Familia (Rick Grimes) 1

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Al parecer me iban a entrevistar para ver si podía quedarme o no. Y no lo negaré, me ponía algo nerviosa, era mi primera vez fuera de ese lugar.

—Lamento lo que sucedió allí afuera. Rick llegó hace poco y son algo... especiales. Han estado allí afuera todo este tiempo, sé que nos ayudarán a progresar, pero mis hijos —hizo una pausa, seguida por un suspiro—, no creen que sea buena idea. ¿Te molesta si te grabo?

Negué, y me senté en un sillón, frente a la mujer adulta, con Morgan en mis brazos.

—Es increíble este lugar, Deanna. El fin del mundo no parece haber llegado aquí dentro.

Ella asiente mientras acomoda la cámara frente a mí. El pequeño sofá es más cómodo de lo que pensé. Hace tiempo no sentía esta comodidad. Las casas estaban decoradas como antes, los muebles brillaban, las calles estaban limpias y la gente vestía normal. Me costaría tiempo acostumbrarme.

—Oh créeme, llegó. El fin del mundo llegó aquí también. Hemos pasado por mucho, como todos. Ha sido difícil mantener todo en orden, pero lo llevamos adelante. Cuéntame sobre ti. ¿De qué trabajabas antes de esto?

Relamí mis labios y me encogí de hombros antes de hablar— Era estudiante de medicina, apenas me recibí todo esto comenzó. Era buena en ello. —una nostálgica mueca se forma en mi rostro. Mi padre solía estar muy orgulloso de mí. Si tan solo supiera en lo que me he convertido.

Juré intentar salvar cuantas vidas puedas, es casi irónico que estos últimos años hice todo lo contario.

—¿Oh, enserio? Que bueno saberlo, podrás ayudar a Pete en la enfermería. Ha estado solo allí dentro desde siempre, tiene a Denise, pero la pobre no sabe nada —ríe, con confianza.

Morgan se comenzó a quejar en mis brazos, así que la comencé a mover lentamente para que vuelva a dormirse—Sería bueno ayudar —contesté con sinceridad, bajo la atenta mirada de la mujer—, pero tengo que cuidar de Morgan.

—Oh, alguien puede cuidar de ella mientras trabajes así que... —apretó los labios al ver mi reacción a su propuesta— no confías en nosotros aún. No te preocupes, lo harás. Es un buen lugar.

"—Esa niña no durará ni dos segundos allí afuera. ¡Lo sabes! Cuando muera será tu culpa y solo tuya"

—Eso espero.—sonreí—Porque si algo le sucede a mi hija, no dudaré en asesinarlos a todos —la sonrisa que anteriormente invadía mi rostro se borró, y ahora estaba totalmente seria. Tal vez había sido muy dura al decir eso, pero simplemente se escapó de mis labios.

Era nueva en todo. En tener hijos, en sociabilizar con gente buena, en estar libre, en todo. Tenía miedo. Mi cabeza no dejaba de repetirme todos los peligros que corríamos y de culparme por todo lo que no le cuento a esta gente sobre mí.

Era una tortura.

Deanna abrió la boca con sorpresa, y no dijo nada durante unos segundos, pero luego tragó saliva y me sonrió con una muy incómoda mueca—¿Y qué edad tienes?—. Cambió de tema.

La mujer frente a mí lucía alegre y feliz de estar entrevistándome, aunque me causaba un mal presentimiento, algo que me preocupaba por completo: debilidad. Aquí nadie sabe defenderse —No lo sé exactamente —sonreí avergonzada—, supongo que unos veintiocho.

—Rick me dijo que las salvó de unos caminantes, ¿sabes defenderte de ellos? —preguntó.

—Si, por supuesto, tuve que aprender a hacerlo hace tiempo... Pero cuando estoy con Morgan es complicado, casi siempre me encuentro con grupos grandes —al principio no entendí a qué se refería con caminantes, pero luego me di cuenta de que así los llaman, al igual que Rick cuando me hizo las preguntas. Me gusta ese nombre, caminantes.