Capítulo 5 - Batido de chocolate

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Llega el camarero a tomar nota a nuestra mesa.

???: hostia, Ago, ya has acabado?
Ago: sí, hoy acababa a las siete
???: joder, qué chollo, yo estoy aquí hasta el cierre
Ago: coño, Ricky, tú no tienes que aguantar a los críos

El mayor empieza a reír, se nota la complicidad que tiene con Agoney.

Ri: y bueno, qué os pongo?
Ra: un batido de chocolate

Agoney suelta una pequeña carcajada que contagia a Ricky, quien apunta mi bebida, mientras a mí se me pone la cara rojisima. Se gira hacia el canario.

Ri: y tú?
Ago: una cerveza
Ri: perfecto, ahora lo traigo

Ricky se va a la barra.

Ago: *ríe*
Ra: *sonrojado* quieres dejar de reírte de mí?
Ago: perdón, es que hace años que no oigo a nadie pedir un batido de chocolate, no eres un poco mayor?
Ra: *ríe* cállate, viejo, no hay edad para el batido de chocolate

El camarero vuelve con las bebidas y nos las deja en la mesa.

Ri: *lo deja* un batido de chocolate
Ra: gracias
Ri: *la deja* y una cerveza
Ago: muy bien, esta vez no te pediré la hoja de reclamaciones
Ri: *rueda los ojos mientras sonríe* que aproveche *a Ago* y tú, la próxima vez que te busques a un ligue, no asaltes las puertas de un colegio

Le hubiera replicado afirmando que tengo 17 años, casi 18, no soy un crío... pero mi cerebro no acaba de asimilar la palabra "ligue" en esa frase.

Ago: *chasquea los dedos* arranca, muchacho! *ríe* Te quedaste trabado
Ra: es que... él... él ha dicho...
Ago: ah, lo del ligue? *ríe* no te rayes, rubio, siempre está de coñas... y bueno, qué te cuentas?
Ra: qué te cuentas tú? Que fuiste el que se marchó. Además me muero de curiosidad, siempre le pregunto a Álvaro y él no me quiere contar nada...

Vale, creo que la acabo de cagar.

Ago: *levantando una ceja* le sueles preguntar a tu hermano por sus amigos?
Ra: *niega con la cabeza* pero es que la relación que tengo con ellos no es la misma que la que tengo contigo

No, Raoul, no lo estás arreglando.

Ago: *pone media sonrisa* y qué relación tienes conmigo?
Ra: no sé... me encantaba jugar contigo cuando eramos pequeños, te tenía una adoración brutal *ríe*
Ago: *asiente con la cabeza* me acuerdo, te ponías súper hiperactivo cuando iba a visitar a Álvaro
Ra: sí, recuerdas aquella vez que me puse tan nervioso que vomité?
Ago: *ríe a carcajadas* es verdad
Ra: Álvaro todavía me recuerda que lo tuvo que limpiar él cuando me pide un favor

Seguimos recordando anécdotas, hasta que por fin volvemos al tema inicial de la conversación.

Ago: verás... Álvaro no te dijo nada porque cuando quedamos no le conté nada
Ra: y eso?
Ago: no sé, hacía mucho que no nos veíamos y no quería amargarle
Ra: pues yo quiero que me lo cuentes
Ago: vale, qué quieres saber?
Ra: por qué has vuelto?
Ago: *se encoje de hombros* no me sentía a gusto allí, mamá rehízo su vida con un hombre que no me cae muy bien que digamos y, simplemente, me fui
Ra: ya veo... y dijiste que vivías en un apartamento, cómo es que no estás con tu padre?
Ago: él no sabe que estoy aquí, hace doce años que no nos vemos y no sé cómo hablar con él *ríe irónicamente* que estúpido suena, no? No saber cómo hablar con tu padre...

La tristeza que desprenden sus ojos me rompe el corazón. Supongo que no es fácil empezar una vida de cero y solo...

Ago: bueno, dejemos de hablar de mí, qué tal tú?
Ra: pues no hay mucho que contar, este año acabo bachillerato y poco más...

Continuamos poniéndonos al día hasta que Pedro se acerca.

Pe: tete, ya se está yendo todo el mundo, hola, Ago
Ago: *sonríe* hola, chiquitín
Ra: entonces nos vamos?
Pe: *bosteza* sí

Pagamos las bebidas, bueno, Agoney paga, y nos disponemos a salir del local e ir a casa.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora