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(ÚLTIMOS DOS CAPÍTULOS)

Volvimos al campamento en medio de la noche y prometí no decir nada. Era el secreto que nos unía a los tres. Al parecer los Salvadores se habían ido de Oceanside de vuelta al Santuario, allí estarían mejor.

Me quedé sentada frente al fuego de la fogata y allí permanecí durante una hora hasta que todos se fueron a dormir y solo quedaron los que hacían guardia, pero estaban alejados de donde yo me encontraba.

Me abracé a mí misma por la brisa nocturna que chocó con mi cuerpo y suspiré pensando en todo lo que acababa de suceder. ¿Hacía lo correcto al no decirle a Rick?

Y hablando de Rick... —¿Qué haces despierta tan tarde? —pregunta, colocando una chaqueta sobre mis hombros. Se sienta a mi lado y pasa su brazo por mi espalda abrazándome a él. Apoyo mi cabeza en su pecho y me quedo así durante un rato.

—¿Prometes que jamás de dejarás sola? —pregunto, tomándolo por sorpresa. Se separa de mí y me mira arrugando las cejas.

—¿Está todo bien?

Asiento, restándole importancia— Olvídalo, es solo que... hoy pensé en Rosita y Abraham. Siempre pienso en el dolor con el que ella vive.

—Si... —asiente, bajando el tono de voz, también le afecta hablar de ellos.

—Se burlaría todo el tiempo de Glenn y las caras que hace al cambiar el pañal de Hershel —río, imaginando la situación, y un nudo se forma en mi garganta—. Admiro a Rosita, es fuerte. Yo no podría continuar si a ti... si tú llegaras a... —no puedo terminar la oración, es demasiado difícil.

—No sigas. —me detiene, tomando mi rostro entre sus manos. Y suena estúpido, pero con entre sus brazos me siento tan a salvo— Siempre estaré contigo, Amelia. Y, espera. De hecho... —se detiene, dejándome algo confundida, y comienza a buscar algo en el bolsillo de su pantalón. Mientras rebusca se arrodilla frente a mí. Y entonces comprendo.

¿Está a punto de proponerme matrimonio?

—Eres el amor de mi vida, Amelia —me quedo sin aliento, y llevo ambas manos cubriendo mi boca con sorpresa. Me pongo de pie de golpe y lo observo en su lugar. Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas. Que llorona soy.

Oh dios. Si se está proponiendo.

—Rick...

—Déjame terminar —sonríe, y por como me mira noto claramente los nervios en su ser— te amo. Sé que odias los discursos largos y aburridos, así que lo haré fácil para ti. Me haces muy feliz, a mí y a nuestras hijas. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, quiero seguir despertando a tu lado y oírte reír todos los días —suspira, en un intento por calmar sus nervios, y mis mejillas ya son una cascada de lágrimas— Porque te amo. ¿Quieres ser mi esposa?

—¡Claro que si! —chillo, y me lanzo a sus brazos abrazándolo con fuerzas. Mojo su hombro con mis lágrimas de felicidad y Rick besa mi mano antes de colocar el hermoso anillo con la piedra que alguna vez fue demasiado costosa— ¿Dónde conseguiste ese anillo?

—Lo encontré en una joyería hace unos meses. He estado esperando el momento adecuado pero ya no aguantaba más.

—Te amo, Rick Grimes —beso sus labios velozmente y luego levanto mi mano para admirar tremenda belleza en mi dedo con mejor vista. Muerdo mi labio emocionada y vuelvo a besarlo. Rick me carga llevándome al interior de nuestra tienda. Besa mi cuello divertido y tengo que ocultar mi carcajada tapando mi boca mientras me lanza sobre el viejo colchón en el suelo. Se gira para cerrar correctamente la tienda y vuelve hacia mí quitándome mis zapatos.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora