Familia (Rick Grimes) 1

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Lo logró. Mi hermanito menor está vivo y frente a mí.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —pregunto, una vez que quedamos a solas ambos. Maggie dejó que Alden salga de donde lo tenían retenidos y nos dejó su oficina a solas para poder hablar.

—En el puesto. Siempre lo estuve —responde, y aprieto mis labios. ¿Cómo es posible que jamás lo vi? Las cosas habrían sido tan diferentes con él a mi lado—. Hace tiempo oí sobre ti, pero jamás creí que fueras realmente tú, Amelia. ¿Son ciertas las cosas que dicen?

—Cambié. —respondí. Sabía perfectamente que los rumores corrían a través de toda la gente de Negan, y los míos no eran tan buenos, por así decirlo. Era la mano derecha, yo hacía el trabajo sucio, yo era un monstruo más.

—Cuando dijeron que Simón había ocupado el puesto de Amelia, oí tu nombre por primera vez, y me negaba a creer que eras tú aquella que había asesinado, traicionado y escapado. Pero al fin y al cabo... siempre fuiste tú.

—Las cosas no son como tú crees, hermano. —comienzo a decir— Todo lo que hice fue para ayudar a alguien más.

—Lo sé. Te conozco, Amelia, sé que sigues siendo tú. Eres mi hermanita mayor, eres inteligente... papá siempre dijo que eras mi ejemplo a seguir; él te adoraba.

—Lo extraño, a pesar de que era un idiota.

Alden sonríe bajando la cabeza y luego asiente— Yo también.

—Escapé del Santuario porque decidí hacer las cosas diferentes. Por mi bebé.

—¿De qué hablas? —pregunta, con su típica pose cruzado de brazos y el ceño fruncido. Dios, aún no puedo creer que esté en frente mío.

—Eres tío, Alden. Tengo una bebé, se llama Morgan.

Alden levanta sus cejas con asombro y luego se acerca a mí para abrazarme.

—Felicitaciones, hermana. —luego de separarnos, me mira— Ya quiero conocer a mi sobrina.

—Lo harás. Y conocerás a Carl y Judith.

—¿Quienes son? —pregunta, totalmente perdido.

—Los hijos de Rick. Son mi familia ahora, ellos tres. —explico, y Alden arruga las cejas nuevamente.

—¿Rick, el Rick que está peleando contra Negan?

Asiento mientras vuelvo a tomar mis cosas— Él me salvó apenas escapé del Santuario, a pesar de todo me perdonó y estoy con él. Lo amo, hermano, y tengo que salir de nuevo, aún no le he encontrado. Está allí afuera, tal vez necesite ayuda con algo.

—Está bien. Voy contigo.

Estaba a punto de asentir, pero alguien a mis espaldas nos interrumpió:—No lo creo —giro y veo a Maggie parada en la puerta—. Es tu hermano, Amelia, pero no deja de ser un Salvador. Se quedará con los otros.

—¿Qué? —niego— No nos traicionará, Maggie. Yo también era una de ellos, pero ya no. Estoy contigo, con ustedes.

—¿Le has preguntado que es lo que quiere él? —me cruzo de brazos y giro para mirar al rubio. Él se encoge de hombros.

—Yo estoy con mi hermana, no importa que es lo que decida.

—Me alegra oír eso —contesta Maggie—, pero te quedarás de todos modos, al menos por esta noche.

—Está bien. Y luego se va conmigo a Alexandria —propongo, y Maggie termina aceptando. Me despido de ella y Jesús y me preparo para salir nuevamente. Apenas salgo de la mansión, noto que la esposa de aquel sujeto que asesiné hace tiempo atrás me mira de manera penetrante mientras afila un cuchillo.