Capítulo 48

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—Para mi luces hermosa— dijo Atacar mientras se colocaba la camisa

—¿hablas en serio?— me centré en su mirada, él estaba detrás mi y podía verlo en el espejo. —Los jeans ya no me cierran— puse los ojos en blanco

No es que ya tuviera el vientre del tamaño de una sandía, apenas tenía 2 meses de gestación, pero ya se había hecho un bulto en mi vientre que impedía que cerrará el botón de los pantalones.

—No te preocupes lo arreglare esta tarde— me sonrió

Terminé por ponerme unos joggers negros, camiseta gris de mangas largas, zapatilla deportivas y dejé el cierre abierto de la chamarra de Arafat.

—Que bonita— susurró a mi oído, me abrazó por detrás y puso su marbilla sobre mi hombro

—Gracias— solté una risa pequeña, sus manos bajaron a mi torso y acariciaron mi vientre. —Arafat— volví a reír

—Me hubiera gustado que hubieras quedado embarazada en otras circunstancias....— lo interrumpí y me giré a él, puse mis brazos alrededor de su cuello

—Ya no podemos regresar el tiempo , nuestra hijita ya está en camino— sonreí

—¿Hijita?— levantó las cejas —¿crees que será una niña..?

—comienzo a utilizar mi sentido de madre— guiñe un ojo

—para mi no importa si es niña o niño, con que sea sano y feliz. Todo va a estar bien

Asentí y me acerqué a besarle, él aceptó mi petición. Mis manos se hundieron en el espeso cabello azabache de Arafat, después del beso nos abrazamos y quedamos así durante un tiempo, incluso me estaba quedando dormida en su hombro.

Ay Arafat, ¿quien diría? Que terminaría perdidamente enamorada ti.

—Si pudiera me quedaría en casa todo el día contigo— me dio un beso en la frente

—No hay problema— murmure —¿Podrías dejarme en casa de mi madre?

—por supuesto— asintió

No quiero permanecer en la mansión, me sentía incomoda y un poco asustada por Lía y Megbel. No tomaron bien lo de mi embarazo con Arafat, y temo por mi pequeño bebé. Para evitar problemas, me he callado cuando Los entró en mi habitación a levantarme falsos y que por eso me puse tan mal, como para devolver hasta el mismo estómago.

Al entrar al jardín Arafat tomó mi mano y la besó, Megbel nos miró con desaprobación, en cambio el señor Ahmed me dedicó una sonrisa amistosa -lo que nunca-.

—Buenos días— dijimos Arafat y yo

—Buenos días— solo contestó Ahmed —Skyler..¿Ya te sientes mejor?

—Si señor Ahmed, gracias– devolví la sonrisa

—¿Que pasaría si en lugar de un varón tuvieran una niña?— Lía metió su cizaña

Megbel estuvo a punto de contestar, pero cedió ante la fría mirada del padre de Arafat.

—Nada, no pasaría nada— dijo el señor Ahmed, callando así a las 2 víboras —¿No piensan desayunar?

—Gracias, pero llevaré a Skyler a otro lugar— dijo Arafat, quien apretó mi mano. Asentí

—Muy bien, que Allah los acompañe

Nos fuimos de la mansión, Arafat me abrió la puerta de la camioneta y le agradecí, me puse el cinturón de seguridad. Condujo a una velocidad normal, mi estómago estaba gruñendo con violencia y me causaba dolor, dolor significa mareos y mareos, vómitos y vómitos sentirme mal todo el día.

—¿Te gustan los waffles?— preguntó

—si— dije y asentí como una niña pequeña.

Del otro lado del pueblo, en lado que podríamos llamar "mini hiper chiqui Estambul", se encontraba uno de mis restaurantes favoritos favoritos llamado IHOP.

Fue reconfortante probar algo que no fuera verduras, pan y huevos. El sabor dulce de los waffles me regresó el beun humor, estaba agradecida de beber algo más que no fuera té de jengibre.

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