Capítulo 98

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No sé qué es lo que está pasando, Behati y yo estamos muy asustadas. Siento que ya llevábamos en este auto una eternidad, el hombre nos mira de reojo cada vez que puede y yo aprovecho el momento en el que no lo hace para tratar de buscar un salida. Con sigilo busco la manera de abrir la puerta, pero mi miedo me entorpeze, además no quiero soltar a Behati..siento que se la llevarán.

Después un tiempo más, el tipo detiene el auto y se baja de este en un santiamén. Solo escucho los latidos de mi corazón en mis oídos, quiero controlar mi respiración pero no puedo. Nos arrebataron nuestras pertenencias, y me sacaron a la fuerza del coche

—Mamá— decía Behati entre llanto

Este lugar tan árido y caliente pensé que podría escapar de él, pero siempre dicen que tarde o temprano tienes que regresar para solucionar el pendiente. Había más hombres a las afueras de una casa toda mal cuidada por el exterior, se murmuraban entre sí y se veían realmente malos. Oh Dios, Cárter...mi pequeño bebé, tengo miedo, mucho miedo no sé que es lo que pasará con nosotras, ni que nos espera mañana.

Nos adentraron a la casa a punta de arma, nos sentamos en un sofá que a mi parecer se veía...bien, la casa por fuera era un desastre pero por dentro estaba mas o menos bien. La puerta al cerrarse me hizo dar un brinco escuche como le habían puesto el seguro y un candado. De nuevo atrapada, pero esta vez es peor...teniendo aquí a Bee conmigo.

Podía ver las partículas del polvo a través de la luz del sol que se colaba por un hueco de la ventana, decoración tribal y la entrada de un pasillo.

—Mamá tengo miedo

—Vamos a salir de aquí, no sé cómo pero te lo prometo— limpié sus lágrimas con mi dedo pulgar

Observé la tetera por encima del hombro de Bee, estaba...humeante ¿habrá alguien más aquí?. Empecé a prestar más atención a cada detalle, en la cocina parece que el té aún estaba fresco en la caja, el agua de una garrafa se veía limpia como y había un refrigerador pequeño, lo abrí con la esperanza de encontrar un terrible olor y hongos, pero no, hallé dátiles, hummus y una especie de tortilla.

Mire hacia la entrada del pasillo, solo la idea de entrar ahí me aterraba.

—no te muevas de aquí por nada del mundo— le dije a Bee para que no saliera de su escondite detrás del sofá

Escuché el eco de un toser en una de las últimas puertas abiertas, me apresuré. Había unas muletas recargadas sobre la pared, en la habitación no había suficiente luz. Había de cortina una tela rasgada, miré hacia la cama que estaba en medio además había un hombre de espaldas cubierto hasta la cintura parecía temblar.

—¿Hola?— murmure

Giró la cabeza sobre el hombre, haciendo que los músculos de su espalda se marcaran a través de su camisa. Tenía ojos tan negros y profundos, la barba ya un poco crecida y las cejas tupidas.

—¿Skyler?..— pronunció mi nombre que voz rasposa

—¿Quien eres?

—Arafat...

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