Ultraviolence

Capitulo 32

Mi puerta fue golpeada con suavidad 3 veces, fui hasta allá y la abrí.

—Señora— era Feriha —Usted tiene una llamada en la sala, un tal hombre llamado Eidan— susurró

—Dime que es una broma— murmure

—No señora, se lo juro.

—Por favor Feriha nadie debe de enterarse de esto...por favor

—Como usted me lo ordene..

Feriha se quedó afuera de la sala para avisarme si alguien venía, yo tomé el teléfono.

—¿Hola?

—Sky...no vas a creer en donde estoy— dijo

—Estas loco— murmure

—Estoy afuera de la casa del jefe, tal y como tu me lo dijiste.

—Por favor vete, vete de ahí. Nos vemos en el jardín del té— susurre

—¿pasa algo malo?— preguntó

—No no, solo hazme caso

—Esta bien nos vemos ahí

—adiós— colgué el teléfono con rapidez.

Me apresure a salir de la habitación, para ir por mi bolso y mis gafas. Me encontré con Arafat a la entrada del cuarto parecía que iba a tocar. Me crucé de brazos y lo mire con dureza.

—¿Te equivocaste de habitación?— le pregunté

—No..sky debemos de hablar por favor— contestó

—Felicidades, tendrás a Lía como tu esposa. Como ambos siempre han querido y espero que Ludmila también este invitada— Mascullé

—cierra la boca por favor, dejame hablar— dijo entre dientes —Sky, ¿no entiendes? Que algo has hecho en mi, tu...tu me estas empezando a gustar..

—¿Soy o me parezco?— arquee una ceja.

—Creeme por favor— suplicó

—¿entonces porque te vas a casar con Lía?

—Los demás jefes han tomado la decisión, de que yo despose a otra mujer si no...consigo que quedes embarazada o si no, pensarán que soy estéril...

—¿Ese es mi problema?— inquiri —Dile a los demás jefes, que a una mujer no puede obligarsele a ser una criadera..

—Sky

—¡No Arafat!— negué —No me estas dando mi lugar, asi que me lo voy a dar yo. Cásate con quien quieras, ten los críos que tu quieras, porque después de tu in sinceridad, no vas a conseguir de mi ni una sonrisa amable..

Abrí la habitación y me dirigí directamente a mi tocador, tomé mi cepillo para el cabello y lo cepille. Un poco de mi perfume favorito a cada lado de mi cuello y me chequé la ropa.

—¿Porque te arreglas tanto?— dijo desde el marco de la puerta

—voy a salir— contesté, mientras aplicaba mi lápiz labial rosa pálido en mis labios.

—¿a donde?— insistió

—Voy a ver a mi madre...

—¿Estas segura?

—Deja de cuestionarme Arafat, estoy cansada de eso. Si te preocupa que escape, no lo haré...

—Yo solo...

—Tienes mi pasaporte, identificación, todo..asi que deja de preocuparte y diles que me dejen salir, porque no me voy a quedar en esta casa todo el día.

—Será como tu lo desees— dijo cabizbajo y se fue.

Puse mis manos sobre el borde del tocador...

A mi también empezabas a gustarme Arafat

Pensé.

Tomé mi bolso y me puse mis gafas negras para evitar que el sol lastimara mis ojos. Ante las miradas acusadores de su madre y Lía, les pasé por enfrente. Los guardias de la puerta se hicieron a un lado, desde que puse un pie fuera de la mansión. Sentí un aire de libertad pero en el fondo de mi corazón a un tenía el dolor que a Arafat había provocado en mi.