Al llegar al instituto de Bellas Artes y ver a sus compañeros, Nina siente un gran alivio. Se detiene un momento a observarlos, contempla los gestos, los rostros felices de las personas. Algunos de ellos van entrando a un paso ligero a clases, seguro llegan tarde así como ella. Para Nina suena estúpido, pero jamás había valorado la cotidianeidad de sus días como lo hace en este momento.
—¡Hola, Nina! —La sorprende Bárbara por detrás.
—¡Ah, hola Barbie! —saluda algo confundida.
—¿Cómo andás? Ayer te fuiste espantada al ver a Carol y me quedé muy preocupada —Le confiesa apoyando su mano en el hombro de Nina.
—Sí... la verdad me choca verla así, y no pude aguantarlo —afirma con un poco de nerviosismo—. Estaría buenísimo si quitaras tu mano de mi hombro lastimado, ¿no te parece? —Le indica con una sonrisa furiosa.
—¡Ah, perdoname! Que pelotuda soy —Finge Bárbara, aquella chica parece disfrutar de su cinismo—. Ya veo que te afecta mucho lo de Carol —Su mirada se enclava en los gestos incómodos de Nina, los cuales le generan una enorme desconfianza—. Me pareció que tu reacción fue porque despertó y te miró a los ojos.
—¿Despertó? No me di cuenta —Nina disimula su asombro ante tal confesión.
—Sí, pero volvió a cerrar los ojos enseguida... ya sabés cómo es de inestable su estado. Duerme mucho, se despierta, habla poco y no recuerda casi nada... bueno, mejor vayamos entrando que nos perdemos la clase.
La preocupación se intensifica, los minutos siguientes se hacen horas, y aunque Nina intenta calmarse por dentro, se siente perseguida, observada y condenada. Entrar al aula es como entrar a un tribunal donde todos son jueces y ella la culpable. Sus compañeros se quedan viéndola en silencio, unos con asombro, otros con extrañeza, y algunos... con odio. Un cosquilleo muy incómodo siente cuando se da cuenta de que todos la contemplan alejándose de ella. Por eso, se sienta en el último lugar del salón, y aunque está acompañada por Bárbara, aun así no deja de sentirse sola y acobardada. Algo anda mal y no está segura en ese sitio, suerte la suya que solo tendrá que quedarse allí por dos horas y luego regresará a casa, empero, siquiera su hogar es seguro.
Al terminar la clase, Nina trata de alcanzar a su amiga Katherine, quien no la ha mirado en todo el día y ha salido como alma que se lleva el diablo hacia el pasillo.
—¡Katherine! —Corre tras ella—. ¡Kathy!
—Hola... —musita apenas mirándole a los ojos.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué no paraste cuando te llamé? Si no te alcanzo seguías de largo —Le interroga molesta.
—No quiero que me vean con vos, es eso —confiesa acomodándose sus anteojos.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —pregunta Nina alterada.
—¡¿Y lo preguntás?! ¿No te enteraste de los rumores? Andan diciendo que fuiste vos la que intentó matar a Carol.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué dicen eso?! ¡No tienen ningún fundamento ni pruebas de nada! —grita descontrolada hacia todos alrededor—. Eso es difamación, y yo soy su mejor amiga, ¡no tiene sentido que piensen eso!
—No sé, es muy raro que las dos estuvieran en el mismo hospital gravemente golpeadas. Algo pasó entre las dos.
—¡¿Esa es la prueba?! —Nina la mira indignada y con rabia—. Decime una cosa, ¿quién dijo toda esa pelotudez?
—Tengo clases ahora, después te cuento —Katherine busca evadirla con culpa, a toda costa. Esa chica poco sabe de disimular.
—¡Vení acá! —responde entre dientes mientras la sujeta del brazo—. ¿A quién estás encubriendo Katherine? ¿Fuiste vos? ¡Mirá que es muy grave esta acusación que están haciendo!
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El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)
HorrorGANADORA DEL WATTY A MEJOR HISTORIA DE TERROR 2020 La cordura de Nina será puesta a prueba y tendrá que demostrar que es víctima de una aterradora maldición. *********** Nina recibe un hermoso cuadro de sí misma por parte de un anónimo, pero hay alg...