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Comenzaba a amanecer cuando ya estaba por llegar a mi destino, y no me cansaré de decirlo; odio correr.

Puedo entrar al Santuario sin problema alguno, conozco los horarios, entradas y salidas. Ingreso al pasillo donde el cuarto oscuro donde metían a los prisioneros está e intento abrir la puerta para confirmar que estaba cerrada con llave. Bufo girando mi cabeza para todos lados y camino lentamente hasta doblar donde la habitación de D está.

Abro la puerta y asomo mi cabeza para confirmar que no hay nadie. Apenas veo su habitación, miles de recuerdos me hacen quedarme congelada durante unos segundos. Suspiro e ingreso cerrando la puerta a mis espaldas, una vez que consigo la llave, que estaba segura que D la tenía, y un cuchillo por las dudas corro nuevamente hasta la habitación oscura pero alguien me llama a mis espaldas.

—¿Amelia? —giro mi cabeza y veo a Mike, uno de mis viejos amigos. Levanto mis cejas con asombro y camino hasta él asegurando que está solo— ¿qué haces aquí? Pensé que habías escapado hace meses. Nos hicieron buscarte por todos lados.

—Regresé por un amigo —suelto, sin preámbulos, y Mike frunce el ceño, señala con su dedo en dirección a la puerta en la esquina del pasillo. Asiento— Daryl.

Mike suspira y asiente varias veces. Parece comprender. Extiende sus brazos para abrazarme y no me niego, era divertido trabajar con él. Luego de unos segundos me separo dispuesta a alejarme pero Mike toma mi muñeca deteniéndome.

—¿Qué haces? —pregunto. Tirando de mi brazo para soltarme.

—No puedo dejar que te vayas. Lo siento.

—Mike no—niego, intentando no hacer nada de ruido para no empeorar las cosas. Mike intenta sacar su radio para avisar, pero saco mi cuchillo e intento evitarlo. Es inútil ya que él es más rápido y me da un solo golpe en mi mejilla haciendo que caiga al suelo. El cuchillo se me cae y queda a unos cuantos metros más adelante. Lejos de ambos.

Lo miro y él me mira, e intento correr hacia el cuchillo pero tira de mis piernas volviéndome hacia atrás. Giro mi cuerpo y le doy una patada en la cara haciendo que caiga de trasero. Me pongo de pie e intento correr esta vez hacia la habitación donde esperaba que Dixon esté, pero Mike me agarra de la pierna haciéndome caer. Se pone sobre mí con todo su peso evitando que pueda levantarme y comienza a estrangularme.

Siento los ojos llenos de lágrimas al sentir como se me va el aire y solamente puedo pensar en Morgan. No podía morir y dejarla sola, no hasta que este mundo sea seguro para ella.

No hasta que asesine a Negan.

—¡Tú hiciste esto más difícil! —exclama, haciendo presión sobre mi cuello con ambas manos. Llevo las mías a su rostro en un intento por alejarlo pero él me da un manotazo alejándolas.

Llevo mi mano al pequeño bolsillo en la parte delantera del pantalón y saco la llave con mis manos temblando. Con todas mis fuerzas clavo la llave en su ojo y lo saco de encima de una patada, rápidamente me dirigo hacia Mike, mi viejo amigo, y cubro su boca para que no comience a gritar. Intenta sacarse la llave pero yo me adelanto y con mi mano libre la saco de allí para luego clavarla en su cuello, una y otra vez con fuerza.

Quedo completamente bañada en su sangre. Y no puedo creer lo que acabo de hacer.

Soy una asesina.

Nunca dejé de serlo. Nunca podré dejar de serlo.

Me pongo de pie, aún en shock, y limpio la llave en mi camisa mientras corro hacia la habitación donde Daryl debería estar. Abro la puerta y lo que veo destroza mi corazón en mil pedazos.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora