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—¿Podrías dejar de sonreír? —pido, entre dientes, al ver que Rick ingresa al lugar con una gran sonrisa en el rostro— Comienzas a asustarme.

Nos quitaron nuestras armas y nos llevaron a un lugar que literalmente era un basurero; sucio y lleno de chatarra. La gente caminaba a nuestro alrededor como si nada, sin hablar entre ellos, sin mirarnos. Se mantuvieron así, andando, hasta que se acomodaron uno al lado del otro formando un circulo.

—¿Actúan colectivamente o hay un líder? —pregunta alguien detrás de nosotros. Una mujer, de pelo por encima de los hombros y flequillo. La líder, seguramente.

—Este —una mujer toma a Rick por el hombro y lo empuja. La miro seriamente y luego sigo con la mirada a la líder, que camina hasta Rick. Comienzo a preocuparme.

—Hola, soy Rick —se presenta, como si de una entrevista de trabajo se tratase.

—Sus vidas nos pertenecen, ¿las quieren de vuelta? —bufo. Excelente, otro grupo psicópata.

—Ustedes tienen uno de los nuestros. Quiero verlo primero, luego podemos hablar —le responde Rick, y la mujer relame sus labios. No dejo de mirarla en ningún momento, alerta a cualquier movimiento de ataque.

La líder le hace un asentimiento con la cabeza a la rubia que empujó a Rick, y parece ser la segunda al mando. Camina hasta irse del circulo que formaron ellos mismos, pero no me preocupo en observar a dónde se dirige, simplemente observo a la de flequillo.

Luego de unos segundos aparece con Gabriel, que no parece haber sido maltratado. El padre nos mira a todos asombrado e intenta sonreír al darse cuenta de que vinimos por él. Lo sabía, no escapó. No es capaz.

—Las cosas que tomaron de barco fueron tomadas —prosigue ella—. Las vimos, entonces nos llevamos el resto. Luego nos lo llevamos a él.

—Entonces saben que no tenemos nada para darles a cambio. Pronto eso mismo tendrán ustedes: nada. Porque mi gente y yo ya somos víctimas de ese grupo que tomó las provisiones del barco. Se hacen llamar Salvadores —aun tengo un escalofrío cada vez que oigo esa palabra—: ellos son dueños de nuestras vidas. Y si nos matas les estarán quitando algo a ellos. Y vendrán a buscarlo. Con los Salvadores solo tienen dos opciones: te matan o se apoderan de tu vida. Pero hay una salida. Únanse a nosotros, pueden enfrentarlos con nosotros.

La mujer lo mira durante unos momentos, y luego hace una mueca— No. —responde, y hace una seña con su dedo para que se lleven a Gabriel de vuelta.

Tu discurso fracasó, Rick.

Creo que se dio cuenta de eso. Ya que la extraña y hermosa sonrisa que tenía plantada en su rostro se borró apenas Gabriel desapareció de nuestras vistas.

Comenzaron a acercarse a nosotros, para atacarnos supongo, pero antes de que una mujer tomé a Rosita por la espalda, ella le dio un golpe con la cabeza que hizo caer a la mujer.

—Rosita, ¡no! —la intentó detener Aaron, pero entonces lo golpearon con un palo. Le di una patada a la mujer que acababa de golpearlo y ella cayó sobre otro sujeto de su grupo. Ayudé a levantarse a Aaron rápidamente mientras veía como Tara peleaba con otra mujer.

Intentaron golpear a Rick pero lo tomé por el cuello, ya que estaba detrás del hombre, y lo tomé de rehén haciendo presión en su cuello.

—¡Deténganse, ahora! —gritó el castaño, pero nadie se detuvo. Gabriel logró zafarse y tomó un cuchillo de uno de ellos.

—¡Déjennos ir o la mato! —todos giraron a verlo, y para nuestra sorpresa tenía a la mujer rubia de igual forma que yo al sujeto pero a diferencia de que el Padre tenía un cuchillo a su favor.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora