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—La bala solo lo rozó. Pero tuvo suerte, llegó justo a tiempo. Los antibióticos que encontraron lo salvarán de la infección —lanzo las telas cubiertas de sangre al basurero y me quedo parada al lado de la camilla con Eugene inconsciente.

Estaba Rosita y Daryl en la habitación, que no habían dado tantos detalles de lo sucedido horas atrás. Lo único que sabía con seguridad era que Denise había muerto.

—Rick viene enseguida —entra Abraham a la habitación y camina hasta la cama. Mira a su compañero con pena y se queda ahí hasta que el mismo herido, Eugene, comienza a toser despertando.

—No te muevas mucho —le ordeno, mientras Rosita le habla. Luego se queda hablando con Abraham, disculpándose por algo que no oí. Y caminé hasta llegar a la ventana, donde Daryl estaba parado—. ¿Estás bien, Daryl?

—Iré a cavar la tumba de Denise —gruñe, y se va de la enfermería sin decir nada más. Suspiro con tristeza al pensar lo que Tara sentirá cuando regrese del viaje y le den la noticia de que su novia estaba muerta.

Luego de pasar unas horas cuidando de que Eugene no tuviera complicaciones, cené con Maggie y Glenn y me hizo bien hablar con ellos. Eran la típica pareja que con solo verla te saca una sonrisa, se ven tan felices, tan unidos.

Me despedí de la pareja y me dirigí a mi casa nuevamente, bañé a Morgan y le di el biberón antes de hacerla dormir. Luego bajé por las escaleras y divisé a Rick, que me estaba esperando en el sofá. Instantáneamente recordé todo lo que había sucedido horas antes.

—Hiciste un buen trabajo con Eugene —habla, levantándose y caminando hasta mí. Rodea mi cintura con sus brazos y me apega a él.

Coloco mis manos detrás de su cuello y le doy leves caricias—Tuvo suerte. No como Denise.

—¿Estás bien?

Suspiré— Solo... estoy cansada de perder gente, Rick. Cuando llegué aquí no esperaba agarrarle cariño a todos tan rápido, no estaba acostumbrada a estar rodeada por una familia, pero ahora siento un dolor constantemente en el pecho; miedo. Miedo de que les suceda algo por mi culpa, a Carl, a las bebés, a ti... —mi voz se quiebra, y Rick me detiene tomando mi rostro entre sus manos.

—¿Es por eso que estabas tan mal esta mañana?

—Si. —No, quise gritarle y confesarle todo lo que había estado ocultando a todos, pero en lugar de eso, un simple asentimiento logré contestar. Mintiendo una vez más.

—Jamás tendrías la culpa de nada que pueda llegar a suceder ¿si? no digas eso. Mañana veremos que hacer, ahora vamos a descansar. —asiento y me separo de él así ambos subimos al segundo piso de la casa. Y cuando estaba dispuesta a irme a mi habitación, Rick tomó mi mano deteniéndome:— ¿a dónde vas?

—A dormir —respondo obvia, y él sonríe burlesco.

—Dormirás conmigo a partir de hoy— quise chillar de la emoción, pero una simple mueca fue lo único que demostré—. Solo si tú quieres.

—Claro que si, Rick.

Ya era hora de decir adiós.

(...)

Abrí mis ojos y pestañeé varias veces hasta que me acostumbré a la luz del día. Sentí unas manos descansando sobre mi cintura y el pecho de Rick apegado a mi espalda, ambos cuerpos desnudos. Sonreí y tomé su mano entrelazando nuestros dedos.

Sentí a Rick removerse detrás mío y supe que había despertado.

—Esto es lindo —murmuro, antes de depositar un beso en mi hombro. Volví a sonreír y giré mi cuerpo hasta quedar frente a frente.

Familia (Rick Grimes) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora