—No es la forma de hablarme después de salvarte de ir a prisión, eh... —Arqueando una ceja, y con un tono suave, Carol continúa—, hoy estuvo la policía haciéndome preguntas pero no te vendí. Inventé cualquier cosa.
—¿Por qué hiciste eso? —Esa confesión arrasó como un tsunami a su mente, creando tanta confusión como alivio, pero en el fondo, siente que hay alguna cosa extraña detrás de todo esto. "Algo quiere" sospecha Nina.
—Las dejo solas —interrumpe Laura, y preocupada por su hija, huye del lugar con la excusa de hacer compras.—Quiero ayudarte, así que tendrás que aprenderte la versión que yo dí de los hechos, por si vienen a preguntarte —A medida que Carol le explica todos los detalles de su declaración, Nina al fin siente que las cosas comienzan a encajar, que no está sola, y que ha encontrado de nuevo a su confidente, quien le ha demostrado una lealtad incansable.
—Gracias —Nina percibe el salado sabor de sus lágrimas en sus labios, que brotan como lluvia por sus enrojecidos ojos—, no sé qué decir, nunca me habían demostrado una amistad tan verdadera. Y menos después de intentar matar a mi mejor amiga.
—No te pongas cursi —Carol la contiene con un abrazo fraternal, y continúa—, yo sí te creo Nina, seguramente tuviste alguna visión antes de atacarme. Pude oír unos quejidos de tu parte, y además aquella noche te vi muy angustiada, me acuerdo que decías que alguien te estaba persiguiendo, que no estabas segura en tu casa, ¿te acordás?
—Sí, sí, ¡por supuesto!
—Contame más sobre eso, ¿qué es lo que te sigue? —Nina no consigue expresar en palabras lo que la ha estado acechando durante todo este tiempo, pero toma valor y le pide a Carol que la siga hacia su habitación.
Un silencio sepulcral se apodera del recorrido, hasta que al fin llegan al cuarto, y ante la sorpresa de Nina, el cuadro no está allí, posado en el suelo donde lo había dejado. Esa era la prueba fundamental para que Carol le creyera.
—¡No está! —Sus pulsaciones comienzan a aumentar mientras busca con desesperación aquel retrato sin éxito alguno. Como si de un huracán se tratase, arrasa con toda su habitación, dando vuelta cajones; el ropero; la mesita de luz; la ropa; incluso su misma cama, pero no hay rastro de él.
—¿Qué no está, Nina? ¡Calmate!
—¡El cuadro! ¡El puto cuadro! Yo lo había dejado acá —Su desconsuelo dura apenas un suspiro cuando se detiene por un momento y mira hacia la ventana—. Yo no la dejé abierta —apunta convencida en dirección hacia ella—. ¡Alguien entró, Carol! —Corre hacia allí y se cerciora de que no haya nada sospechoso en la zona. Afuera hay un pequeño balcón del que sospecha se pueden haber infiltrado.
—¿No pudo haber sido tu madre? Capaz lo tiró.
—No sé, ella me lo hubiese dicho —Nina continúa mirando hacia los alrededores buscando alguna prueba fehaciente, pero no encuentra más que árboles y personas comunes y corrientes caminando por la acera. Finalmente desiste y entra de vuelta.
—¿Qué tiene esa pintura, Nina? ¿Fue la que vi colgada allá en el living?
—Sí... ese cuadro está maldito, Carol —confiesa ante la mirada confusa de su amiga—. ¿Ves mi ojo moreteado? Bueno, así también está en el cuadro. Y vos lo viste de otra forma, es algo imposible, ¿no es cierto?
—Esperá, esperá... ¿estás queriendo decir que el cuadro... está vivo?
—Sí... algo así... —Aunque sabe que el relato suena absurdo, ella está convencida de lo que cuenta, y continúa—, es más, te voy a enseñar algo para que veas qué es lo que me está persiguiendo día y noche. —Revuelve entre todas las cosas tiradas en el suelo, y encuentra un dibujo que hizo sobre aquella sombra demoníaca de ojos brillantes y con pocos cabellos que le llueven de la nuca—. Esta cosa me asusta, es más, siento escalofríos con tan solo ver esa ilustración.
—Es... raro. —Carol observa el dibujo con detenimiento, y a pesar de no entender bien lo que sucede, cree que debe apoyar más que nunca a su mejor amiga—. ¿Sabés qué? Yo sí te creo, y te voy a ayudar. Vamos a buscar hasta al mismo Papa Francisco si es necesario, pero vamos a terminar con esto, ¿está bien? —Nina asiente contrastando una sonrisa de alivio y su mirada de profunda preocupación.
—Y eso no es todo... también vi a Michael, varias veces —revela, con su vista perdida en el dibujo de aquel ser espectral—. Me los he encontrado a los dos juntos, capaz tengan algo que ver.
—Seguro, ¿te han hablado?
—Sí, en un tono amenazante. Hay algo que quieren de mí, algo que quieren que recuerde, y no sé qué es. —Las lágrimas empañan sus ojos, los cuales se tiñen de color carmesí.
—Tranquilizate, hay que tratar de averiguar alguna cosa. Tal vez Michael no logra descansar en paz y quiere decirte algo.
—Puede ser... —Nina mira el reloj de su celular, y abre los ojos de par en par al percatarse que ya es la hora de irse—, ¡me tengo que ir, hoy tengo cita con el psicólogo!
Antes de salir de casa, y tan siquiera de su habitación, se asegura que todo esté debidamente cerrado, ventanas; puertas; y además, activa la alarma con un código de números que solo ella y su madre saben, de modo que ante cualquier movimiento extraño dentro en la casa, la señal empiece a sonar de inmediato.
"Así supongo que voy a estar más segura", piensa Nina, suspirando de alivio ante tal convicción.
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El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)
HorrorGANADORA DEL WATTY A MEJOR HISTORIA DE TERROR 2020 La cordura de Nina será puesta a prueba y tendrá que demostrar que es víctima de una aterradora maldición. *********** Nina recibe un hermoso cuadro de sí misma por parte de un anónimo, pero hay alg...