CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney)

Capítulo 59 - Te entiendo

Estoy dando vueltas en círculos en la sala de espera cuando llega Alfred, lo acompañan el chico y la chica que distrajeron al guardia.

Alf: cómo está?
Ra: *mordiendose las uñas* no lo sé, se lo han llevado al quirofano hace mil años y no me dicen nada
Alf: tranquilo, Raoul *le acaricia la espalda* ya verás como sale de esta
Mimi: mala hierba nunca muere y aún quedan muchas cosas por las que protestar en el mundo *ríe* soy Mimi *le da dos besos*
Ra: Raoul *se seca las lágrimas*
JA: Juan Antonio *le da la mano*
Ra: *asiente* encantado, lamento haberos conocido en estas circunstancias *ríe nerviosamente secándose las lágrimas que no dejan de brotar de sus ojos*

Enseguida me siento arropado por todos, pues deciden darme un abrazo colectivo. Y a lo lejos, vemos aparecer a Ricky corriendo.

Ri: *respirando con dificultad* que ha pasado?
Alf: el toro se lo ha llevado por delante
Ri: pero no puede ser, él siempre está en guardia, además estaba todo planeadísimo, es imposible que...
Ra: *secándose las lágrimas y sorbiendo la nariz* ha sido mi culpa, tendría que haberle hecho caso y quedarme en casa, pero no, "soy mayor y me voy con vosotros"... Gilipollas es lo que soy

Rompo a llorar otra vez y, esta vez es Ricky el que me consuela.

Ri: *abrazándolo* joder, Raoul, esto no ha sido culpa de nadie
Ra: si no hubiera ido, Ago hubiera salido corriendo y ahora estaría bien
Ri: si Ago no hubiese ido, tampoco estaría así... Nadie le ha obligado a ir, rubio, él sabía donde se metía...
Ra: ya pero...
Alf: la idea de ir fue mía, así que también tengo parte de la culpa, ninguno es un santo así que no te machaques, Raoul

"La idea de ir fue mía", "chicos, no paréis, que vean que nada nos puede frenar", "no voy a dejar a Alfred solo", "no lo entiendes, pollito, esto es muy importante para él". Estas frases se repiten en mi mente una y otra vez. Intento frenar mis impulsos, de verdad que lo intento, pero la misma neurona que me impidió reaccionar antes, me obliga a hacerlo ahora.

Ra: *cogiéndole del cuello de la chaqueta* TE ODIO! Por qué tanta insistencia en la puta protesta? Que no ves que nos jugábamos la vida?
Mimi: Raoul, no lo pagues con él!
Alf: da igua...
Ra: NO HABLES. Ni se te ocurra pronunciar una sola palabra más o te juro que te meto una hostia *vuelve a llorar*
Ri: pero tú te parece normal...?
Alf: déjalo, Ricky, es lo que necesita. Quieres pegarme, Raoul? Pégame, desahogate, me da igual

Y entonces, sin soltarlo de mi agarre, levanto mi puño. No oigo nada, solo las palabras de Alfred y Ago antes del accidente y los latidos de mi corazón. Y veo a Alfred. Su mirada oscura, aunque no tanto como la del canario, apagada, triste. Él también está mal, qué coño hago? Lo suelto.

Ra: *llorando* lo siento mucho, Alfred
Alf: no importa, enano

Y el moreno me acoge entre sus brazos. Ricky hace una señal a Mimi y Juan Antonio y salen del hospital.

Ra: estoy muy nervioso, me he comportado como un gilipollas
Alf: tranquilo, te entiendo
Ra: es que solo de pensar que puede pasarle algo al amor de mi vida...
Alf: *empieza a llorar* de verdad que te entiendo...

NO PUEDE SER.

Ra: *se separa lentamente* qué...qué acabas de decir?
Alf: que te entiendo
Ra: no, acabas de decir que Ago es el amor de tu vida...
Alf: yo... llevo mucho tiempo enamorado de él... lo conocí gracias a Ricky que me hablaba de él y sus ideales me encantaban. Y cuando lo vi y me vino ese tío... ufff... me encoñé al instante

Pongo media sonrisa puesto que a mí me pasó exactamente lo mismo.

Alf: las manifestaciones, las protestas, las huelgas... pensaba que ya lo tenía en el bote... y un día llegó hablándome de un tal Raoul *sonríe y se seca las lágrimas* y cuando os vi en Halloween lo supe, supe que Agoney se había enamorado de ti. Cómo te mira... y me di cuenta que no tengo nada que hacer. Pero él quiso seguir ayudándome con mis protestas y a mí me parecía bien poder pasar tiempo con él... y por mi egoísmo está jodido... Soy lo peor

No sé qué decir. Demasiada información de golpe...

Ra: no nos autoflagelemos, Alfred, el daño ya está hecho, ahora tenemos que ser fuertes por él
Alf: *una sonrisa apenada se dibuja en su cara* ha elegido bien

A los pocos minutos, vuelve el resto. Y la sala se queda en absoluto silencio mientras esperamos. Y por fin llega el médico.