Estábamos a menos de diez minutos de llegar a Alexandria y Carl se había dormido hace unas cuantas horas luego de reír, cantar, hablar y de más en el trayecto. Con mi mano toqué su hombro para que despertara, y cuando lo hizo me miró.
—Ya casi llegamos. Oye, quiero decirte que tal vez las cosas cambien cuando volvamos. Pero que aprecio mucho que me hayas llevado a tu antiguo hogar, y espero pronto poder contarte toda mi historia también. Quiero que confíes en mí.
—¿Pasa algo?
—Hablaremos cuando lleguemos. Tengo cosas que contarles a todos.
—¿Estás bien?
—Sí, por supuesto.
—Está bien. —no decimos nada durante unos segundos, pero sé que no quedó conforme— ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, cariño —respondo, sin darme cuenta la forma por la que lo había llamado.
—¿Dónde está tu familia?
Trago saliva y lo pensé durante unos segundos, podía decirle la verdad, sin mentir— Nunca me llevé demasiado bien con mi padre, tenía una esposa rubia plástica insoportable —río— y había engañado a mi madre con esa mujer. Eso fue cuando yo era tenía unos tres, luego tuvieron a mi medio hermano Alden.
Suspiré, y apreté el volante entre mis dedos antes de continuar.
—Al principio lo odiaba, sentía que ese pobre bebé rubio tenía la culpa de todo, pero luego de unos años se volvió mi alma gemela, nos llevamos tres años, nos veíamos siempre a pesar de que él vivía con mi padre y yo del otro lado de la ciudad con mi madre... hasta que murió en un accidente, antes de todo esto.
—Lo siento.
—Ella no habría sobrevivido a este mundo, es demasiado para ella. Está en un lugar mejor —sonrío, tranquilizando a Carl—. Mi padre me buscó en la universidad apenas escuchó las noticias, él estaba con su familia. Escapamos los cuatro, y sobrevivimos durante un tiempo hasta que... —mi voz se quiebra— Alden y yo estábamos teniendo una estúpida pelea, ni siquiera recuerdo de qué, y una horda nos sorprendió. Papá se sacrificó por nosotros, luego mordieron a la esposa y Alden y yo tuvimos que separarnos. No lo he vuelto a ver desde entonces, pero sé que está bien. Él es fuerte.
—Lo volverás a ver.
—Eso espero —concuerdo.
Era de día, recién amanecía, y las murallas de Alexandria se dejaban ver frente a nosotros—Llegamos. Finalmente —Anunció, mientras observo como abren las rejas.
—¿Amelia? —murmura Carl con la cabeza baja, como avergonzado— te mentí. No avisé que íbamos a salir.
—¡Carl! —chillé, al ver como Rick aparecía casi corriendo desde el otro lado de la reja. Me bajo del coche y Grimes abraza a su hijo desesperado. Rasco mi brazo y los observo en silencio.
—¿Dónde estaban? —pregunta, casi gritando, y rodea el auto casi corriendo hasta mí. Pienso que va a reprocharme el haber sido una irresponsable pero lo que hace en lugar de eso es rodear mi cuerpo con sus brazos y apretarme a él— Estaba preocupado por ambos.
—Conseguimos cosas, muchas —explica Carl—, es mi culpa. Le dije a Amelia que tú sabías.
Rick se separa de mí y me mira, yo niego— Fue mi idea salir, lo siento. Sé que te preocupaste por Carl pero...
—Estaba preocupado por los dos, ¿están bien? —me interrumpe, asiento algo sorprendida y Carl también mueve su cabeza— entonces no hay problema. Entremos.
(...)
Me había dicho que la latina se había ocupado de cuidar a Morgan hoy, así que me dirigí hacia allí.
Entré a la casa donde Rosita vivía y le di un fuerte abrazo de saludo. Luego me quedé con ella un rato y me contó que estaba mal, al parecer Abraham la había dejado, y ella estaba segura de que al pelirrojo le gustaba alguien más. Le di mi apoyo y la acompañé durante media hora y luego me dirigí hacia mi casa con Morgan en brazos.
Afuera estaba Daryl con su motocicleta.
—¿No te la habían robado? —pregunto al recordar que unos sujetos se la sacaron cuando todo el plan de los caminantes se fue a la mierda hace unas semanas. Dixon levanta la mirada al verme, se pone de pie y camina hasta mí, le doy un fuerte abrazo con cuidado de no aplastar a la bebé en mis brazos.
—¿Dónde carajos te metiste, estúpida?
—Yo también te extrañé —ruedo mis ojos y me siento en las escaleras junto a Daryl— salí a buscar suministros con Carl, tuvimos suerte, trajimos varias cosas.
—Rick estuvo como loco buscándolos, casi que cancela todo.
—¿Cancelar qué?
—¿No oíste las noticias aún? —pregunta, burlesco, y niego con mi cabeza— Que te diga Rick, tengo que salir con Denise.
—¿Harás de niñera hoy? —río, mientras lo observo levantarse y comenzar a caminar. Me mira mal y me saca el dedo del medio. Sonrío nuevamente antes de ponerme de pie y caminar derecho a mi casa. Subo al segundo piso y saludo a Judith con un beso en su frente, luego dejo a Morgan dormir en su cuna y bajo al primer piso.
Sentía algo... no estoy segura qué, pero me tenía mal. Ingreso a la cocina y me busco un vaso de agua. Me quedé un rato largo ahí, por fuera estaba limpiando, pero en mi cabeza repetía una y otra vez todo lo que les diría a mi grupo. Preparé una mochila, en caso de que nos echen, y le di de comer a Morgan.
Los nervios no me permitían quedarme quieta.
Rick ingresa y se queda mirándome— Hicimos un trato con Hilltop —anuncia, y lo miro con los ojos bien abiertos— Nos darán cosas a cambio de terminar con un grupo que los ha estado amenazando. Se hacían llamar Salvadores y ya los asesinamos a todos ayer —mis manos se hacen de gelatina, y el vaso se cae de mis manos hasta chocar contra el suelo haciéndose pedazos.
¿Qué habían hecho?
—¡Mierda! —chillo, intentando aguantar las ganas de llorar, me agacho y comienzo a tomar los trozos de vidrio, pero siento la mano de Rick tomar la mía y hacerme mirarlo a los ojos.
—Relájate —sonríe de lado—, ya terminó. Secuestraron a Maggie y Carol pero pudieron acabar con ellos. Tarde o temprano iban a encontrar Alexandria, fue lo mejor terminarlo antes de que empiece. El líder se hacía llamar Negan. Pero ya no están.
—Rick... —carraspeo, disimulando la voz quebrada— ¿cómo encontraron el lugar? —pregunto, al recordar que nadie sabía la ubicación del santuario. Con el corazón en la garganta del terror, solo quería oírlo decir que era todo una broma, que no habían comenzando el final de nuestras vidas.
—Jesús nos dijo. Era al norte, donde está el satélite gigante —dejo de respirar por un segundos, y siento que todo a mi alrededor da vueltas. No asesinaron a todos, ni siquiera terminaron con la vida de la mitad: solo era un puesto de avanzada, el único que Jesús conoce.
Ahora Negan sabrá de nosotros.
Esperé demasiado. Y ahora todos estábamos en peligro.
Niego con mi cabeza y mis ojos se llenan de lágrimas sintiendo un gran dolor en el pecho que me estaba empezando a costar el respirar —Rick, lo siento tanto. Tengo que contarte algo —sollozo, y él me mira confundido y a la vez asustado, no entiende nada.
—¿Qué sucede, Amelia, por qué estás así?
Abrí mi boca para hablar, pero entonces alguien abrió la puerta con brusquedad. Era Abraham, con las manos llenas de sangre
—¿Qué sucedió?
—Es Eugene.

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Familia (Rick Grimes) 1
Fiksi PenggemarAmelia llega a Alexandria con un bebé de mes y medio junto con pasado totalmente misterioso que Rick Grimes no cree que sea tan importante. Pero todo cambia cuando las cosas se complican en la comunidad, y algunos sentimientos salen al aire. Comien...