Capítulo 25 - El mal regresa

1.2K 201 77
                                    

Mientras tanto, luego de semejante conmoción; Jonathan se va a caminar con su novia lejos del ya diluído ambiente de tensión que se vivió en la universidad momentos atrás. A pesar de no saber qué decirle para contenerla, la envuelve con uno de sus brazos y caminan en silencio.
Después de varios minutos de observarla de reojo y notar sus gestos de preocupación, su mirada perdida en una confusión alborotada y delirante; después de apreciar sus piernas entumecidas que se enclavan en el zócalo y son arrastradas como si los músculos hubiesen entrado en el letargo y pesaran toneladas, no contiene sus rebeldes e inquietas ganas de preguntarle sobre lo sucedido.

—¿Estás bien, mi amor? —Le pregunta mientras acaricia su rostro.

—Sí, maso... —responde Carol cabizbaja.

—No pude ver mucho lo que pasó, solo vi que ella te miraba como si quisiera acabar contigo, y me nació el impulso de defenderte y cantarle sus verdades en la jeta —Le explica, y continúa con sus preguntas—, pero, ¿es cierto que ahí estaba tu correo?

—Sí... era ese, te juro que no entiendo nada.

—¿Creés que te hayan hackeado?

—No sé, voy a ver si puedo acceder a mi correo —Revisa su celular pero todo sigue normal, aunque allí están los mensajes que le envió a Nina, de forma que ella asegura no explicarse cómo se enviaron—, al menos puedo entrar con normalidad... tendrían que haber cambiado la contraseña, ¿no?

—Sí... bebé, ¿estás segura que vos no enviaste eso? —Levanta su mentón y la mira a los ojos prometiéndole lealtad con una dulce mirada—. Te prometo que voy a ser tu aliado si es que querés vengarte de ella por lo que te hizo, yo te voy a ayudar y no diré nada.

—¡¿Estás desconfiando de mí, Jonathan?! —Carol se aparta bruscamente dándole un manotazo—. ¡¿Creés que soy tan forra para jugar con cosas tan personales?!

—No amor, pero a veces la venganza lleva a cometer algunos actos cuestionables... —Antes que reaccione peor de lo que ya estaba, levanta el tono de su voz y le aclara—, lo cual es entendible, y si lo hicieras, yo te apoyaría siempre. Sabés que te amo y siempre voy a estar para apoyarte en cualquier cosa que decidas hacer.

—Sí, ya sé. Pero insinuar que yo me quiero vengar ya me parece demasiado viniendo de mi novio, ¿no te parece?

—Puede ser, pero... —Señala su celular—, ahí hablan de una vidente... y vos me has hablado mucho de esa mujer, ¿cómo es que alguien más la conoce, y sabe que vos también? No entiendo.

—Yo tampoco, no tengo idea... —responde exasperada mientras se rasca la cabeza preocupada—. ¿Sabés qué? Dejame sola, necesito pensar.

Cuando intenta detenerla, Jonathan recibe un mensaje en su celular, al fijarse ve que es de Bárbara y se aleja de Carol, el texto dice lo siguiente:

"Bombón, los espero a vos y a tu novia para mi fiesta de cumpleaños, que no se les olvide, eh!"

Mientras tanto en la universidad lo que más se comenta es el escándalo que acaban de protagonizar Nina y Carol, pelea que llegó a oídos del propio decano; de profesores; y de todos los estudiantes. Entre ellos, Katherine, quien va corriendo a buscar a su amiga Bárbara para ponerla al tanto de los chismes.

—¡Barbie! —Llega al salón alterada y acomodándose sus anteojos—. ¿Supiste del lío entre Nina y Carol?

—Sí, ya supe todo con detalle, otra vez llegás tarde, mamu —Le sonríe con cinismo y arqueando una ceja—, creo que... mi fiesta de cumpleaños va a estar interesante —Le guiña un ojo que esconde algún plan para nada bueno.

—¿Qué vas a hacer? —Le pregunta incrédula.

—Nada en especial... ya sabés que me encanta el puterío, así que si invito a una de ellas, la otra no tiene por qué saber que ella va... ¿entendés?

—Ajá... ¿y para qué querés hacer eso?

—Por joder... —Arquea sus labios señalando su poca preocupación por lo que pueda pasar—, capaz podamos armar algo para quede de una vez por todas como una loca.

—No ganamos nada con eso...

—¿Pedí tu opinión? —Ante la respuesta negativa y sumisa de Katherine, decide recordarle su lugar una vez más—. Sabés que conmigo vas a llegar lejos, porque la verdad que no tenés mucho talento para esta carrera, y yo te he ayudado demasiado, ¿no es cierto?

—Sí Barbie... vos sos la mejor, sos mi salvación. No necesitás recordármelo —responde rodando los ojos.

Por otro lado, Nina va llegando a su casa, desanimada por todo lo que vivió hace un rato, con quien se decía su confidente, quien entendía lo que estaba pasando con su vida y creía fielmente en sus palabras. Pero todo resultó en falacias que se las llevó el viento una vez que presenció el griterío descomunal entre ambas, y el quiebre más deshonroso de su amistad.
Las acusaciones de Jonathan, por otra parte, la condenaron a una sala de sentencia social frente a sus compañeros, momento del que jamás se olvidará, y en el que su mente da vueltas en una espiral sin salida, como si no consiguiera conectar con aquello tangible y propio de la realidad. Aún así, sus pensamientos se ven de forma abrupta atravesados por el ensordecedor ruido proveniente de la alarma que se activa cuando abre la puerta. No sabe cómo ni porqué, pero ese sonido le resulta escalofriante.

—¡La con... de la lora! ¿Mamá activó la alarma o qué mierda hizo? —Se tapa los oídos ante el escándalo que ocasiona el fuerte volumen del alboroto, pero su sorpresa es mayúscula cuando digita los números de la contraseña en un intento de desactivar el sistema y resultan incorrectos—. ¡¿Cómo que no son?! ¡¿Me estás cargando?! A ver, una vez más... dos, siete, ocho... —Presiona cuidadosamente con la intención de asegurarse no haber cometido un error—, seis... seis... —Pero de nuevo el resultado es erróneo, y las bocinas no paran de chillar.

—¡Nina! ¡Apagá eso! —Laura entra por la puerta con un par de bolsas y no logra soportar el estruendo que se apoderó de la casa.

—¡No puedo, me dice que la contraseña es errónea, ya lo intenté varias veces! —responde aturdida—. ¿La dejaste prendida antes de salir o qué le hiciste?

—¡No! Y es imposible que sea incorrecta porque siguen siendo los mismos números... a ver, dejame probar —Laura también lo intenta un par de veces pero no consigue frenar a las feroces bocinas que cada vez se hacen más fuertes—. ¡¿Qué está pasando?! ¡Nina! ¡Nina, ayudame! ¿Qué hacés parada ahí? ¿Qué mirás? —En un intento desesperado, Laura agarra entre sus manos una silla pequeña y liviana, y comienza a golpear al dispositivo hasta que este deja de funcionar del destrozo causado por los golpes. Al fin las bocinas se apagan—. Creo que voy a tener que contratar un nuevo servicio de alarmas porque este es una mierda.

Volviendo la mirada hacia su hija, la observa boquiabierta, con sus manos temblorosas pero en una pose rígida y entumecida del pavor. Le pregunta qué tiene pero no obtiene respuesta alguna, hay algo más en la sala principal donde anoche estuvieron plácidamente charlando frente al fuego, algo que Nina vio y la dejó paralizada del miedo. Y lo que se encuentra allí, las dejaría petrificadas a ambas. No pregunten ni cómo ni cuándo, ni intenten averiguar una explicación lógica a esto, pero lo que se encuentra allí colgado, es ese maldito retrato que tanto las ha perturbado. Se halla en el mismo lugar que estuvo desde un principio, suspendido en la pared, observándolas triunfante ante el sucumbir de sus sentidos al verlo regresar, perfecto y hermoso como si nada hubiera pasado, como si nada lo hubiese atravesado ni derrotado con anterioridad, como si no lo hubieran desechado cual despojo de basura y mandado al infierno del que llegó. Ha regresado, y su mirada esta vez es más inquietante, el lienzo es más agresivo, su mirada expresa odio, venganza, atraviesa sus almas y se apodera de ellas, teniéndolas de nuevo en sus manos. 

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora