Una sorpresa claramente inesperada.

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Juan.

Ya pasaron dos semanas desde que Ximena aceptó ser mi novia y las cosas cambiaron un poco.

Para mejor, supongo.

Nuestras madres aprovechan cada oportunidad que encuentran para fotografiarnos juntos, Fran y Julie no hacen más que hacer cara de asco fingida cuando nos ven y Nathan....bueno, este quiere matarme, aunque por suerte mi hermana Candela logra calmarlo.

Como había dicho, las cosas cambiaron un poco en la casa.
Pero entre Ximena y yo...

—¡Juan, ¿cuantas veces debo decirte que no entres a mi habitación sin mi permiso?!.—

Sep, entre nosotros las cosas mucho no cambiaron. Aunque, sinceramente, no me molesta tanto.

A todo esto, ella estaba molesta por entrar sin golpear, por lo que me lanzaba todo lo que tuviera a mano.

Incluida una zapatilla suya, que no me esperaba para nada.

—Ay, ya, lo siento...¡Eso duele!.— exclamé al sentir el calzado en mi brazo.— que novia mas histérica me conseguí...

Ella abrió mucho los ojos, y fue cuando note que la cagué. Sin embargo, su rostro se torno aún mas furioso y me echó a empujones de su cuarto.

—¡Fuera!.— dicho esto, me cerro la puerta en la cara, pero a los dos segundos la volvió a abrir.— Y para tu información, yo no pedí ser tu novia, tu me lo pediste a mi.

Y volvió a cerrar.

Suspirando decidí bajar e ir al comedor donde mi madre y Laura estaban hablando sobre algo. No sabría decir qué, pues al momento de verme entrar se callaron.

Ignoré aquello y continué de largo solo para tomar una gaseosa y abandonar la cocina nuevamente.

Ximena.

Estaba terminando de acomodar mi cuarto.
Ya saben, rutina diaria de un domingo en casa, supongo.

Todos lo haciamos en la casa, menos Juan. Siempre me sorprendió el hecho de que su cuarto siempre se encontraba impecable, casi tanto como él, pero claro que no se lo diría.

Golpean mi puerta y rodando los ojos voy a abrirla. No necesito preguntar para saber que es el idiota de mi novio.

Mi novio...

Aún no me acostumbro a ese termino.
Es decir, apenas tengo 14 años, no se siquiera como debo comportarme, que debo hacer, como es ser novia de alguien, pero Juan jamás se quejó de como soy con él

Al menos no por ahora.

—¿Cómo esta, mi bella dama?.— pregunta Juan, inclinándose frente a mi de manera ridicula.

—Vuelve a hacer eso, y te cierro la puerta en la cara nuevamente.— dije en zon de broma y lo dejé pasar.

Ambos nos sentamos sobre el sofá que tenía en mi habitación y él se me quedó mirandome.

—¿Qué?

—Nada, es solo que...— lo miré extrañada, esperando a que continúe, hasta que dejó un maso de cartas sobre la mesa.—prometiste jugar conmigo.

Con una sonrisa burlona adornando el rostro, comenzó a mezclar las cartas y repartirlas entre nosotros.
Rodé los ojos, nunca me pareció muy entretenido jugar a las cartas de a dos, pero es divertido ganarle a él.

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—Oh, vamos, eso fue trampa.— se quejó él fingiendo ofensa, mientras yo me reía en su cara.

Es la tercera vez que le gano en un juego tan sencillo, mientras que él solo logro ganarme en una ocación y comenzó a bailar como si su vida dependiera de ello.

Al final me siguió la risa y guardamos las cartas al momento en que mi hermano entra en la habitación.

—Xime, Juan, mamá dice que bajen a cenar. Vamos a ver todos una pelicula.—

Sonriendo bajamos los tres y nos sentamos en los tres en los sofás de las salas. ¿Por qué? Pues es noche de películas, y solo cenaríamos pizza.

En el sofá mas grande estabamos Juan, Sofi y yo, mientras que en los otros dos estaban nuestros hermanitos y nuestras madres. Decidieron poner una pelicula infantil/familiar, con la excusa de que en cuanto los mas chicos se durmieran pondrían otro estilo de pelicula.

Claro que no lo hicieron, nos pasamos la noche viendo peliculas de Disney, cosa de la que nadie se quejó. Después de todo, nuestras madres eran muy estrictas al prohibirnos ver peliculas catalogadas como +16, asi que no podíamos objetar nada.

Al final terminamos durmiendo mas temprano de lo que todos creíamos.


Al día siguiendo, mi madre entró a mi cuarto gritando emocionada, seguido al de Juan y al resto. Nos despertó a todos y nos hizo bajar a desayunar.

Había un plato de pancakes  y una taza con chocolate para cada uno, y una madre demasiado emocionada. Esta de mas decir que todos estabamos extrañados. Marianne se había ido a trabajar temprano en la mañana, por lo que todos estabamos al cuidado de mi madre.

—Hoy temprano llegó el correo, y tenía pensado esperar mas para contarte, pero no pude aguantarme.— explicó mi madre, aunque no logró mas que confundirme el doble.— ten, hija.

Me entregó un sobre con un logo que no tarde mucho en reconocer, lo que hizo que mis nervios aparecieran. ¿Por qué mi madre tendria un logo de S.O.S Academy? 

La abrí y comencé a leer el contenido.

"Srta Gomez.
Estaríamos encantados de recibirla en nuestro recinto a principio de este año.
Queríamos felicitarle por sus excelentes notas y por la beca completa que ha recibido en nuestra academia.

La esperamos con ancias a principios de febrero para asignarle sus horarios y habitaciones.

Cordiales saludos desde las oficinas de S.O.S Academy."

Ay, mamá...
¿Que hiciste?

Amor y Odio |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora