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Al llegar a casa Skyler estaba enojada por lo que habia pasado, su madre se hallaba picando zanahorias cuando vio pasar a Skyler.

—¿Mi niña que sucedió? — Kebsel preguntó mientras se levantaba de la silla de madera

—Madre, Anisa a tenido un encuentro con el señor Arafat y no resultó nada bien— dijo muy preocupada

—¿Pero díganme que sucedió? — Inquirió

—Yo iba caminando tranquilamente por la calle cuando ese tipo me asustó con su caballo y mira— Señaló sus ropas —Me he caído en la tierra y quedado en ridículo

—Mi bella flor, de seguro no fue la intención del jefe acerté daño..—Acarició la cabeza de sky —es más vete a descansar y yo lavare tu ropa

—No es necesario que la laves...

—Tonterías niña, iré por ella en 10 minutos

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Al rededor de las 10 pm Nadim tocó la puerta de la habilitación de Skyler. La pelirroja se levantó de la cama y la saludo.

—Hola Nadim buenas noches— dijo sky

—Hola sky, como estas supe lo que pasó en el pueblo— los brillantes ojos negros de Nadim relucieron

—Un poco adolorida pero ya pasará— guiño un ojo

—¿Me invitas a pasar?

—Por supuesto.

Ambas se sentaron en el borde la cama para conversar sobre Skyler y su vida. Nadim tenía la necesidad de saber más sobre la hermana de su prometido.

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El jefe estaba en los establos cepillando el sedoso pelaje su mustang salvaje negro mientras pensaba en la chica de la tarde con el nombre confuso, no recordaba si era ¿Skyler ó Anisa?. Le pareció una mujer insolente al principio nada parecido a la que conoció en la fuente cuando ella le pidió una rosa.

No iba a negar que la chica era preciosa con largos cabellos rojizos, ojos azules y unos rasgos tan finos y delicados como los de una figurita de porcelana, ni si quiera podía creer que era hija de la señora Kebsel ni hermana de Sara, ni de Kemal y mucho menos de Asad. En pocas palabras era ridículo pensar que ella sería parte de la familia Sezin

Mañana sera el día en el que cumpliría la tradición del pueblo, se casaría con una mujer de la familia de Asad para saldar los problemas. Una mujer a la que no conocía y menos quererla, alguien extraña entraría a su vida pero no le preocupaba quererla pues solo había una mujer en su corazón para siempre.

—Hijo— La madre de Arafat entró a los establos con mucha Alegría

—¿Que pasa? — contestó y siguió cepillando al caballo

—Estoy muy feliz por el día de mañana y más por ti. Al fin una mujer que podrá darle al pueblo un descendiente— La señora Megbel era alguien muy apegada a las tradiciones y aveces demasiado encajosa en la vida su hijo. —Tengo una foto de la muchacha es bellísima y con reconocimiento...

—No me interesa como sea la muchacha, mamá. Ahora dejame solo por favor— con frialdad le contestó a su madre

—Como digas hijo mío— La señora Megbel se fue de los establos.

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La señora Kebsel se sentía feliz pero a la vez triste por la boda de Nadim y Asad, tenía en su corazón un gran sentimiento de culpa y sus lágrimas rodaban por sus rollizas mejillas. Todos en la casa se levantaron muy temprano para comenzar con los últimos toques de la boda que se celebraría —Por alguna extraña razón, no solamente por que Narim era su hermana— En la mismísima casa del Jefe Arafat junto con toda su familia.

Skyler observaba los intentos de Sara por hacer lucir bien a Nadim así que decidió arreglar el desastre de Sara. Fue hasta una de sus maletas y tomó artículos para arreglar el cabello junto con un poco de maquillaje de alta gama que guardaba para ocasiones especiales.

Kebsel entró a la habitación en donde estaban arreglando a Nadim y con una cara de pocos amigos miro a su hija.

—Anisa ya es muy tarde y debemos llegar a la boda— puso las manos en sus anchas caderas —quiero decir...tú serás nuestra invitada de honor— volvió a hablar con tranquilidad.

—Eso suena estupendo— soltó una risa y siguió arreglando el cabello de Nadim

Kebsel puso en un colgante dos vestidos uno era con una falda de tul muy grande y el otro algo más sencillo y delicado hecho con encaje. Nadim y Kebsel se lanzaban miradas de vez en cuando obviamente algo no estaba bien...

Las personas del pueblo estaban desesperados para ver a sus futuras hijas de Akram. El vestido que kebsel había comprado para sky, le quedaba precioso, acentuaba su pequeña cintura donde un botón de perla cerraba la capa de la prende que iba sobre un vestido blanco de corte recto. Un velo a juego cubría su rostro, siempre habia soñado con ser la dama de honor de alguien de su familia.

Al llegar a la casa del jefe, él mismo la ayudó a descender del corsel blanco en el que venia, no sin antes mirarse a los ojos fijamente dada la impresión por parte de ambos. "¿El jefe?" pensó ella, el jefe no podía negar que su madre tenía razón sobre una hermosa mujer sería su esposa. Se podia sentir el momento de incomodidad y vergüenza que sky estaba pesando a lado de eso extraño hombre. Su tacto en sus manos era muy suave y agradadable para ella.




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