Capitulo 44

1.1K 66 2
                                    

Me despedí de Richard y fue escoltado por los hombres de Arafat para ir al aeropuerto, era injusto lo que estaba haciendo, detesto sus celos y sus maltratos a toda persona que se me acerqué. Arafat no me dijo nada más para irse también, las rosas y mis chocolates favoritos quedaron desperdiciados sobre el suelo. Recogí las flores para ponerlas en agua, las finas bolitas de chocolate las coloqué en un tazón que dejé sobre la mesa, para que quién quiera pudiera tomar unos cuantos.

Mi madre y Sara, también se han quedado estupectas ante la noticia y el enfrentamiento de ellos dos.

—Hey Sky, ¿podrías darme uno de tus dulces?— llegó mi hermanito

—Por supuesto, pequeño— le dediqué una leve sonrisa.

***

Contando los días que había llegado a casa de mi madre, Arafat ya no me había venido a visitar por las madrugadas y ya no mandaba flores con frecuencia, le extrañaba mucho.

Tenía un gran peso sobre mis hombros, ahora soy yo quien está al mando de la empresa de papá...pero...¿Como voy a hacerlo?, apenas y puedo sostenerme a yo misma. Las únicas veces que había estado en la empresa fue cuando el día de llevar a tu hijo al trabajo, tenía 8 años y me había parecido super aburrido, ya me quedaba sentada en uno de los cómodos sofás de la oficina de papá, mientras que él, se enfocaba en su computador. En fin, espero poder recibir ayuda de Richard.

Me levanté de estar sentada en la cama y me dirigí al espejo, había algo que ya me estaba preocupando. Yo siempre he sido delgada y como resultado de eso mi abdomen es plano, ya se que es el sueño de muchas pero también mi sueño es tener unas hermosas y pronunciadas curvas como las latinas, he conseguido darle una buena cintura a mi cuerpo debido a que hacia ejercicios como crossfit y esas cosas.  En fin, note que había ganado un poco de grasa en mis caderas y mis jeans ajustados subían con dificultad, mi abdomen estaba algo raro...

—Debió ser los 32 chocolates que te comiste ayer por la noche Skyler— murmure con esfuerzo subiendome mis jeans —Necesitas ir al gimnasio..

Después de vestirme, bajé al comedor y me encontré a mi familia incluyendo a Nadim que me sorprendió mucho al verla.

—Anissa— me dio un fuerte abrazo

—Hola Nadim, me da gusto que ya hayan llegado de Estambul

—Si ya sabes solo fue un corto tiempo...¿Te gustaría acompañarme hoy?

—¿a donde?— pregunté

—A la mansión

Dude unos segundos

—Bueno, iremos.

***

Me puse un sueter holgado y de mangas largas, Nadim y yo fuimos hasta la mansión, jamás me había cansado tanto de subir esa pendiente a pie, tuve que sentarme un pequeño rato en la acera para poder tomar aire con más tranquilidad.

—¿Estas bien?, ¿quieres que pida ayuda a los guardias?— preguntó Nadim preocupada

—Estoy bien, es solo que el aire es frío y me cuesta un poco respirar.

Llegamos a la mansión, para nuestra sorpresa estaban todos tomando el desayuno. Cuando Megbel vio a Nadim, se levantó y fue corriendo a abrazarla. Lía también estaba ahí, me dirigió una maliciosa sonrisa y Arafat se levantó de la silla, quería hacerme chiquitita ante su presencia.

—Hola— susurre

—Hola— contestó igual

—¿ni una llamada? — murmure

Por encima del hombro de Arafat, las miradas de las víboras de su madre y Lía se asomaban

—creí que estabas ocupada...

—No— negué con la cabeza

—Hablemos en un lugar más privado, ¿esta de acuerdo?

— ok—

***

Fuimos a la cocina y cerró la puerta con el pestillo. Me re cargué sobre la mesa y me crucé de brazos.

—Te he extrañado mucho— caminó lentamente hasta a mi, hasta que quedó de frente y cerca. —Ya ha pasado mucho tiempo

—Lo sé— mantuve mi mirada baja

Su tacto sobre mi mejilla, lo estaba disfrutando mucho. Últimamente tenía todos los sentidos a flor de piel.

—Mírame, dejame ver el hermoso zafiro de tus ojos— sentí su aliento en la punta de mi nariz, le hice caso y levanté la mirada, observé sus pupilas dilatadas y sonreí un poco.

Ay no...

No lo hagas

No lo hagas

No lo hagas

Bueno ya, a la mierda todo.

Comenzamos a besarnos, puse mis brazos alrededor de su cuello también  las suyas en mi espalda y cintura. Sus labios eran dulces, suaves y mi dios...este hombre me traía loca.

Sus labios pasaron de los míos, a mi cuello. Me sorprendí cuando me tomó de la cintura e hizo que me sentara sobre la mesa, aún sus labios rozaron mi clavícula y al final un dulce beso en  mi frente.

—No tienes idea de lo que te necesitaba— dijo con la respiración entrecortada con su frente contra la mía. —¿estoy perdonado?

—Si— asentí

Mi vista captó una bandeja con pastelillos de nuez, no se pero algo se movió en mi, quizá era hambre.

—¿sucede algo?— preguntó Arafat al notar que no lo miraba

—No, no es solo que vi eso— señaló con el mentón

—¿Los pastelillos de tu madre?

—¿podría...

—Desde luego

Era extraño, Skyler nunca era de comer pastelillos, Arafat frunció el ceño pero intentó olvidarlo, quizá sólo fue un antojo pues todo el mundo ama la comida de su propia madre ¿no?

—¿Vas a quedarte esta noche?

—No, tengo que regresar con Nadim...







Ultraviolence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora