Capitulo 47

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Me encontraba sentada en el sueño de la ducha, abrazando mis rodillas y tratando de ahogar mis sollozos con el ruido de el agua cayendo.

—No es posible— dije entre dientes —Yo no puedo estar embarazada...— coloqué una mano en mi vientre sintiendolo un poco duro.

Con cuidado me levanté y seguí con normalidad mi baño. Al salir solo me enrede la toalla en la cabeza, un albornoz blanco y me cepille los dientes. Salí del baño en dirección para buscar mi ropa interior. Me talle los ojos para calmar un poco el ardor que sentía, tomé un pañuelo y me sone la nariz, había llorado mucho.

Escuché la puerta detrás de mi, yo seguía buscando una ropa interior que fuera cómoda. Algo para mi no estaba cuadrando en ese momento, el silencio de la habitación y mis vellos de la nuca erizandoce, un vacío en el pecho me llenó y me giré para ver quien era.

—Lía— murmure

—Es una sorpresa la nos dieron a todos— estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas

—¿Necesitas algo?— pregunté cruzandome de brazos y tratando de mostrarme más o menos amistosa.

—Mirate, eres apenas una niña y ya estas esperando un crio del hombre que ambas amamos...

—Lía, es mejor que te vayas porque no me encuentro de humor

—¿Como lo lograste?...yo lo he intentado todo este tiempo y jamas he podido concebir de él

—Quizá debes de ver a un doctor que te ayude con eso

Se levantó y caminó hasta a mi.

—¿estas segura que ese crio es de Arafat?, o de alguien más

—¿disculpa?, Yo no paso de cama en cama, además no soy esa clase de mujer

—Ya lo veremos, en 9 meses— me miró con malicia —Si es que llegas...

Soltó una risa y se fue azotando la puerta e hizo que me sobresaltara. Las náuseas regresaron a mi, de nuevo llegué al retrete casi con el vómito afuera y eso que esta demasiado cerca. Me quedé ahí unos segundos para que mis mareos disminuyeran un poco, para poder pararme.

Esto va a hacer más difícil de lo que parece, todo se me ha venido encima. Un embarazo inesperado, el manejo de una gran compañía, problemas de herencia y ahora lidiar con Lía junto  todos aquellos que con el tiempo se pondrán en contra.

Dios, ahora sí te pasaste.

Estrés.

—Sky— entró Arafat al baño y me tomó de los brazos para levantarme. Ay no, más vómito. —¡Feriha!— gritó, me sostuvo el cabello, mientras las arcadas se volvían más violentas.

Después de un rato el doctor había llegado a la mansión, me había diagnosticado algo llamado hiperemesis gravidica.

—Conforme el embarazo vaya avanzando, la hiperemesis irá en aumento

—¿Que tanto?— preguntó Arafat

—al grado de que puede ser internada en un hospital, pero todavía tiene posibilidad de controlar esto.

—Haré lo que sea con tal de sentirme así— murmuró Sky, frotandose las sienes

—Primero que nada, no puedes tener estrés ni malos momentos para evitar los vómitos, antes de levantarte debes de comer una pequeña galleta y esperar 15 minutos antes de ponerte de pie, nada de lácteos y evita comer cosas crujientes

—Esta bien doctor— asintió Arafat —¿algo más que debamos de hacer?

—consumir jengibre en todas las maneras posibles, tés, galletas etc y vuelvo a remarcar, que ella no puede pasar estrés

—Gracias.

Volvimos a la habitación, yo estaba débil y un tanto mareada. Solo volví a cepillarme los dientes y a irme a la cama, los párpados me pesaban y bostezaba con frecuencia. Arafat se acostó a mi lado, me acurruque sobre su pecho y suspire. Antes de caer profundamente dormida, sentí un beso sobre el pelo.

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