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Cuando terminé de limpiar y cerrar la gran herida de Carl la noche había terminado y el sol alumbraba las calles sangrientas de Alexandria, lo habían hecho, habían terminado con todos los muertos. Salí del cuarto y dejé que trasladaran a Carl a otra habitación con cama más cómoda.

No podía alejarme mucho del niño, no me atrevía. Y al mismo tiempo quería correr lo más lejos posible. Al verlo ensangrentado, inconsciente, sentí lo mismo que el día que me arrebataron a Morgan cuando nació. Sentí que perdía una parte de mí.

No me gustaba lo que presentía. Me había encariñado con todos. Me aterraba. 

Daryl entró a enfermería, y cubrí mi boca ahogando un sollozo, pero de felicidad. Corrí hasta mi amigo y le di un gran abrazo, que correspondió luego de unos segundos.

—Pensé que habías muerto —me separé, y Daryl hizo algo parecido a una mueca antes de volver a abrazarme. Me caía genial, y me alegraba realmente que esté sano y salvo.

—Pensé lo mismo de ti —responde, y sonrío—, los demás están afuera.

Asiento con mi cabeza y veo que tiene una herida en su espalda, justo atrás del hombro. Le digo que espere unos minutos y salgo de la casa encontrándome con todo el grupo allí. Sonrío viendo a Maggie y Glenn y corro hacia ellos dándoles un fuerte abrazo, luego hago lo mismo con Aaron y Eric, y luego tomo a mi hija en brazos.

—Lo hiciste —le digo a Gabriel luego de besar la frente de Morgan— muchas gracias, Gabriel.

Le di las noticias a Spencer que nadie más se había atrevido a dar, sobre que su madre había muerto, y lloró en mi hombro durante unos minutos. Luego se quedó con gente de Alexandria, que le daban las condolencias.

Y antes de entrar a curar la herida de Dixon, saludo a la latina y al pelirrojo. Quienes se quedan cuidando de Morgan mientras hago mi trabajo. De verdad se habían hecho querer por mi hija, se ríe y se ve cómoda con ellos.

—Nos encontramos con unos tipos de regreso aquí—habla el cazador, mientras se saca la camisa y se sienta de espaldas a mí. Comienzo a limpiar la herida— buscaban a una mujer con un bebé.

Dejo de hacer lo que estaba haciendo y siento un gran nudo en la garganta que me impide responder. No oigo a más nadie, solo veo sus caras en mi cabeza.

Esto no puede estar pasando.

Pero lo sabía. Tarde o temprano pasaría.

—¿Cómo eran? —pregunté, con miedo a la respuesta.

—¿Aparte de ser unos idiotas? —responde, con el tono algo molesto— Dijeron algo de Negan. No sé de qué mierda hablaban.

Relamí mis labios y suspiré antes de hablar— ¿Los asesinaste, no es así?

—Si. ¿Me dirás qué no los conoces, o que hay muchas mujeres con bebés dando vueltas por aquí últimamente?

—Coincidencia —contesto, luego de unos segundos en silencio. Siento ganas de llorar, pero no lo hago y continúo con la herida del hombre.

—No lo creo.

—Pues supongo que todos ocultamos algo —hablo—, como tú con tus cicatrices en la espalda. —apenas toqué su espalda noté que estaba tenso, tenía un pasado poco agradable, podía notarlo— ¿te gusta hablar de ello?

—No. —gruñe.

—A mí tampoco.

—Lo mío no pone en riesgo a todos.

Mordí mi labio aguando el sollozo y carraspeo pasando el alcohol sobre la parte afectada. Daryl ni siquiera se mueve mientras lo hago.

—Mi pasado no pone en riesgo a nadie, Daryl.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora