Estábamos por salir, en busca de Gabriel, pero primero quería hablar con Rick. Los nervios me estaban matando, no podía entrar a la habitación, todavía no me decidía sobre que hacer.
Suspiré una vez más y abrí la puerta, lo vi terminando de colocarse su camisa negra, de espaldas a mí, y luego se giró.
—¿Necesitas algo? —preguntó sin más, dañándome nuevamente con su indiferencia.
Di un paso al frente y me crucé de brazos, no sabía como comenzar a hablar—Si.
—¿Qué?
—Quiero hablar contigo.
—¿Cuántos caminantes has matado? —pregunta, interrumpiéndome, y me fue imposible no fruncir el ceño por su extraña pregunta. Por un momento creí que estaba bromeando.
—¿De qué hablas Rick?
—¿Cuántos caminantes has matado? —repite, con el tono de voz más grave, y coloca una mano sobre su cintura poniendo todo el peso en ella. No dejo de mirarlo en ningún momento, y al parecer él tampoco: a pesar de que tiende a no mirar a las personas a los ojos cuando habla.
—No llevo la cuenta —respondí, cansada y confundida.
—¿Cuántas personas has matado? —vuelve a preguntar, y finalmente comprendo a lo que quiere llegar. Quiere la verdad.
—Ya te lo dije.
—No solo a las personas de Hilltop o los Salvadores que asesinaste cuando escapaste. Quiero saber la verdad, toda la verdad.
Carraspeé garganta intentando controlar las ganas de quebrar en llanto que tenía, jamás, en todos mis años con Negan, me había replanteado la cantidad de vidas que quité, nunca lo había pensado, no quería hacerlo; pero ahora me estaba matando por dentro, todos los días, no dejo de pensar en ellos.
—Responde. —insiste el hombre parado frente a mí.
Niego varias veces, sintiendo mis ojos arder—Veinticinco. —confieso luego de unos segundos, con la voz rota, y bajo la cabeza con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Por qué? —pregunta, casi susurrando, y suspiro sin poder contestar— No tenías una razón, simplemente lo hiciste. Eres una asesina, Amelia.
Veo una pizca de arrepentimiento en su mirada al decir la última frase, pero igualmente no vuelve a decir nada más. Me acerco y estampo la palma de mi mano contra su mejilla. Gira la cabeza por el impacto, pero vuelve a mirarme— No te atrevas a decirme eso. No eres diferente a mí. Has matado a cualquiera con tal de proteger a tu familia. ¡Pues Morgan era la única familia que tenía! Tú más que nadie deberías entenderlo.
—Confiamos en ti. Nos convertimos en tu familia también.
—Lo siento —sollozo, parada como una niña indefensa frente al hombre que yo amaba.
—Carl confió en ti. Yo confié en ti. —lo último lo dice más bajo, como si fuera difícil para él decirlo. Bajo mi cabeza nuevamente, y sé lo que viene a continuación.
No podré quedarme aquí.
—No hace falta que lo digas —me adelanto, más firme esta vez—. Por la forma en la que me has mirado todo estos días sospeché que me echarías tarde o temprano. Maggie quiere que esté allí con ella.
—Quise hacerlo —dice, negando— de verdad pensé en sacarte de Alexandria. Lo estuve pensando, pero no puedo —ríe amargado, sin gracia alguna, y yo levanto mi cabeza confundida— y luego encontré esa carta. Esa maldita carta... no he podido sacarte de mi cabeza, cada vez que te miro, cada vez que te oigo... eres tan valiente, ni siquiera dudaste en volver al Santuario para salvar a Daryl. Te preocupas por mis hijos como si fueran tuyos y... y yo quiero perdonarte. Pero tengo miedo.
—¿A qué te refieres? —pregunto, impactada por sus palabras.
—Habrá gente que querrá asesinarte, desconfiarán de ti.
—Siempre la hubo. Sé que no justifica nada, pero Negan... estuve a punto de quitarme la vida, Rick, si no hubiera sido por Morgan yo... yo no estaría aquí. Ese hombre me convirtió en esto... me da asco pensar las cosas que he hecho. Pero no tenía opción. Él me manipulaba, me torturaba. Toda la gente que maté. Eran ellos o yo. Nadie me iba a proteger, estaba sola.
Ninguno dice nada durante un buen rato, parece querer decir algo pero no se atreve, hasta que finalmente lo hace —Pero ahora estoy yo. —da un paso al frente, acercándose a mí, y guarda silencio durante unos segundos— Negan no volverá a tenerte jamás ¿me oíste? —toma mi rostro entre sus manos y juro que mi corazón va a salirse de mi pecho— Te protegeré, Amelia, porque te amo.
Río sintiendo como mi cuerpo entero se erizaba, de repente el peso que cargaba en mi pecho se volvió liviano, y entre lágrimas cierro mis ojos al ver su rostro a centímetros del mío. Junta nuestros labios lentamente, casi en un roce, y siento que aquella parte rota y vacía de mí vuelve al saber que Rick me perdonó, o que al menos lo intenta.
—Yo también te amo, Rick —apoyo mi frente contra la suya sin abrir mis ojos y nos quedamos así, juntos, abrazados, finalmente bien—. Perdóname, jamás pensé que todo sucedería tan rápido, Glenn y...
—No —me detiene, negando levemente con su cabeza— ya lo sé, te conozco. Sé que en Hilltop te dije que ya no lo hacía, pero sí, Amelia: te conozco, te conozco más que Negan o ese Dwight con el que estuviste —nombra al rubio con desprecio— te conozco porque ésta eres tú, la verdadera tú... la que salvó a Carl, la que salvó a Glenn. Esa eres tú, Amelia.
Sonrío, entre lágrimas, pero no digo nada, me quedo simplemente admirando a Rick Grimes parado frente a mí con los ojos aguados también, y sé que no es solo por mí, si no por la situación. Está cansado, agobiado y no sabe que más hacer para terminar con Negan y los Salvadores.
De repente oigo la puerta a mis espaldas abrirse, y apenas giro veo una cabellera castaña bajo un sombrero de sheriff asomarse. Apenas nos ve a ambos levanta su ceja y veo una leve mueca de lado en su rostro.
—Al fin —comenta bufando, divertido, y luego mira a su padre— los demás ya están listos.
Rick asiente, y me mira —Vámonos.
(...)
Llegamos a un lago con un bote en medio de él, de esos que son como una casa flotante. Rick dijo que allí era donde Aaron y él habían estado días atrás en busca de provisiones para Negan. Examino el lugar y no parece estar habitado, más bien se cae a pedazos de lo abandonado que está.
—No creo que Gabriel esté aquí.
—No él, pero si la persona que se lo llevó —comenta Aaron, caminando a la par mía. Asiento dándole la razón y continúo caminando sin decir nada más. El grupo va en silencio.
Era difícil y extraño estar afuera sin Dixon molestando alrededor mío, a pesar de que era una persona de pocas palabras. Su ausencia se hacía notar exageradamente.
Daryl se había quedado en El Reino, ya que aquí no era seguro por los Salvadores, pero conociéndolo no aguantará mucho y querrá volver pronto. Aunque no es estúpido, no dejará que ningún Salvador lo encuentre, estoy segura.
Y hablando de El Reino... no aceptaron ningún trato a pesar de las insistencias por parte de Rick. Morgan, el sujeto que era viejo amigo de Rick, estaba allí con Ezekiel. Contó que Carol se había ido luego de pasar un tiempo en aquel lugar, pero aseguró que estaba bien. Tara se encargó de contarme todo en el camino hasta aquí.
Revisamos por las orillas hasta que Rick encontró algo, ya que se agachó en el suelo de espaldas a los demás. Me quedé parada al lado de Tara y Rosita, con mi pistola en el cinturón y el cuchillo en mano.
Rick gira su cabeza y me hace una seña para que me acerqué, lo hago y veo en el suelo algunas huellas de alguien. Seguimos éstas hasta que llegamos a un tipo de basurero.
De repente oímos un ruido, y nos dimos cuenta de que algunas personas nos estaban apuntando con sus armas. No eran de Hilltop, ni El Reino ni nadie conocido. Levanté mi pistola. Pero Rick bajó su arma mientras la gran cantidad de gente nos rodeaba.
Lo miré confundida, se veía calmado e incluso alegre. Di unos dos pasos hasta estar al lado de él y me miró de reojo, colocó su mano sobre la mía bajando mi pistola y luego sonrío mirando a todos los desconocidos.
Esta era nuestra oportunidad.
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Familia (Rick Grimes) 1
FanficAmelia llega a Alexandria con un bebé de mes y medio junto con pasado totalmente misterioso que Rick Grimes no cree que sea tan importante. Pero todo cambia cuando las cosas se complican en la comunidad, y algunos sentimientos salen al aire. Comien...