Capítulo 7 - Gracias

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Debería decir algo, pararle los pies a Pedro, pero mi cuerpo no responde. Quizás es que me interesa la respuesta...

Ago: que un chico me parezca guapo no significa que me guste
Pe: vale, pero no me has respondido
Ago: pues...
Ra: vaya, si ya hemos llegado

Por suerte, estamos en frente de la casa de mis tíos y podemos deshacernos del crío antes de que la situación se vuelva mucho más incómoda. Llamo al timbre y abre Sam.

Pe: tete! *salta a los brazos de Sam que lo coge*
Sam: te lo has pasado bien?
Pe: mucho y tú?
Sam: *ríe* también *lo deja en el suelo* ale, despídete y corre a ponerte el pijama que ya es tarde

El pequeño me da un beso y despide a Agoney saludandolo con la mano, a lo que el canario responde de la misma forma. Nos da las buenas noches y se va.

Sam: buah, muchas gracias, Raoul, te debo una
Ra: qué va, si me encanta estar con él, no te preocupes
Sam: eres el mejor
Ra: oye y a mí no me preguntas si me lo he pasado bien?
Sam: no hace falta
Ra: por?
Sam: porque ya veo que sí *señala a Agoney con la cabeza*

Noto como me empieza a arder la cara. Como se nota que es el hermano de Pedro, tienen la habilidad innata de hacerme pasar vergüenza.

Ra: *empuja a Sam* tira pa dentro y vete a dormir
Sam: *ríe* buenas noches, Raoul. Cuídamelo, Ago!
Ago: pues como siempre *ríe* nos tendremos que poner al día nosotros dos también, eh?
Sam: claro, cuando quieras

Nos despedimos y cierra la puerta. El silencio reina en la calle y mi cabeza va a estallar en cualquier momento.

Ago: vamos?
Ra: claro

Empezamos a andar y del bolsillo de su cazadora, Agoney saca un paquete de tabaco. Se pone un cigarrillo entre los dientes y lo enciende con un mechero que también guarda en el bolsillo. Estoy flipando. Y, por las palabras de Agoney, se me ha debido notar.

Ago: y esa cara? Maté a alguien?
Ra: como sigas así, a ti mismo
Ago: *ríe* dramática
Ra: no, lo digo en serio, no me hace ni puta gracia. Desde cuándo fumas?
Ago: no sé... dos, tres años?
Ra: y por qué? No entiendo...
Ago: pues lo típico, estás mal, te juntas con alguien que te convence de que es algo que necesitas y acabas cayendo, soy idiota, lo sé

Desde luego hay muchas cosas de la vida de Agoney que se me escapan. Tan mal lo ha pasado?

Ra: y tu voz?
Ago: qué?
Ra: el tabaco te jode la voz y los pulmones, son necesarios para cantar
Ago: y para qué quiero cantar?
Ra: es una broma, no?
Ago: no?
Ra: adoras la música, tu voz es increíble...
Ago: Raoul, hace doce años que no me oyes cantar, he pasado la pubertad, mi voz ahora es una mierda

NO. NO. NO. NO. Habrán pasado doce años, habrá empezado a fumar, habrá dejado de cantar, pero si hay algo de lo que estoy seguro es que es imposible que la voz de Agoney Hernández sea una mierda.

Ra: no, en serio, déjalo por favor
Ago: *le da una calada* qué más da?
Ra: joder, Ago, que no quiero que te mueras!
Ago: *con una pequeña sonrisa* pero que no me voy a morir, enano

Seguimos el resto del trayecto en silencio hasta que llegamos a mi casa.

Ra: *hace una mueca* adiós
Ago: chao

Saco las llaves y me dispongo a abrir la puerta.

Ago: Raoul
Ra: *se gira* dime
Ago: ven

Me acerco lentamente, noto como me tiemblan las piernas, qué coño quiere?

Ago: muchas gracias por preocuparte por mí, rubio

El canario lleva su mano a mi frente, retira los mechones que me caen y posa sus labios en ella haciéndome cosquillas con su barba. A continuación, me da un abrazo.

Ago: *susurrandole al oído* que descanses

El moreno me dedica una última sonrisa y se va. Y con lo que me tiembla todo el cuerpo yo no sé ni cómo soy capaz de introducir la llave en la ranura para abrir la puerta.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora