Capítulo 24 - Guerra declarada

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Esa noche se hace insoportablemente cruel para Nina, apenas puede dormir de la preocupación, tanto que la única reacción que casi como un acto inconsciente pudo realizar, fue retirarse de la presencia de su madre.
Aquel mensaje no la deja en paz, y está decidida a descifrar el misterio que envuelve los dichos de Carol, de quien incluso sospecha que le puede estar tendiendo una trampa para que desconfíe de la persona que le dio la vida y la crió.

Después de intentar mantener el equilibrio por un largo rato en el delgado y tirante hilo de la indecisión, al fin y al cabo prefiere ignorar el sospechoso mensaje de su ex mejor amiga, puesto que solo son palabras vanas, difamatorias, que intentan jugar con su mente y perturbarla aún más de lo que se encuentra. Nina tiene más motivos para sospechar de Carol que de su propia progenitora, quien no tiene una razón aparente para vengarse de ella. Empero, la tranquilidad que le brindó el hecho de ignorar ese mensaje, de improviso, se ve afectada por la llegada de uno nuevo, causando una fuerte vibración en su celular. Lo revisa y de nuevo se trata de Carol intentando advertirle sobre algo que su madre no le ha contado aún.

"¡Tu madre esconde un gran secreto, pedile que te lo cuente, por favor confiá en mí, soy tu amiga!"

¿Qué secreto tendría que ocultarle su madre? ¿Acaso es algo tan perturbador que requiera esconder la supuesta verdad durante tanto tiempo incluso de su propia familia? Pero aun así, es de extrañarse que Carol tenga conocimiento de una información tan confidencial que siquiera ella —que convive con su madre—, lo sepa.
"Claro... seguro se lo dijo la vidente..." reflexiona, percatándose de nuevo de una artimaña para separarlas, y seguramente de un invento de Carol que sabe muy bien lo sensible que se encuentra por todo lo que ha estado sucediendo. "Es imposible que una vidente, medium, o lo que sea, le diga por arte de magia los secretos de otras personas... sino, que me pase las respuestas de mis exámenes y así le creería..." piensa con ironía, y manteniéndose al margen de toda especulación.
Por lo que decide bloquear a Carol para ya no recibir más de estos mensajes, sea cual sea su venganza, ya está cruzando todos los límites, y esto no se quedará así, no se va a quedar impune simplemente a través de la pantalla, sino, que esta situación merece una explicación contundente cara a cara.

Al día siguiente, Nina desayuna junto a su madre, está decidida a aclarar las cosas, de tal modo que mantiene una actitud normal frente a la mesa, tan así, que Laura ni sospecha de las acusaciones en su contra.
Más tarde, ya en la universidad, el encuentro inevitable se da, como si los planetas convergieran en un solo camino, y el cruce desafiante de sus miradas se dispara atravesándolas como dagas.

—¡Quiero que me expliques qué carajos fue lo que me mandaste anoche! —Su voz trona e impacta con la fuerza de un rayo en Carol, llamando la atención de todos los presentes en el patio de la institución.

—No entiendo de qué me hablás... —responde perturbada.

—Sí entendés, ¿qué es eso de que mi madre tiene un secreto? —Insiste en aumentar el tono de su voz a uno agresivo y fuera de sí.

—¡¿Eh?! ¿¡De qué mierda me estás hablando Nina?! —Carol tampoco da el brazo a torcer, y le responde con la misma prepotencia, levantándose del asiento donde estaba para al fin enfrentarla—. ¡Yo no sé un carajo de tu madre, ni me importa! ¡Y dejá de hablarme así, ¿quién te creés que sos?!

—¿No fuiste vos la que me mandó estos mensajes? —Temblando de furia, busca entre su correo y le acerca el celular de una manera exagerada a su rostro, señalando lo que dijo y el correo que delata su procedencia, y al no ver respuesta alguna de su actual rival, insiste con más fuerza—. ¡Contestá!

—No... no sé, yo no envié eso —Es lo único que consigue asegurar en medio de toda esa confusión, pero no es suficiente para que Nina consiga acreditar en ella—, te juro que yo no fui Nina. No sé quién te envió eso y cómo accedió a mi correo, pero yo no fui, no sé nada de tu madre.

—¿Ah no? ¿Y quién fue entonces? —responde con ironía, su sonrisa cínica oculta sus intenciones de golpearla en ese mismo instante—, ¿un muñequito vudú de los que me hablaste? ¿O vas a decir que fui yo para que todos estos imbéciles que están mirando se convenzan de que estoy loca?

—No... no sé cómo explicar esto, pero no fui yo...

—¡No me jures nada, no te creo una mierda, y te lo advierto, déjame en paz que para mí estás muerta! —Le grita ante la mirada atónita de todo el mundo, pareciera que un ser demoníaco se hubiese apoderado de su alma y lo único que consigue destilar es odio y destrato hacia los demás.

—¡Che, flaca, ¿qué carajos te pasa?! —Jonathan se interpone entre ellas defendiendo a su novia como debe ser, enfrentando a Nina de una vez por todas, y es que, hay varias cosas que quisiera decirle—, ¿qué vas a hacer contra Carol, eh? ¿Vas a intentar matarla de nuevo? —Sus ojos llenos de ira se posan a pocos centímetros de Nina, y amenazan con reaccionar de la peor manera ante cualquier insulto más hacia su enamorada—. A mi novia no la amenaces, y ¿sabes qué? Mejor andate a la mierda. Una mina como vos es mejor que esté lejos de nosotros.

—Amor, calmate —Carol lo sujeta de los brazos e intenta alejarlos, mirando con miedo hacia quien se está declarando como su ex mejor amiga—, no le sigas el juego, dejá que piense lo que quiera.

La conmoción termina antes que la situación se desproporcione, Nina da marcha atrás y se va llorando ante las palabras de Jonathan. A pesar de toda la rabia contenida, sabe que este enfrentamiento solo sirvió para dejar más en evidencia que ella sí intentó matar a su mejor amiga, que incluso pensó en descuartizarla y desaparecerla de la faz de la tierra para no ser descubierta. Pero la situación límite la había llevado a eso, así como la que está viviendo ahora, la que se decía su gran confidente está conspirando cruelmente contra su madre y se hace la tonta para hacerla quedar como una psicótica delante de todos, y así confirmar las sospechas que jamás la dejarán conciliar el sueño de nuevo. La guerra está declarada, ningún sitio es seguro y nadie es confiable. Sean mentiras o no lo que Carol dijo, de algo sí hay certeza: Nina debe andarse con cuidado de ahora en más. 

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora