Ultraviolence

Capítulo 99 PT II

—Recuerdo cuando vivíamos en casa de mis padres, nunca tuve la oportunidad de darte tu regalo de cumpleaños..

—Arafat, ya por favor..— sentí el dolor en mi pecho

—Estabas tan incomoda en esa casa que decidi diseñar la habitación del tercer piso, ese hubiera sido tu propio salón de ballet...sabía que te encantaba. Te veía bailar, eras tan pequeña solo tenías 17...18 años

—y tu todo un asalta cunas— bromee

—pero tu eras mi mayor importancia, hacia de todo para que tu estuvieras bien...nunca tuve la oportunidad pero ya no importa de todos modos

—Si importa..— corregí

—te recuerdo, piel blanca, tu cabello pelirrojo era largo y siempre lo llevabas suelto. Te encantaba vestir jeans y tus blusas descubiertas, usabas líquidos para darle a tu piel brillos y esos hermosos ojos azules que nunca me he podido sacar de la cabeza...

—Necesitas descansar, más tarde vendré para darte té y ayudarte a darte un baño...— le dije mientras me ponía de pie

—Tu también descansa, tienes que ir con nuestra hija— estiró su brazo y acarició mi mejilla

Asentí y retiré su mano lentamente. Me mostraba indiferente por fuera pero por dentro lloraba y mi corazón dolía, yo también en lo más profundo de mi alma le tengo un cariño aun que diga no, solo me estoy engañando. Soy feliz con Franco y le quiero pero no es lo que quiero.

Ay demonios skyler, estas realmente loca.

Pasaban los días y los hombres que nos trajeron aquí entraban para vigilarnos o dejar cajas con raciones pequeñas de comida. Preferirnos quedarnos en la habitación con Arafat, o mejor...preferi. Con cuidado Arafat se sentó en una silla para poder darse una ducha, tenía el pie lastimado. Le medí lo caliente del agua, más fría que caliente pero no tan tibia, si suena un poco raro pero así es como le gusta a él.

Me quedé sentada sobre la cama con mi niña en mis brazos, el único sonido que había era la del agua cayendo en el baño hasta que escuché que un puerta se cerró, ambas nos sobresaltamos los pasos de unos tacones hasta que una figura, femenina y delgada apareció.

—Vaya, vaya la rata pelirroja y su cría— se cruzó de brazos mientras se recargaba en el marco de la puerta

—Ten más cuidado con tus palabras— me levanté de la cama —Ya es bastante con estar aquí, cuando nisiquiera hemos tenido la culpa...

—No me digas que no te encanta estar a un lado de Arafat...

—Eres una arribista, ¿como pudiste a hacer esto a Arafat?, él de verdad te quería y tu te aprovechaste de esto

—Ya salió, no me digas que aun sientes algo por él, Arafat es un hombre guapo y rico bueno era rico...ya no me servía para nada mas.

—Te lo vuelvo a decir, caíste muy bajo, mejor déjanos ir, ya tienes lo que quieres su dinero, sus bienes ¿Que más quieres?

— y ¿para que me sirve?

—Si quieres matarlo, ya lo hiciste lo has matado por dentro, sus padres, su familia todo..