Capítulo 35

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Al despertar me di una ducha rápida, me coloqué ropa interior, unos pantalones casuales hasta las pantallas de color blanco, un top de tirantes azul marino, un abrigo largo del mismo color y mis zapatilla adidas blancas y negras. Utilicé el secador de cabello, apliqué protector solar en el rostro, un poco de sombra café claro, delineador negro, máscara de pestañas, rubor y un lápiz labial rosa pálido. Me apresure a tomar mi bolso y mis gafas negras.

Le caería de sorpresa a mi madre, hace mucho tiempo que no paso a verla. Debe de sentirse sola, pues mis hermanos tienen la cabeza metida en sus asuntos, mi padre debe de estar ocupándose del campo y mi madre....limpiando y cocinando el desayuno.

—¿a donde vas?— preguntó Megbel, me detuve.

Debi de tener cuidado con pasar por el comedor.

—Buenos días a todos— dije con naturalidad —voy a ir a ver a mi madre.

En la mesa estaba Arafat, Lía y sus padres, todos mirando mi incómodo encuentro con la señora Megbel.

—¿Otra vez?— arqueo una de las pocas cejas que tenían.

—Ve, y no regreses tan tarde. No es tan seguro como parece en el pueblo..—Arafat no me miró, solo se centró en su plato de comida.

—Entiendo— asentí.

***

Empuje las puertas de madera, que hicieron un escándalo por las extrañas cadenas que colgaban de ella. Me encontré a mi madre barriendo el patio, agachado y con un mazo espeso de hierba seca.

—Mamá—La llamé

Ella con un quejido por el dolor de su espalda se incorporó a la normalidad, entre cerró los ojos y pareció sorprendía, sus rollizas mejillas se arrugaron en una sonrisa.

—¡Anissa!, ¡Hija mía!— se limpió las manos en su mandil y corrió a abrazarme

Yo acepté su abrazo y no me opuse, después de todo ella era mi madre. Avergonzada, se alejó de mi y limpió sus lágrimas con sus pulgares.

—Lo siento, estas tan limpia que no quiero ensuciarte..— se disculpó

—Tonterías mamá, no digas esas cosas— puse los ojos en blanco —vine porque realmente necesito a alguien y quien mejor que mi mamá

—Ay...mi hermosa Anissa, yo también te he extrañado mucho mi niña— volvió a abrazarme pero esta vez no dejé que ella se alejara. —Me he enterado que te fuiste de viaje

—Si así es, Arafat me llevó a México...— murmure con desánimo y me senté en la silla del comedor, solté un largo suspiro.

—Me imagino que tuvo que ser un viaje hermosa— acaeció mi cabello

—uy si emocionante— rodee los ojos

—Anissa...¿Que sucede mi amor?

—Arafat me ha engañado, se casó conmigo estando en una relación con otra mujer, y mucho peor porque también ya estaban hablando de boda...— refunfuñe —el no ha sido sincero conmigo y yo de tonta que me empezaba a gustar...

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