CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney)

Capítulo 31 - Morado

Entro en casa y papá y Álvaro están viendo un reportaje de televisión. El árbol. El puto árbol. No está, lo han talado.

Ra: qué...qué ha pasado?
Pa: se han salido con la suya
Ra: y Agoney? Está bien?
Al: tranquilo, Raoul. Ven, voy a explicártelo

Mi hermano me lleva al sofá donde nos sentamos y empieza a hablar.

Al: a ver, cómo explicarlo?
Ra: sin rodeos, porfa, tete
Al: Ago... se quedó dormido, entonces aprovecharon para romper la cadena y talar los árboles
Ra: y eso es todo?
Al: no... ya sabes cómo es Ago, él no se puede estar quieto
Ra: *ríe y asiente*
Al: cuando se dio cuenta de lo que pasaba, se enfrentó a ellos y digamos que no acabó muy bien...
Ra: le han agredido?
Al: *asiente*
Ra: y dónde está?
Al: descansando, en mi cuarto
Ra: puedo entrar?
Al: claro, pero no le molestes mucho, necesita descansar
Ra: vale

Sin pensármelo dos veces, entro en la habitación de Álvaro y veo un bulto ocupando la cama. Cierro la puerta y me acerco.

Ra: hola, cómo estás?
Ago: *se tapa la cara con la manta* tú no, por Dios
Ra: qué pasa?
Ago: no quiero que me veas así, parece que me hayan dado una paliza
Ra: es que te han dado una paliza *ríe* déjame verte, anda

El canario, no muy convencido, se retira poco a poco la sabana de la cara. La tela blanca deja paso al rostro de Agoney. Cuando lo veo, el corazón me da un vuelco. No dejo de observar su cara magullada... incluso me atrevería a decir que puedo sentir yo mismo su dolor... Tiene un ojo morado, prácticamente negro, que es incapaz de abrir y la cara hinchada y roja debido a los golpes. Me llevo involuntariamente las manos a la boca a modo de sorpresa.

Ago: lo sé, estoy horrible
Ra: lo que estás es tonto, qué vas a verte horrible tú?
Ago: *sonríe*
Ra: y bueno cómo te encuentras?
Ago: pues me duele un poco la cabeza, creo que debería intentar dormir
Ra: vale, no te molesto más
Ago: tú nunca molestas, pollito

Le dedico una sonrisa y le doy un pico asegurándome de que mi hermano no oiga nada. Después de esto, le dejo una suave caricia en la nuca, abandono la habitación y dejo al canario descansar.

Ra: debería denunciarlos
Al: debería, pero ya sabes cómo es Agoney
Ra: lo sé *se muerde nerviosamente el labio inferior*
Al: se pondrá bien, tete, no te rayes
Ra: *pone media sonrisa y asiente*

Llega la hora a la que Álvaro debe irse a entrenar, así que (aprovechando que no está) voy a su habitación.

Ra: hola, estás mejor?
Ago: *bosteza* sí
Ra: te he traído un sándwich, por si tienes hambre
Ago: muchas gracias *sonríe*

Le doy el plato y, después de incorporarse en la cama, se come el sándwich. Nos quedamos en silencio, mirándonos. Finalmente, decido acercarme y acurrucarme en la cama junto a él. Lo envuelvo con mis brazos, le beso la cabeza y le acaricio el hombro con el pulgar.

Ago: llego a saber que me ibas a cuidar tanto y hago que me peguen antes *ríe*
Ra: no seas idiota *ríe también*
Ago: lo que más me duele es que los cabrones se salieron con la suya
Ra: y una mierda, lo que más te duele es el ojo ese morado que tienes
Ago: *ríe* pues no te creas, el morado es un color muy bonito
Ra: mira, cállate que te pongo morado el otro *ríe*

El moreno deja un tierno beso en mis labios y apoya su cabeza en mi pecho. Le levanto la cara cogiéndole el mentón con los dedos y junto nuestros labios otra vez. No aguanto más y me avalanzo sobre su cuello. Se me empieza a agitar la respiración.

Ago: *con la respiración acelerada* chiquitín...
Ra: *le da un beso* qué?
Ago: relájate que estamos enrollándonos en la cama de tu hermano
Ra: pues vamos a la mía

La propuesta pilla por sorpresa a Agoney, cuya cara de sorpresa me saca una sonrisa. Le cojo de la muñeca, vigilo a los dos lados del pasillo por si aparece mi padre y ambos entramos en mi cuarto.