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ÚLTIMOS CAPÍTULOS.

Dos días habían pasado. De cambios y ajustes, peleas y disgustos. Paz y tranquilidad. Muchísimas cosas en tan solo cuarenta y ocho horas.

Casi ni habíamos dormido, nos estabamos encargando de organizar a las comunidades y a nosotros mismos, pero Rick había decidido que nos tomemos un tiempo a solas. Caminamos por el bosque de otra manera, ya no teníamos miedo de encontrarnos a algún Salvador, ahora eran uno más de nuestra gente.

Por fin estábamos a salvo.

—Rick, tenemos que volver. Nos necesitan en... —estaba por continuar, pero me detuve de golpe al ver lo que parecía ser un viejo puente abandonado y roto— ¿Qué es esto?

Grimes me mira con un brillo especial en sus ojos, y comprendo que planea algo. Se acerca a mí y me abraza por la cintura mientras mira al puente.

—Esto... aquí está la respuesta —arrugo las cejas sorprendida por sus palabras y coloco mis manos rodeando su cuello para tenerlo más cerca. Rick coloca las suyas a ambos lados de mi cintura y me aferra a él—. Pensé en lo que dijiste, sobre dejar que Dwight se quede en Alexandria, y todos estuvieron de acuerdo, a duras penas, pero aceptaron; por Morgan. Es su padre y nos ayudó a derrotar a Negan. —guardo silencio pero de todos modos hago una mueca, había insistido casi todo el tiempo por la estadía de D en nuestra comunidad— Gracias por haber permitido que Negan sobreviviera.

—Es lo único que podía hacer por Carl. —respondo, y el ambiente cambia repentinamente. Tenemos que hablar sobre esto— Estoy orgullosa de él, y me hubiera gustado que esté aquí con nosotros.

—Lo está. Siempre lo estará —asiente Rick, tragando saliva, y llevo una de mis manos a su mejilla—. Porque lo logramos, lo hicimos, Amelia.

—Así es, mi amor —sonrío, nuevamente con las emociones a flote, y los ojos llenos de lágrimas. Veo los ojos de Rick aguarse y puedo casi adivinar de que se trata— ¿también lo sientes, no es así?

Al principio se hace el desentendido, pero luego de unos segundos termina asintiendo— Ahora que Negan no será un problema...—se detiene ya que no sabe cómo explicarse— mi cabeza estaba tan ocupada en él que ni siquiera tenía tiempo para pensar en mi hijo. Pero ahora...

—Ahora el dolor te está matando por dentro. —finalizo por él, y Rick baja la cabeza ocultando el llanto. Lo obligo a mirarme y rodeo su cuello completamente abrazándolo. Rick corresponde y llora contra mi cuello— Estaremos bien. Confío en Rick Grimes, confío en que hará que todo funcione. Te amo —Me separo de él y nuevamente lo miro a los ojos perdiéndome en el hermoso color de ellos.

—Te amo —responde, uniendo nuestros labios en un dulce y cálido beso.

A partir de ahora todo sería diferente. Vendrían nuevos desafíos y problemas, pero no importa; porque tengo a mi familia, y con ellos no hay nadie que nos gane.

(18 meses luego)

Llevo mis manos a mi cabeza y camino dando vueltas por el baño mientras intento calmar mi respiración. Mi vista se dirige a lo que hay sobre el lavabo una y otra vez sin poder asimilar lo que hay en él.

Estaba a punto de tomarlo cuando unos gritos y pasos por el pasillo me hacen sobresaltar, lanzo rápidamente el pequeño artefacto blanco en el basurero y abro la puerta.

—¡Mami, mami, Morgan no me deja pintar con su pincel! —grita la pequeña rubia, mientras se lanza a mí con un puchero en su rostro. Me cruzo de brazos y busco a mi hija menor con la mirada. Ella aparece al final del pasillo con una mueca haciéndose la inocente.

—Morgan... —regaño acercándome a ella con los pasitos de Judith a mi lado— ¿qué te he dicho sobre pelear con tu hermana?

—Pincel es mío —responde, abrazando el pequeño pincel entre sus brazos como si su vida dependiera de eso. La tomo en brazos y tomo la mano de Judith comenzando a caminar en dirección al porche.

—Tienes que compartir, Morgan, o tu padre no te traerá más dulces cada vez que venga —le amenazo, y ella abre sus ojos como platos mientras niega rápidamente con su cabeza. Llegamos al exterior de la casa y la bajo de mis brazos mientras la observo devolverle el pincel a su hermana antes de que vuelvan a sentarse a pintar. Sonrío y me dirigo a donde están, me arrodillo frente a ambas.

—Mira mami, dibujé a todos —dice Judith, y Morgan le pasa unos colores para que ella continúe pintando— esta es nuestra casa, y ahí estás tú, papi, hermana Morgan y hermano Carl. También está Maggie, el Rey y todos los demás.

—¿Me dibujaste con cara de gruñón? —dice alguien a nuestras espaldas, y sonrío girando mi cabeza. Y ahí está él, con su pelo corto y su barba. Luce igual de reluciente que todos los días, viste una camisa blanca común y tiene una sonrisa plantada en su rostro.

—Te dibujé con una cara de gruñón —afirma Judith, y Morgan corre a los brazos de Rick. Él la toma en brazos y besa su mejilla antes de comenzar a caminar hacia nosotras dos. Grimes besa mi cabeza saludándome y yo tomo su mano sonriendo.

—Papi también puede tener cara feliz, Jud —comento, divertida, y ella continúa pintando.

Morgan extiende su cuerpo hacia la pintura y señala a Rick —Ahí está papá Rick, con su gran panza —río aunque intento aguantar las carcajadas, y Rick no se queda atrás.

Luego de un rato ayudándolas a pintar, los cuatro caminamos al exterior de Alexandria para ver a los pájaros y decidimos pasar el resto de la mañana antes de que saliéramos. Hoy iríamos un poco más lejos de lo habitual, a un especie de museo o algo así que según Jadis tienen cosas que nos serían de gran utilidad.

—¿Cuándo viene papi Dwight? —pregunta Morgan, dejando de tomar su jugo. Suspiro mirando el calendario pegado en la pared y vuelvo hacia mi hija de dos años y algo— Extraño a papi.

—Papá vendrá la semana siguiente, hija. Vino hace tres días, sabes que no puede hacer tantos viajes. Está lejos.

—Y que viva con nosotras.

—Sabes que no es tan fácil. Pero no te preocupes, vendrá pronto.

Morgan hace un puchero— ¿Papá no viene porque papá Rick celoso? —cuestiona con el ceño levemente fruncido, y aunque no termina de formular bien su pregunta la comprendo rápidamente. Niego con mi cabeza y me acerco a ella—.

La cargo en brazos mientras busco una respuesta adecuada a lo que acaba de soltar. A veces es tan difícil.

—No amor, Rick no está celoso, D es tu papi y nadie puede cambiar eso. Es solo que... a veces los adultos cometemos errores y... en fin —me corto a mí misma, ya que no sé como continuar—, todo está bien. Tú no te preocupes por eso. Ahora vamos a buscar a tu hermana.

—¡Judith! —grita la pequeña rubia, mientras subimos por las escaleras en busca de ella.

Al principio D intentó convivir y quedarse en Alexandria pero no se sentía cómodo bajo tantas miradas negativas. Finalmente accedió ya que le aconsejé buscar a Sherry, la amaba, y no me causaba ningún tipo de rencor o algo por el estilo así que se fue en su busca. Aún mantenemos nuestra amistad y su relación con su hija, sé que se mantiene cerca para poder venir a visitarla, pero mientras tanto busca a su esposa. Es un buen padre, Morgan lo adora.

—Mami, no quiero que te vayas —dice Judith, y me agacho frente a ella dejando a Morgan bajarse. Me alegra saber que ambas hermanas son super unidas, inseparables mejor dicho, pero debido a que solo son dos niñas pelean mucho. Aunque con Rick nos hemos encargado de cuidarlas bien—.

—Tío Alden vendrá a cuidarlas hoy, pórtense bien —me pongo de pie despidiéndome, ya que estábamos por salir, solo faltaba yo ya que Rick ya se despidió de ambas—. Las amo mucho.

—Adiós mami.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora