Capítulo 42 - Teatro del infierno

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Aquella noche se vuelve aún más tenebrosa cuando le toca irse de la jefatura y retornar a su hogar, donde su familia con anhelo lo espera. Su mente divaga entre toda la información que ha recabado rato antes, y el sospechoso e-mail al que han respondido esta gente. Es crucial que al día siguiente deba ir a la dirección que ellos marcaron, donde se dará inicio a aquellos que quieren entrar al Grupo Alma. Empero, la preocupación no termina allí. Él sabe demasiado, más de lo que quisiera en realidad saber. Muchas cosas que pueden atormentar su cordura hasta llevarla a pender del abismo en cualquier momento. E incluso, su puesto de trabajo puede estar en juego, violó una regla inquebrantable, que solo en casos de emergencia debía violarla, y sabe muy bien que puede tener consecuencias graves. Toda esta olla podrida de secretos sellados, se ha destapado en sus narices, en una intrincada investigación que llevó a ese punto al que no pensó llegar. La cabeza se le carcome por dentro del miedo, de la frustración, a punto tal que le es imposible no hacerse mil y una interrogantes. ¿Acaso será cierta aquella afirmación de que cuanto menos uno sepa, más felíz es? ¿Que cuanto más ignorante, en más plenitud y confort se vive? Aquel cuestionamiento resuena en su mente de forma constante, como si confirmara que en verdad, se sentía mejor sin saber que el Estado se está dejando corromper por una fuerza sectaria a la que parece imposible seguirle el rastro. Como si esa gente no existiera, o nunca hubiese estado allí, pero sí existen. Ellos yacen entre las penumbras. Las mismas que llenan de tinieblas las desoladas calles que transita, sin apenas reparar en la azulada oscuridad infernal que lo rodea.

Empero, una silueta al otro lado de la acera, lo devuelve a la realidad física de la que parecía perderse. Un tipo con un saco enorme y elegante que le oculta hasta los pies, parece mirarlo fijamente, cobijándose en la profunda oscuridad de las calles. Los focos de luz no están encendidos, por lo que es imposible verle el rostro a este sujeto. No obstante, es un hecho que aquella figura de saco y sombrero, lo está observando de forma estática, vigilando cada uno de los pasos que da. Aquella silueta se ve tan intimidante, que Anthony no puede evitar sentirse nervioso. Digamos que a nadie le gusta que un desconocido se quede durante minutos mirándolo con suma fijación, y mucho menos, cuando uno va completamente solo por una calle en completa oscuridad y desolación. Por lo que, decide acelerar el paso y tragarse su saliva, la cual parece no querer bajar de los nervios que aquel sujeto le hace sentir. "¿Quién mierda es ese tipo? ¿Será uno del grupo y me habrán descubierto? Tal vez me están vigilando... tengo que actuar con normalidad, no puedo levantar sospechas aunque tenga ganas de meterle un tiro a ese tipo... Más le vale que ni se me acerque", piensa un Anthony ya frenético, mientras de forma esporádica gira su cabeza hacia atrás, y constata que aquel hombre, se encuentra en el mismo lugar, mirándolo desde el destello de luna que le cae encima. Cuando logra perderlo de vista, es el momento en que decide acelerar aún más el paso hasta llegar a la comodidad de su casa, e intentar conciliar el sueño. Aquella será la tarea más difícil de realizar, pero lo intentará.

Jefatura de Policía

—¡Buenos días, jefe! —Le dice Karen, poniendo la mejor de sus caras, pero notando aun así, la vista perdida de Anthony—. ¿Está bien? Tiene cara de no haber pegado un ojo en toda la noche.

—Sí, Karen... —Le responde al entrar a su oficina, sin siquiera mirarla a los ojos.

—Señor, disculpe que lo moleste —Interrumpe Karen, entrando detrás de él a su oficina—, pero quisiera saber cómo le fue anoche con la investigación.

—Descubrí cosas horribles Karen... —confiesa sentándose en la silla que gira más por lo destartalada y añeja que está, que por su función en sí misma—, entré a ver los archivos confidenciales.

—¿Qué? ¿Pero usted pidió permiso? —interroga ella, cambiando su tono despreocupado de hace un momento a uno de preocupación inmediata.

—No...

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora