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Dejé de correr por un segundo y miré atrás, no podía detenerme ni siquiera a pensar, no podía hacerlo, me atraparían. Solo debía correr.

"—No puedo ni verte a la cara. Un puto asco. Y despídete de esa pobre criatura, será la última vez que la veas."

Observé a mi hija para asegurarme de que estaba bien y noté algo de sangre en su mejilla. La limpié, recordando de quién era proveniente la sangre, y mientras mi pulgar se deslizaba por su rostro rompí en llanto recordando.

¿Qué estoy haciendo? Me pregunté, una y otra vez mientras oía mi corazón latir con fuerzas, casi en la garganta, quería vomitar, no podía respirar. Era libre, podía sentir la luz del sol y el aire fresco chocar con la piel pálida y lastimada de mi rostro.

—¡Busquenla! —oí un grito muy lejano, y sabía que se trataba de mí, se dieron cuenta de mi ausencia. Miré atrás con la piel de gallina y los ojos llenos de lágrimas. Estaba tan cerca y tan lejos a la vez.

"—La próxima vez que te vea te asesinaré. Lo prometo por mi puta madre. A ambas ¡Las mataré!" Aún puedo oír lo último que me dijo antes de que yo escapase, se repite una y otra vez en mi cabeza.

No pueden encontrarnos. Nos hará daño.

Mi cuerpo dolía, sentía que mis piernas me fallarían y caería al suelo en cualquier momento. Pero no podía permitir eso. Tenía que proteger a Morgan, no iba a rendirme ahora; no después de todo lo que pasé para que ella esté a salvo.

Morgan comenzó a formar un puchero con sus labios y supe que debería volver a correr antes de que todos los muertos de la zona la oigan —Tranquila bebé —mi voz se quebró, y los oí gruñir a mis espaldas, por lo que volví a abrazarla a mi pecho y nuevamente estaba corriendo en medio del bosque.

Comenzaba a verse como el final.

No sé exactamente cuánto tiempo estuve corriendo en línea recta, no dejaba de ver árboles y más árboles, parecía no tener final. No eran muchos muertos-vivos, pero con Morgan en brazos no había nada que pudiera hacer.

Solo corre.

De repente llegué a lo que parecía ser una vieja cabaña abandonada, y tuve una idea para deshacerme de ellos; aquellos seres sin vida que alguna vez fueron alguien, antes de morir... y regresar, pero vacíos, ansiosos por probar algo de carne humana.

Era mi única oportunidad.

Suspiré, no del todo segura respecto a lo que iba a hacer, pero finalmente noté que ya se aproximaban, y yo ya no podía continuar corriendo. Recosté a Morgan sobre su propia manta y dentro de un árbol hueco que estaba detrás mío.

Dejé mi mochila a un lado—Mami te ama —acaricié su manito y me puse de pie dándome la vuelta, mientras iba sacando mi navaja, caminé hasta los muertos y empujé a uno de manera que chocara con el otro y caigan a una distancia suficiente para que pueda rematar a los otros cinco.

Lo que parecía ser una anciana, con la mitad del rostro caído y una enorme mordida en el hombro, estiró sus brazos hacía mí, pero fui más rápida y coloqué una de mis manos en su cuello mientras que con la otra enterraba el cuchillo en su cráneo.

Darle a la cabeza; la única forma de terminar con ellos.

Oía a Morgan llorar a todo pulmón, y temí que con eso más muertos se acercaran a la zona. Pero aún tenía que encargarme de los otros seis. Fue fácil rematar a los siguientes 2, ya que venían algo distanciados de los otros, pero cuando iba a encargarme de los demás tropecé con algo que había en el suelo y eso hizo que ambos muertos se me lanzaran encima.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora