Capítulo 56 - Desatado

1.4K 115 37
                                    

Ya han pasado unos cuantos días desde la pillada y madre mía qué cambio. Ya no hay que esconderse, no más mentiras ni escapadas, eso sí, me dejan con menos frecuencia quedarme a dormir a casa de Ago. Como si no follaramos por la tarde, sabes? Pero bueno, cosas que pasan. Me encuentro de camino al parque infantil en el que trabaja, ya que he pensado en darle una sorpresa y recogerlo para irnos a cenar por ahí. Entro en la sala y ahí lo veo, vestido de panda y rodeado de niños que se le suben por todas partes como koalas a su eucalipto. No puedo evitar soltar una gran carcajada. El panda se deshace de los críos y se acerca.

Ago: qué haces aquí?
Ra: ver al panda más adorable del mundo
Ago: *ríe* sabes que debajo de este disfraz hay un tipo sudoroso, no?
Ra: sabes que a ese mismo tipo sudoroso lo veo siempre después de ciertas circunstancias nada desagradables, no?
Ago: qué desatado estás tú últimamente
Ra: me ha afectado la salida del armario

Ambos reímos por mis propias declaraciones. Finalmente, dejo al moreno seguir con su trabajo. Cuando llega la hora, se mete en el cuarto de empleados y sale con sus rizos despeinados y sudados pasándose las manos por el pelo.

Ago: ya estoy, mi niño *le da un beso*
Ra: pues vamos *le da un manotazo en el muslo*
Ago: dónde?
Ra: a cenar por ahí *sonríe*
Ago: ni de coña, rubio, doy asco
Ra: sí y yo soy pelirrojo
Ago: va en serio, mírame
Ra: cariño... a estas alturas sigues sin saber que estoy mirándote todo el tiempo? *ríe*
Ago: y dónde vamos?
Ra: sorpresa
Ago: pollito, que el que nos lleva soy yo, tengo que saber la dirección

Mierda, qué fallo. Acabo cediendo y le enseño la ubicación del restaurante, acompañada de una foto de éste.

Ago: ese lugar es carísimo, tendría que vender mis riñones de siete vidas para pagarme una cena ahí
Ra: *ríe* no seas exagerado, además, pago yo así que no vendas tus preciosos riñones
Ago: no, por Dios, Raoul, es una burrada
Ra: que ya está decidido, vamos a ir allí, comeremos como señores, iremos a tu casa y haremos el amor contra la encimera de la cocina, no, en la ducha, no, en ambas, está claro?
Ago: *arrugado la nariz* limpié la encimera esta mañana
Ra: pues sólo en la ducha *ríe* y vamos que se nos hará tarde

Nos acercamos a la barra donde está Ricky.

Ago: me voy ya, Ricky ri
Ri: qué suerte, capullo
Ago: hace cinco minutos tenía almenos a dos niños colgando de cada extremidad, no sé si es la suerte que quiero...
Ri: bueno, ahora vas a tener a otro niño colgando de otra y de eso no te quejarás
Ra: *rojo como un tomate* bueno, nos vamos ya
Ago: *ríe* te pasas, Ricky
Ri: si el rubio sabe que lo digo de coñas

Nos despedimos definitivamente del mallorquín y nos subimos a la moto. En unos pocos minutos, llegamos al lugar y tomamos asiento. Mientras esperamos a que vengan a atendernos me fijo en un detalle que no había notado hasta ahora.

Ra: qué coño te ha pasado en la cara?
Ago: gracias, amor, yo también te quiero
Ra: no *ríe* que qué tienes ahí? *se pasa el dedo por la mejilla*
Ago: ah, un arañazo de Ragu, me tiene hartisimo
Ra: joder...
Ago: no me malinterpretes, lo quiero mucho, pero no deja de arañarme y morderme. Además cualquier cosa que haga tiene que ser con él de por medio, y decías que los gatos eran antisociales...
Ra: seguro que no es para tanto
Ago: fui un momento a ducharme y como me lo dejé fuera del baño se puso a llorar
Ra: realmente si yo fuera consciente de que vas a entrar a la ducha y me dejaras fuera del baño, también lloraría
Ago: a ti no te dejaría fuera

Nuestra interesante conversación se ve interrumpida por la llegada del camarero. La cena transcurre con total normalidad y nuestros planes nos salen según lo previsto.

Despierto desnudo entre las sábanas de la cama de mi novio. Él sigue dormido. Contemplo su cuerpo, también desnudo, y me detengo en su rostro. Veo sus ojos cerrados coronados por esas pestañas tan largas que tiene y los labios entreabiertos soltando pequeños ronquidos. Normalmente estos ronquidos me molestarían, pero es que no me puede molestar nada que venga de este hombre. La verdad es que podría revivir este momento un día tras otro. Pero el destino es caprichoso y nada es tan perfecto...

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora