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Cuando mi momento de debilidad pasó, ambos subimos al coche y no volvimos a decir palabra alguna. Pero al parecer la suerte no estaba de nuestro lado, ya que el coche no arrancó. Comenzaba a hartarme estar aquí sin hacer nada.

No sé si traíamos más gasolina, Alexandria estaba abandonada, y estábamos a mitad del camino. Solos.

—Tengo que ir con ellas —dije refiriéndome a las bebés, volviendo a bajar del coche y comenzando a caminar con las pocas fuerzas que me quedaban, me sentía débil física y mentalmente.

—Amelia, espera —me intenta detener Rick, pero yo le ignoro y continúo caminando por el medio de la carretera. Grimes intenta tomar mi muñeca y me suelto de un tirón girando para verlo a los ojos.

—¡Te dije que no! —levanté el tono de voz— No puedo dejar que nada les suceda, no a ellas. Tenemos que estar allí.

—Están a salvo en Hilltop.

—Carl también estaba a salvo. Pero... —mi voz se quiebra, y debo bajar la cabeza para ocultar mis lágrimas— de repente ya no lo estaba. Y ni siquiera pude, ni siquiera pude despedirme.

—Carl dejó cartas, te dejó una a ti y otra para Morgan y Judith. —levanto mi cabeza y nuevamente siento ganas de llorar. Lo tenía todo planeado— Dejó una para Negan.

—¿Qué? —arrugo las cejas, ¿por qué haría algo así?

Él suspira, y asiente igual de sorprendido que yo. —Necesito hablar con Jadis, pero primero tengo que llevarte a Hilltop.

—¿Por qué ahora? —pregunto— ¿y para qué me llevarás a Hilltop, Rick? No hay nadie allí que pueda ayudarme, Denise murió, el doctor de Maggie también. Todos mueren, no hay manera de detenerlo.

—Entonces déjame curarte.

—Tú no sabes cómo.

—Enséñame. —toma mi mano— Pero déjame llevarte a salvo, por favor, necesito que estés a salvo.

—¿Y pretendes ir allí sólo? —suelto su mano— ¿acaso quieres... quieres morir también? —mi voz se quiebra, y por unos instantes me es imposible continuar.

—Jadis y su gente fueron conmigo al Santuario. Los Salvadores los vieron, serán un blanco también. Aún los necesitamos, son nuestros, no de ellos.

—Entonces iré contigo. Y luego regresamos juntos.

—No, Amelia —dice, refregando su rostro con su mano—. No puedes ponerte en riesgo, estás herida.

—Me siento bien. —miento, sentía que mis piernas temblaban y tenía un gran nudo en mi garganta.

—Estás bañada en sangre, claro que no estás bien. Tienes que ir.

Suelto su mano y me cruzo de brazos—Iré contigo...

—¡No! —grita, haciéndome sobresaltar, y veo que sus ojos brillan debido a que tiene nuevamente lágrimas en ellos. Mi corazón vuelve a latir con fuerza al verlo así, no podía, era simplemente demasiado—¡No puedo perderte a ti también, Amelia! —solloza, y muerdo mi labio aguantando mi llanto mientras rodeo su cuello con mis brazos.

—Estamos juntos en esto, Rick. No te dejaré, no ahora.

Él suspira, pero termina asintiendo. Ninguno tenía fuerzas para discutir, no hoy. No sin Carl dándome consejos de como arreglar las cosas — Yo... bien, está bien.

Por primera vez en el día algo salía bien, ya que había un bidón de gasolina en la parte trasera de nuestro automóvil, y pudimos movernos fácilmente hasta donde Jadis y su gente vivía.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora