Capítulo 86

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Ya era viernes por la tarde, papá me pidió que fuero al jardín y que esperara ahí. Volví a ver a Hamid a lo lejos, dándole de comer a un becerro él me vio y agitando la mano me saludo, le correspondí. Me senté en el sillón del jardín, vi que la prometida de papá traía en una bandeja panecillos...¿OK?

—Ni si quiera pienses a tocarlos hasta que todos estemos reunidos—dijo dejando la bandeja sobre la mesa de centro

Rodee lo ojos.

—Están muy lindos— dije

—Se llaman...cuernos de gacela y se hacen para eventos especiales

—¿Los hiciste tu?— pregunté

—Así es— dijo y se marchó.

Apilados en una pirámide estaban aquellos curiosos panecillos sobre una bandeja plateada y su lado se encontraba un salero y un pimentero.

Interesante...¿Piensan lo mismo que yo?.

Después de percatarme que no hubiera nadie en la zona por así decirlo, me levanté del sofá y le puse sal a los panecillos....más de lo debido. Volví a dejar todo en su lugar

—Hola Hamid— sonreí

—Behati, hola!— también sonrió

—¿y?, ¿Que tal van las cosas?— Hamid dirigió su mirada unos instantes hacia mi

—Super bien—yo aún nerviosa por lo que habia hecho miré sobre mi hombro para ver los panecillos. Más salados que el mar muerto.

—Vaya, pareces tener le corazón hasta el cuello...— acarició al becerro

—no para nada— suspire —bueno, ¿trabajas todo el día?

—No, por las mañanas voy a la escuela y por la tarde vengo a ayudar a mi papá

—Esta de lujo, ¿como se llama este pequeño amigo?

—Zahar, el becerro nació con problemas y ahora mi trabajo es cuidarlo y estar al pendiente

...

Toda la familia estaba reunido en el centro del jardín, yo estaba de tanda en el sofá de mimbre y mi padre tenía sus manos puestas sobre mi hombros. Al parecer estábamos celebrando el compromiso de mi papá con...esa señora.

—Estoy contenta, de que al fin hayas podido encontrar a la mujer adecuada hijo— escupió mi abuela, para estar contenta no tenia ni la sonrisa ni el tono de voz que debía de lucir así.

—Al fin nos podrán dar un heredero hombre— dijo el abuelo con las manos apoyadas en su bastón.

Llegó la hora de comer los panecillos que había hecho mi futura madrastra.

—Toma una Behati— Arafat palmeo mi hombro con delicadeza

Asentí, tomé uno de la bandeja y no lo comí, al ver las caras de los demás después de haberles dado una mordida, comencé a tener miedo y querer reírme a la vez. Yo creo que van a retener líquidos después de haber probado las aperitivos que estaba demasiado salados, aperitivos que hubieran estado perfectos pero casi les vacíe el salero entero.

La señora estaba con la cara hecha como un tomate por la furia y me lanzaba su mirada de Maléfica.

—Esa niña a arruinado mi oportunidad de quedar bien con tu madre— gritó ella mientras caminaba de un lado a otro.

—¿Fuiste tu?— me miró Arafat

Agache la cabeza y dejé los ojos abiertos hasta que estos comenzaran a llorar.

—No se porque piensas eso papá, yo no fui, lo juro, todos en esta casa me aborrecen y me hechan la culpa— vaya me impresione, no sabia que podía actuar tan bien.

—¿Ya estarás contenta?

—Pero Arafat si estoy segura de que fue ella quien arruino mi comida

—Behati ya dijo que no fue ella, ¿porque te empeñas tanto en culparla?

—Pero Arafat!

—Ya basta, ella es mi hija y ya no voy a permitir que nadie le haga daño, escucha te quiero y estoy emocionado por la boda pero tienes que saber mi hija esta primero...

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