Capítulo 50 - El monstruo interior

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El panorama no parece alentador para Nina. Los medios se regocijan estampando las crudas imágenes de lo que fueron los dos crímenes cometidos horas antes. El caso de la asesina sin rostro se ha potenciado a un nivel en el que nadie dentro del país habla de otra cosa que no sea de este misterioso acontecimiento. Muchos han salido a hablar, argumentando que ella está demente, y alucinaba con la imagen de un retrato que se iba borrando junto con ella. Es tan inmensa la proporción que abarca este tema, que es objeto de debate en todos lados. Hay algunos que se mantienen escépticos ante el dilema del cuadro, argumentando que no es más que una efímera leyenda urbana de la que nadie se acordará en el futuro; otros, sin embargo, acreditan en Nina, y defienden la existencia de retratos malditos como el del niño llorón, o el de la misma Madame Lalaurie. El debate está servido, y todos toman una postura, rasgándose las vestiduras entre la cordura y la locura; entre el bien y el mal; entre los que apoyan, y los que repudian a Nina y su accionar.

—¡Daniel, vení a ver las barbaridades que están diciendo de Nina en la televisión! —Le ordena Laura, pasmada ante el televisor—. No lo puedo creer, ¿con qué descaro se meten? Menos mal que ya saldré a hablar y decirles de todo a estos pelotudos... ¡Nina no podría quemar viva a Carol! —brama enfurecida, notando de inmediato que en la casa no hay nadie—, ¿Daniel? ¡Daniel! ¿Dónde estás? —Lo llama, revisando cada rincón de la casa, pero no encontrando ni rastro de él—. No puede ser... ¡Le dije que me esperara!musita indignada, recogiendo su bolso y un par de cosas para ir en su búsqueda. No piensa quedarse de brazos cruzados.

Mientras tanto, Nina y Edu siguen su travesía sádica rumbo hacia el último cadáver que le falta al festín de cuerpos: Katherine. La buscan cerca de su hogar, mas no la encuentran allí, ni por ningún otro sitio conocido. "¿Dónde se metió esa infelíz?", se cuestiona Nina en su mente, deseando la más retorcida venganza hacia esa chica sin personalidad. Después de matar a Isabella y ver cómo el fuego consumió la carne de Bárbara, una deliciosa y perturbadora adrenalina corrió por sus venas. Se está acercando a su objetivo principal, que es aquel demonio de los brillantes diamantes en la oscuridad. "Ya voy a llegar a vos, hijo de puta. Pero primero, tengo que encargarme de tu aquelarre". Su diálogo interno es interrumpido súbitamente cuando frente a ellos, aparece Daniel, obligándolos a detener su andar. Unas ganas inenarrables lo acorralan a Edu de presionar el acelerador y arrollar una y otra vez a ese hombre, aprovechándose de fingir que solo es una ilusión, empero, Nina se lo impide, bajándose del auto para averiguar qué es lo que su padre quiere.

—Papá, salí de ahí —Le ordena Nina, aún pasmada al ver que se ha aparecido de la nada frente a ella.

—¿Querés saber dónde está Katherine? Yo te puedo llevar, vení conmigo hija mía —Le asegura Daniel, extendiéndole la mano para llevársela consigo.

—¿Cómo hacés eso? Es imposible...

—Nina, ¿otra vez estás imaginando a tu padre? —interrumpe Edu saliendo del auto, fingiendo que aquel tipo no está ahí.

—¿Vas a seguir fingiendo que no estoy acá? —Le reclama Daniel.

—Edu... yo sé que lo estás viendo —confiesa Nina, quien lo mira con una profunda decepción—. Cuando él se apareció, te asustaste, y paraste el auto enseguida. Si fuera una alucinación mía, hubieras seguido de largo.

Edu se queda sin palabras ante aquella lógica. Nina no era tan tonta como pensaba. Por lo que su silencio termina confirmando que su padre está allí con ellos, y de una forma sorprendente e inexplicable, se puede trasladar de un lugar a otro sin que nadie siquiera lo perciba.

—Nina, ven... —Le insiste su padre, antes de al fin tomar su mano, e irse junto a ella.

La dimensión espiritual permanece oscura, pero abrigada por un manto de destellos cuyos colores escapan al nivel sensorial del ser humano. Aquel sitio resulta impredecible, mas sumamente intrigante. Es como un espejo proveniente del más allá, una réplica exacta del plano terrenal donde lo sensitivo se potencia a un nivel inigualable. Nina queda maravillada con los múltiples arcoiris que se cuecen en medio de la oscuridad, y los túneles estelares que se dibujan tras las puertas de las casas aledañas. En aquel sitio, todo parece posible, y viajar a través de la inmensidad resulta tan fácil como ir de compras a un supermercado.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora