra: te vas a resfriar...
Ago: bueno, yo voy a entrar igualmente, ya verás tú lo que haces...
Ra: pues yo no voy a ir, estas loco o...?

En ese momento, se quita los pantalones y la camiseta y se dirige al mar. Lo único que veo es su espalda y, para qué engañarnos, su culo. Me voy a acabar arrepintiendo, pero me deshago de mi ropa quedándome en calzoncillos y salgo corriendo detrás de él para alcanzarlo.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora