Capítulo 58 - Corre

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Alfred nos hace la señal. Agoney me suelta la mano y salta al ruedo. Yo hago lo mismo que ellos. Los tres gritamos a pleno pulmón lo que pone en nuestras pancartas. Nos llevamos un gran abucheo por parte del público y algún que otro golpe debido a las cosas que nos tiran desde las gradas. Nos limitamos a esquivarlas y seguir con nuestro propósito.

Alf: chicos, no paréis, que vean que nada nos puede frenar

Agoney y yo asentimos dándole la razón y seguimos con nuestros cánticos. Pero el espectáculo continúa y con él llega el segundo toro de la tarde. No hay seguratas, no hay torero, pero sí que hay toro. No entiendo nada.

Ago: Raoul, sal!
Ra: ven conmigo
Ago: no voy a dejar a Alfred solo
Ra: que salga él también
Ago: no lo entiendes, pollito, esto es muy importante para él
Ra: jodeeeer

Y de repente, todo empieza a torcerse, el toro avanza hacia nosotros. Mis piernas no responden, qué me pasa? Se me empieza a agitar la respiración. Veo como Agoney empieza a correr. Debería hacerlo yo también, pero no puedo.

Ago: qué mierdas haces, rubio!?! Corre!

Lo intento, cariño, de verdad.

Ago: corre!

Un sudor frío recorre mi espalda. Cada vez tengo al animal más cerca.

Ago: me cago en la puta, Raoul, coño, corre!

Pero sigo sin reaccionar y entonces ocurre. Las astas del toro peligrosamente cerca mío, un rápido movimiento que puedo contemplar por el rabillo del ojo, una patada en el culo del toro que salva mi propio culo, el toro avanzando hacia él, él volando por los aires y siendo arrastrado por el toro, el catalán de pelo rizado saliendo en su auxilio y, al fin, mis putas piernas reaccionan y salgo corriendo hacia Agoney que yace en el suelo.

Ra: AGO!

Me arrodillo junto a él y lo veo. Sangre. No sé cual es la falsa y cual es la suya pero hay sangre.

Ra: *llorando* por qué lo has hecho?
Ago: *intenta sonreír y hablando en un suspiro* le dije a tu padre que te protegería con mi vida
Ra: no, Ago, vamos al médico, deja de decir gilipolleces
Ago: además me lo merezco, es el karma por haberle pegado una patada al toro *ríe* ya me vale, vengo a protestar por el maltrato animal y lo acabo maltratando
Ra: hostia, Agoney, no hagas putas bromas! Esto es serio

El moreno va a replicarme, cuando una voz nos interrumpe.

Alf: *corriendo delante del toro* Raoul sácalo de aquí ya! Necesita atención médica

Asiento y, cargándolo a los hombros, lo saco de ahí. Llamamos al 112. La ambulancia está de camino.

Ra: qué tal? Háblame, cariño
Ago: estoy muy cansado, Raoul *cierra los ojos*
Ra: no no, no te duermas, mi vida *se limpia las lágrimas y le abofetea levemente la cara para espabilarlo* cuéntame algo
Ago: te...te quiero mucho, eres lo mejor que me ha pasado jamás, muchas gracias por todo
Ra: me cago en tu cabeza, no te despidas, vas a salir de esta, me oyes? Vamos a salir de esta
Ago: Ra...Rao...

Cierra los ojos. Mierda mierda mierda. Ha perdido la consciencia. A los pocos minutos llega la ambulancia. Lo suben a esta en una camilla.

Enf: es usted familiar del accidentado?
Ra: soy su pareja
Enf: suba

Me siento en la ambulancia y observo una escena que nadie debería presenciar jamás: descubrir las heridas que tiene el cuerpo de Agoney.

Enf: toda esta sangre es suya? La que lleva usted encima también?
Ra: no, por Dios, esto es sangre falsa
Enf: vale, es que sino es un milagro que siga respirando

Cuánto tacto, gracias... Lo limpian para eliminar toda la sangre falsa y justo cuando le quitan la camiseta lo veo. Un puto agujero se hace hueco en su estómago. Empiezo a marearme... Uno de los enfermeros se da cuenta y me tiende una bolsa en la que acabo echando hasta mi primera papilla.

Enf: vale, por lo que hemos podido ver, tiene roto el brazo izquierdo y algunas costillas del mismo lado, alguna contusión en la cabeza y la pierna y, lo más jodido, el agujero del estómago

Me mareo solo de recordarlo.

Enf: si le ha perforado algún órgano vital, lo tiene crudo...

Me paso el resto del camino rezándole a un Dios en el que ninguno de los dos creemos para que no haya ningún órgano dañado. Finalmente, llegamos al hospital donde lo llevan rápidamente al quirofano. Y aquí me quedo yo, en el pasillo, esperando que me den la mejor o la peor noticia de mi miserable vida.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora