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(ÚLTIMOS TRES CAPÍTULOS)

El día familiar no duró mucho. Ya que uno de los hombres que viven en Alexandria vino a informarnos que en Oceanside las cosas no iban para nada bien. Habían asesinado a uno de los Salvadores y no se sabía quién era el asesino.

Rick se despide de mis hijas y sonrío con ternura al ver nuevamente cómo las trata con tanta dulzura. Es un buen padre. Luego besó mi frente rápidamente y salió por la puerta. No le gusta despedirse, lo sé porque ni siquiera me mira a los ojos cuando lo hace.

Besé la cabeza de mis hijas rápidamente y le agradecí una vez más a la anciana que cuidaba de ellas mientras no estaba. Agradecí que ambas estuvieran durmiendo una pequeña siesta así la despedida no era tan difícil, Morgan suele llorar cuando nos vamos. Salí de mi casa y caminé hasta la entrada donde Rick se preparaba para partir.—Iré contigo. —Anuncié, mientras colgaba mi mochila en mis hombros y me acercaba a él.

Él me miró y apretó los labios—No. Quédate con las niñas.

Negué acercándome al caballo—No estaba preguntándote. Iré. —lo miré y antes de que diga algo me adelanté:— Estoy cansada de quedarme aquí siempre, además, los Salvadores confían en mí. Hablaré con ellos para que no haya ningún tipo de conflicto con los demás.

Rick parece pensarlo durante unos segundos y luego termina asintiendo. Sonrío sin mostrar mis dientes, triunfal, y él se acerca a mí colocando sus manos en mi cintura.

—Sé que dije que pasaría todo el día con las niñas, lo siento...

—No, amor —llevé mi mano a su mejilla y negué—. Nos necesitan, ellas lo entienden. Además, volveremos pronto.

—Lo sé —suspira, y junta nuestros labios antes de volver a hablar:— Te amo.

—Y yo a ti. —Rick sube al caballo y luego yo, rodeando mis brazos por su abdomen hasta juntar mis manos por delante. El viaje no es tan largo, pero hay que llegar en cuanto antes para que nadie salga herido.

(...)

Llegamos a Oceanside y todo está peor de lo que imaginamos. Una pelea está a punto de comenzar.

Rick saca su pistola y se detiene en medio de la multitud separándolos, y de paso para que yo baje del caballo. Divisto frente a nosotros los Salvadores enfrentados a los demás a punto de comenzar una pelea. Llegamos justo a tiempo.

—No vamos a hacer esto. Olvídenlo —dice Laura, deteniendo a sus compañeros que lucen bastante enfadados.

—¿Qué sucede? —pregunto, en dirección a los Salvadores, pero ello no responden ya que están demasiado ocupados mirando de manera desconfiada y amenazadora a los demás— Hablaré con Rick. Encontraremos una manera de que todos se sientan seguros. ¿Si?

Los Salvadores retroceden y terminan por irse de la escena. Los demás hacen lo mismo volviendo a sus trabajos. Miro a Gabriel y él me saluda con un asentimiento, ya que se queda hablando con Rick, mientras que yo camino hacia mi hermano y le doy un fuerte abrazo.

—¿Cómo estás, hermanita? —pregunta, y tengo miles de ganas de gritarle la noticia, pero no es el momento, no aún.

—¿Cómo estás tú? —respondo— Las cosas están muy tensas aquí. Me quedaré hasta que encuentren al asesino.

—Está bien. Todos te echan de menos por estos lados. —confiesa, y sonrío. Luego de un tiempo la gente dejó de desconfiar en mí. La gente de Hilltop, más que nada. Ahora me ven como un líder, como alguien de confianza— ¿Cómo están mis sobrinas?

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora