Capítulo 35 - El último adiós

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Después de unos cuantos llamados sin respuesta, y de horas en la más desolada desesperación. Laura vuelve a casa, temprano por la mañana, temiendo que algo malo hubiese ocurrido con Nina. No pudo pegar ni un solo ojo por la noche, viendo el estado paupérrimo de su esposo, y pensando en la soledad en la que había dejado a su hija. Siempre ha sido una mujer fuerte, pero hasta el roble más vigoroso, con el tiempo, después de varios golpes penetrantes a su vida, de tantas sequías y rayos que lo único que hacen, es caer encima de él, se vuelve una rama frágil y resquebrajada por el azote furioso y constante de la vida. A estas alturas, así es como Laura se siente, desde que Michael murió, su familia se ha venido abajo.

Al llegar a la casa, el horror que presencia es inenarrable; incalculable y sumamente escalofriante. Hay mares de sangre por todos lados, manos que se marcan en las paredes, siguiendo un camino directo al infierno. En la sala principal, se encuentra todo desordenado: objetos rotos en el suelo, sillones dados vuelta, jarrones partidos en mil pedazos, y la presencia terrible y pavorosa de aquel retrato funesto. En una versión aún más macabra que las anteriores: dicho cuadro, al fin, tiene todo su rostro borrado, irreconocible, como si no quedara rastro alguno de la que alguna vez fue protagonista de aquella pintura. Lo que antes parecía una maravillosa obra de arte que simulaba el realismo fotográfico, ahora parece un dibujo grotesco y malogrado por mares de pinturas. Lo único que se vislumbra en aquella capa de piel sobre el lienzo, es una mano ensangrentada, que se arrastra sobre él con esmero.

El pánico se incrementa al suponer todo lo que allí pasó durante la noche. Era solo una noche en que nada debía ocurrir, pero ocurrió. Y detrás de algunos de los jarrones que quedaba en pie, justo debajo de aquella asquerosa pintura —que le confirma lo que antes no quiso creer—, no hay ninguna señal de su celular, aquel que dejó con la cámara encendida para captar cualquier movimiento. Y es en vano buscar por todos los rincones: puesto que su teléfono móvil desapareció.

Siguiendo el camino formado por las gotas de sangre, la conducen hacia la habitación de su hija. Y allí la ve, sentada sin reacción ni movimiento sobre su cama, con una siniestra máscara puesta.

—¿Nina? Mi amor... ¡¿qué te pasó?! —Se arrodilla frente a ella, pero no obtiene ninguna respuesta, tampoco distingue siquiera una mirada entre aquellos huecos oscuros que esconden sus ojos detrás de aquella careta infausta, manchada en sangre, y de la cual no recuerda haber visto antes —. Bebé, respondeme, ¿qué te hicieron? —Le pregunta angustiada.

Y después de eternos minutos sin reacción ni respuesta alguna, decide acercar su mano hacia la máscara, la cual brota pinceladas de sangre que le erizan la piel al imaginar el estado en el que su hija se encuentra. Decidida a quitarle aquel adorno siniestro, y ver su verdadero rostro, algo la detiene. La única reacción que consigue de su hija, es cuando esta la detiene de quitarle su nueva cara, sosteniendo con dureza el brazo de aquella mujer, la cual teme de cualquier otra respuesta impredecible.

—Nina, soltame. Me estás lastimando —implora con su voz resquebrajándose. Pero aquello no la intimida, no le genera nada a una Nina que se mantiene inmóvil, sosteniendo su brazo hasta dejárselo marcado—. ¡Soltame, Nina!

Finalmente, Laura logra liberarse de la temeraria mano de su hija, la cual permanece con el brazo en alto, inmóvil, simulando una estatua proveniente del mismísimo averno. Su madre no la reconoce, entre aquel delineado remarcado en los ojos de la máscara, y aquella sonrisa tenue y malvada de color oscuro en sus labios. Lo único que se mueve en Nina, son las gotas de sangre que se escurren entre aquel adorno macabro. Si hoy fuera Halloween, sería el mejor disfraz, pero no lo es, y algo anda muy mal.

—¿Quién te hizo esto Nina? —Laura sigue sin obtener respuesta. Mira a su hija con total desconcierto al ver que se mantiene con el brazo extendido, como un maniquí moldeable y sin alma—. ¿No te vas a sacar la máscara?

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora