Capítulo 27

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Nunca me iría de ese lugar.

Ahí de pie, sobre uno de los acantilados a un lado del templo del viento, situado en las ruinas arqueológicas de Tulum. Era mejor que las Islas Maldivas ó las Fiji, incluso Santorini en Grecia. A lo lejos parecía que el cielo y el mar eran uno solo, las agua eran cristalinas como si los barcos estuvieran flotando sobre la nada, el arena era muy blanca y el cielo...oh mi dios que más podría decir de este hermoso lugar.

Simplemente un paraíso, el sol en su punto más alto y el viento agitaba mi cabello. En mi mente sabía que mis padres estaban en un lugar como éste, allá en el cielo y como me hubiera gustado que ellos estuvieran viendo esto conmigo. El sonido de las olas del mar, el silbido del viento y las palmeras moviendose sin duda era como una orquesta en la naturaleza, intuyendo el canto de los pajaritos y uno que otro grillito ahí escondido.

—¿Lo disfrutas?— Arafat estaba a mi lado, parecía disfrutarlo también. Lo notaba más relajado, ¿y como no?. Sin todos los problemas del pueblo, el escándalo de la casa y sobre todo su pesada madre tanto física como mental...

—Este lugar es maravilloso— susurre —Me encanta observar el mar y...— suspire.. —Esto no se ve en Turquía

—Solo arena...amarillenta y un calor abrasador.— me siguió la oración —Yo tampoco había sentido tanta paz en otros lugares

—Yo creo que no es lugar— lo miré y él se mostró confundido —Es la persona— susurre

¡CALLATE ESTÚPIDA!

Me retracte mentalmente, y volví mi vista de nuevo hacia el mar. Aún sentía su vista clavada en mi, el aire de su suspiro lo sentí en mi cuello y me provocó escalofríos, las mejillas me ardían y trataba saliva con nervios.

—Hay otro lugar que quiero que veas— llamó mi atención

—¿así?

—Si, pasaremos una noche ahí y al día siguiente regresaremos a HABITAS Tulum, para seguir nuestro recorrido— dijo en un hilo de voz

—está bien— asentí.

Después del espectácular viaje en bote, llegamos a Isla Mujeres. Estaba entusiasmada, esta es mi primer visita a México y debo admitir que no se parece a ningún país al que antes había ido. En esta parte del Caribe, el mar era aún más hermoso, aguas turquesas y arenas de un blanco puro. Después de bajar del bote, Arafat y yo nos dedicamos a visitar las pequeñas tienditas que había en la Isla. Después nuestra segunda actividad fue hacer buceo para observar los hermosos arrecifes de coral, Snorkel y ver a las tortugas salir del cascarón.

Debo admitir que era la primera vez que yo buceaba en mar abierto y me aterraba, Arafat tomó de mi mano.

—Va a encantarte...te lo prometo, no te voy a soltar— me dijo

Asentí, soltando un suspiro. Sin razón alguna, siempre le he tenido miedo a la profundidad del agua, prefiero quedarme a la orilla o donde no sobre pase el agua hasta mis caderas.

Después de hacer varias actividades, al anochecer Skyler y Arafat fueron a cenar un lindo restaurante local de la Isla.

—¿Que te pareció el día?— le preguntó Arafat mientras bebía de su vaso

—El día a sido maravilloso, me la estoy pasando increíble..— Sonrió

—me gusta verte feliz, eres linda cuando sonríes

—¿Entonces soy fea?— dijo con tono humorista

—Para nada, nunca lo he pensado...

—¿Ni cuando te grité?

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