La recuperación de Agoney avanza muy bien, pues con solo unas semanas más, ya tiene el brazo prácticamente recuperado y puede andar con muletas. El tema de dejarnos un espacio para nosotros y nuestros amigos lo llevo bastante mejor de lo que pensaba en un principio. Al inicio fue duro, pasar de estar 24h juntos a haber días en los que no nos veíamos... pero poco a poco redescubrí el placer de pasar tiempo con las chicas. Pero esta tarde es para nosotros dos. Para nosotros dos y para su padre. Nos encontramos en la puerta de una casa, de momento, desconocida.
Ago: *jugueteando con la muleta* estoy muy nervioso, mi niño
Ra: *le acaricia la espalda* tienes miedo?
Ago: un poco... hace doce años que no le veo... no sabe nada de mí... y si no le gusto?
Ra: cariño, si no le gustas es que es gilipollas, no hay más. Cómo no le vas a gustar? Un chico valiente, bueno, guapo, fuerte... qué fantasía de hijo, no me jodas!El canario parece destensarse gracias a mis comentarios y suelta varias carcajadas antes de decidirse y llamar al timbre. A los pocos segundos, un hombre, que indudablemente es su padre, nos abre la puerta. Dios, son iguales!
Ro: *alternando la vista entre ambos chicos* les puedo ayudar?
Ago: eh... si... yo... eh...Le doy un codazo para sacarlo del bucle en el que ha entrado. En la vida lo había visto tan nervioso.
Ago: no sé cómo decir esto...
Ro: *preocupado* pasó algo?
Ago: soy... soy Agoney, papáSilencio. Ninguno de los tres sabe muy bien cómo actuar. El padre de Agoney primero se queda en un estado de shock completamente comprensible, pero en nada se abalanza sobre su hijo y lo estrecha fuertemente entre sus brazos. Cuando se separan, diviso alguna que otra lágrima en ambos rostros.
Ro: *llorando* pero tú no puedes ser mi niño, si estás enorme
Ago: *riendo* crecí, papá
Ro: no pasó tanto tiempo... ni por asomo
Ago: doce años, tu pequeño muchacho de diez años se convirtió en un inconsciente de veintidós *se seca las lágrimas que luchan por salir*
Ro: lo lamento tanto... cuando tu madre y yo nos separamos... me desatendí de ti, bueno, y de Glenda... Cómo está?
Ago: preciosa, de verdad, ella es increíble trabaja muy duro y al mismo tiempo que se saca la carrera. Es todo lo que quieres que sea tu hija
Ro: y tú cómo estás? A parte de tener una pierna rota, por lo que veo *señala las muletas con la cabeza*
Ago: muy bien, soy muy feliz aquí pero necesitaba verte
Ro: gracias por no guardarme rencor, no te merezco *lo vuelve a abrazar*Y entonces clava su mirada en mí. Un gesto de incomprensión atraviesa su rostro.
Ro: y él?
Agoney, que parece haber recordado mi existencia, se gira hacia mí. Me observa unos segundos y esboza una gran sonrisa que yo me veo obligado a corresponder con otra. A continuación, coge mi mano entrelazando nuestros dedos y vuelve a girarse hacia su padre.
Ago: papá, él es mi novio Raoul. Raoul, mi padre, Roberto
Ra: *sonrojado y dándole la mano* encantado
Ro: igualmente... Pero se queden en la puerta, pasen!Nos adentramos en la casa y vamos al salón. La mayor parte de la tarde se pasa entre la puesta al día de cada uno y anécdotas del joven Agoney y su padre.
Ro: ese día fue increíble, aunque al volver de la feria estuviste gran parte de la noche vomitando
Ago: eso no es verdad!
Ra: *ríe* sí es que tengo cintas de video que ilustran la situación
Ago: pero tú calla que se supone que estás de mi parte
Ro: qué?Ah, hostia, es verdad, que él no sabe quién soy... El canario parece haberse dado cuenta al mismo tiempo que yo y decide ser él quien proceda a explicar mis orígenes.
Ago: es que es Raoul... Raoul Vázquez, te acuerdas?
Ro: Vázquez...
Ago: Álvaro?
Ro: ah, sí! Son los hijos de Manolo y Susana, no?
Ra: así es *asiente*
Ro: ay y tú eres el pequeño, verdad? A ti sí que no te hubiera reconocido jamás, eras muuuy pequeño la última vez que te vi
Ago: sigue siendo muy pequeñoFulmino a Agoney con la mirada quien no reprime las carcajadas contagiando a su padre. Y entre risas y pastas del café nos pasamos toda la tarde.
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CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney)
FanfictionQué pasaría si un día llega alguien inesperado para cambiar tu aburrida vida completamente? Le seguirías el juego? Nuestro protagonista, Raoul Vázquez, lo tiene claro: sí.