Capítulo 33 - La compra

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Ya han pasado unos cuantos días desde la paliza a Ago y la verdad es que está muchísimo mejor. Así que, cuando viene a buscarme a clase, decido pedírselo ya que valorando todas las opciones, él es la mejor.

Ra: Ago... cariño, amor mío, canario de mi corazón, mi vida...
Ago: *riendo* qué quieres, rubio?
Ra: me puedes hacer un favor?
Ago: todos los que quieras
Ra: es que este finde es el cumpleaños de una amiga de Miriam
Ago: vale... y?
Ra: que queremos hacerle una fiesta sorpresa... y necesitamos alcohol... y no podemos comprarlo
Ago: *ríe* me estás pidiendo que os compre la bebida?
Ra: eso es
Ago: vale, con una condición
Ra: dime
Ago: que me lleves contigo

Vale, esto no me lo esperaba.

Ra: venir conmigo? Como pareja?
Ago: no, como tu vecina del quinto... pues claro, Raoul *ríe*

Me quedo de piedra, no sé qué hacer ni cómo decírselo...

Ra: joder, Ago...
Ago: no lo saben, no?
Ra: eh?
Ago: no saben que te gustan los tíos, es eso?
Ra: *asiente*
Ago: joder... quién lo sabe?
Ra: Miriam, Nerea, Sam y Álvaro
Ago: bueno, no pasa nada *hace una mueca*
Ra: pero sí, te voy a llevar

El moreno me mira sorprendido, sin dar crédito a lo que oye.

Ago: en serio?
Ra: sí, algún día tendrán que saberlo, no?
Ago: *asiente sonriente*
Ra: *le da un beso* te quiero
Ago: se lo dices a todos los que te compran alcohol?
Ra: *ríe* sí, me has pillado
Ago: jo, qué mal

Niego con la cabeza y le doy un leve empujón antes de subirnos a la moto. La semana pasa muy rápido y, cuando me quiero dar cuenta, me encuentro en el supermercado con Agoney.

Ra: tienes una moneda para el carro?
Ago: puede...
Ra: *ríe* eso qué significa?
Ago: quizás tenga una en el bolsillo del pantalón
Ra: *pone media sonrisa* y...?
Ago: *con una sonrisa pícara* puedes buscarla

Me muerdo la sonrisa y con una mano le cojo el hombro y con la otra meto mi mano en su bolsillo. No le miro a la cara para evitar ponerme como un tomate.

Ra: aquí no hay nada, amor
Ago: es que está en el bolsillo trasero *ríe*
Ra: *se sonroja* te odio
Ago: pues bien que me metes mano

Decido omitir ese comentario y, pegándome a su cuerpo, meto la mano en su bolsillo trasero y localizo la maldita moneda. Lo miro a los ojos y no puedo evitar morderme el labio. Y es que sus ojos son de un color muy común pero únicos. Son de un negro intenso y brillante al mismo tiempo, cuando los miras parece que estas frente al mismísimo universo y te hipnotizan. Y es que Agoney no tiene unos ojos bonitos, sino una mirada bonita, que es mucho más difícil de conseguir. Y eso me encanta, es otra de las cosas que lo hace único. Y él aprovecha este acercamiento para dejar un tierno beso en mis labios, que he de corresponder sí o sí.

Ra: madre mía, estamos salidisimos, qué vergüenza aquí manoseandonos en medio del supermercado
Ago: *ríe* si es que eres un niño aún

Me pongo de morros y Agoney me da otro beso que me saca una sonrisa inmediatamente. Cojo el carro, el canario se coloca detrás mío, y pone sus manos al lado de las mías en el mango del carro. Echo mi cabeza hacia atrás para mirarle a la cara y el me guiña un ojo. Es increíble como con un simple gesto puede hacer que me sienta tan bien.

Ago: qué hay que comprar?
Ra: cervezas, ron, ginebra, jagger y vodka
Ago: madre mía con los niñatos... *ríe* te habrán dado su parte del dinero, no? Yo no os compro todo esto de gratis
Ra: sí sí, tranquilo
Ago: pues vamos a ello

Cogemos todo lo mencionado, lo ponemos en el carro y volvemos a colocarnos uno detrás del otro.

Ra: te apetece comprar algo para merendar?
Ago: y merendar juntos?
Ra: obviamente
Ago: perfecto
Ra: ah! Mira mira mira

El canario levanta el brazo para dejarme pasar y voy de cabeza al pasillo de las papas. Cojo mis favoritas y se las doy.

Ago: papas de limón y pimienta?
Ra: ajá, te gustan?
Ago: me encantan
Ra: yasss

Pal carro que van. Volvemos a la posición del carro, que nos resulta cada vez más cómoda, cuando oímos a unas chicas armar jaleo detrás nuestra.

Me: coño, Mireia, deja de grabarlos
Mi: pero son muy cuquis
Pau: si es que siempre hace lo mismo, esta chica... *ríe*
Le: chicas que sí son, miradlos
Me: ay qué pesadas... Lucía, ayúdame... *mira a su alrededor* dónde está Lucía?

Las miramos perplejos y, de la misma forma que vinieron, se van. Qué coño acaba de pasar? Nos limitamos a reírnos de la situación y vamos a pagar.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora