Ultraviolence

Capítulo 49

Llegábamos de un día largo y agotador, Arafat y Skyler habían desayunado y comido juntos, ella lo acompañó un rato a su trabajo después de que él la fuera a traer de casa de Kebser.

Entraron a la mansión, Skyler no tenía ganas de cenar pues la mayoría del dia tuvo mareos y náuseas. Gracias a dios no hubo vómitos.

—¿Te molesta si ceno algo ligero?

—No para nada, supongo que estas cansada. Le diré a Feriha que te suba algo

—De acuerdo— asintió la hermosa pelirroja —iré arriba a tomar un baño

Arafat tomó sus manos y les dio un tierno beso, después la atrajó a él y le plantó un beso sobre los labios.

—iré enseguida— le robó un beso

Skyler asintió y se fue.

...

Llegué a la habitación, estaba cansada y tenía un ligero dolor de espalda. Me daría una larga ducha caliente para calmar el dolor de mi espalda y los pies. Me saqué la ropa, quedándome solo las bragas, me coloqué mi bata corta de seda que amarre a mi cintura.

Fui hasta el lavado, el frío del suelo se sentía tan bien en mis pies. Me percaté de que ya no había pasta de dientes así que me agache a buscar una en el mueble del lavamanos. Con no rmalidad empecé a cepillar mis dientes,  hice de mis largos cabellos un alto moño y me lavé la cara con mis productos faciales.

—Creo que debería recortarlo un poco— pensé en respecto a mi cabello.

En fin, caminé hasta la regadera y recorrí la cortina. Sentí que todo en mi se revolvió, la cabeza me dio más vueltas y un zumbido en mis oídos empezó. Dentro de la regadera se encontraban 4 de esas raras y exóticas lagartijas, observandome y emitiendo extraños sonidos...el vómito regresó

No tenía nada encontra de los animales, los adoraba y los defendía sólo que algunos me gustaba observarlos de lejos...solo que los reptiles me daban un terrible miedo, por más que inofensivos sean...

Corrí hasta el retrete y levanté la tapa, terminé con el vómito en el suelo. Todo mi cuerpo se erizó y comenzó a temblar. Unos pares de víboras de coralillo se encontraban adentro del retrete, empezaban a trepar por la pared del inodoro. Retrocedi unos pasos atrás alejandome de todos esos animales, las fuertes náuseas comenzaron, en especial concentrándose en mi lengua...

Me iba a ir, pero enrededa en la manija de la puerta estaba una víbora de cascabel. Me subí en el lavabamanos, me puse en una esquina temblando y llorando del miedo, estaba sin salida...

—¡ARAFAT!— grité con todas mis fuerzas —¡ARAFAT!

Una enorme tarántula estaba caminando en el suelo. El vómito de nuevo salió y lo escupi en el lavabo.

...

Arafat estaba sentado en la mesa con su familia, tomando la cena. Un grito desgarrador, lo alertó.

...

—Ay..no..no....ya...no puedo— susurre

Aterrorizada veía a todas esas criaturas caminando por el suelo del lavado, las coralillos salieron del retrete, las lagartijas en las paredes, otros pares de viudas negras habían salido de la parte de abajo de el lavamanos.

—¡ARAFAT!— grité con todas mis últimas fuerzas

La puerta se abrió de par en par, la cascabel cayó al suelo. Era él, había escuchado mis gritos de angustia, retrocedió unos pasos cuando la víbora de cascabel intentó morderlo

—¡Sky!— gritó —carajo...— maldijo

—Arafat..— solloce

—Levantate sobre la base de mármol— ordenó, estaba demasiado nervioso por la cascabel. Con mis piernas temblorosas me levanté. Él se adentró más al baño, rodeando al horrible reptil...

—Ayudame por favor...— dije asustada

—Escucha, camina por el borde de la base. No pises cerca de él lavamanos puedes caerte

Mi cuerpo se negaba a responder...

—Tengo miedo..

—Ya lo se nena, lo se. Yo estoy aquí, te sacaré de aquí

Dentro del lavamanos se encontraba una de esas asquerosas lagartijas.

—Tu puedes, yo se que puedes— me ánimo —camina despacio..

Arafat se encontraba a unos 2 metros de distancia, él ya no podía acercarse más pues se arriesgaba a ser mordido por la serpiente, que tenía posición de ataque.

Oblige a mi cuerpo a caminar los pasos necesarios, aun que sentía que la vista se me nublaba.

—Eso es nena, ahora salta a mis brazos— me extendió los brazos

Asentí, mi mente decía si pero mi cuerpo no. Mi cuerpo seguía congelado de él espanto que provocaba esas cosas en mi, sufría una severa fobia por los arácnidos.

...