Una niña como yo, ha esta edad espera de su padre una sorpresa como un llavero en forma de pug con cristales o una barbie malibu mínimo, pero no una madrastra. La señora era alta, de piel como el color de la canela, su cabello era negro, largo y lacio, utilizaba vestidos largos con las mangas igual largas pero tenían un horrible estampado.
Uñas postizas largas como las de maléfica.
Cejas tan marcadas como las de ursula.
Sonrisa perturbadora igual a la del gato de Alicia en el país de las maravillas...
Pero bueno tenía el cabello bonito pero era muy simple, el color de sus ojos eran castaños y bueno...admito que tengo miedo. Yo iba en la parte de atrás de la camioneta, tenía dolor de cabeza y solo quería que esta mujer pudiera cerrar la boca por lo menos 1 segundo. Hablaba y hablaba sobre los preparativos de la boda, a nadie más que a mí papá le interesa algo llamado lencería....hombres...
Llegamos a casa de papá, los guardias de la puerta se apresuraron para abrir nuestras puertas. Estaba en mi habitación, acostada en la cama mirando hacia el techo de donde colgaba una araña. Papá se iba a casar otra vez, mi abuelos paternos apenas y dirigían la mirada, extraño a mi mamá y a Franco, mi puerta se abrió era la abuela entrando...quiza ella pudo tocar
—Bel
—Me llamó Behati— corregí
—No me importa, ven aca— ordenó
Asentí y fue hasta a ella, sentí el golpe en el lado derecho de la cabeza, como diríamos en México, un sape.
—¿Que no escuchas que te estoy llamando?, ¿eres sorda o que?
—No...— repuse, aun con mis manos en el lado de la cabeza donde había recibido el golpe, mis lágrimas se desbordaron. Nadie me había golpeado...nunca.
—Deja ya de llorar, eres como tu madre..— me susurró
...
Ayer por la noche, la abuela me dijo que sirviera el té y también que no le dijera ni una palabra a nadie, porque si no me iba a ir peor. Papá se había ido a trabajar desde temprano y su prometida se quedó en la casa, creo que ella vive aquí ahora. Ella estaba arreglandose las uñas y pensé que podría conciliar con ella algunas palabras.
—Buen día— la salude con una sonrisa
—Buen día Behati— apenas me miró, estaba concentrada en que su esmalte quedara perfecto
—¿te gusta el azul?— pregunté
—Si— solo alzó la mirada y la volvió a sus largas uñas de postizas.
—¿no son incomodas?
—Ya me acostumbré..
—¿desde cuando....
Se paró del asiento.
—¿no tienes otra cosa que hacer además de estar de encimosa?
—pues...no
—entonces, ve a ver televisión, la gallina pintadita o no sé
—Que patético...— suspire
Me puse el traje de baño, sandalias, agarre mi sombrero, protector solar, toalla etc. No lograba congeniar con nadie, sinceramente ya no quería estar aquí, todos me hacían sentir mal, pensé que podría llevarme bien con mi futura madrastra, como no lo hice con mi abuela...como sea solo lo pensé. Coloqué mi bolsa con las cosas aun lado del camastro que allí había y coloqué mi toalla sobre este, me apliqué el protector solar y deje caer mi vestido en el césped. En la casa había una gran piscina pero nadie la ocupaba, me asegure de las tiras de mi bikini blanco estuvieran bien atadas, no quería que sucediera un accidente.
—¡Sal de ahí inmediatamente!— escuché
Abrí los ojos y me acerqué a la orilla, había dejado que mi cuerpo flotara, estar en la piscina fue lo mejor que me ha pasado desde que llegué aquí.
—Pero...¿Porque?— pregunté saliendo la piscina
—Pero que gran sin vergüenza eres, igual que tu mamá, una exhibicionista. Está prohibido entrar a esa piscina para nosotras...
—Mi mamá no es una exhibicionista— repuse
—Ya la he visto en televisión como una cualquiera, dejando que todo mundo la vea en lencería....ahora cállate, y ven a ayudarme en la cocina
La abuela me tomó del brazo con fuerza..
—No quiero...— me solté de su agarre
—Si no es que quieras, vas a hacer lo que se diga
—usted no puede obligarme
—Esta bien ya veremos cuando llegue tu padre
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Ultraviolence
RomanceDespués de 19 años Skyler Dashwood descubre que fue adoptada cuando su verdadero padre va a buscarla hasta Ankara en Turquía. Para cumplir las estrictas tradiciones de un viejo pueblo al este de Turquía, Arafat Elyes, el jefe del pueblo debe casarse...