Capítulo 38 -El juego de ajedrez

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—Señora Varsi, he obtenido reportes de que su hija fue diagnosticada con Esquizofrenia... —Ante la respuesta afirmativa e insegura de aquella madre, Karen continúa—, y que estuvo internada. Le dieron una medicación específica para controlar la enfermedad, y ahora nos encontramos con que está usando una máscara y ha asesinado a una persona, y que también ha golpeado de gravedad a otra más. Eso sin contar con que ahora estamos seguros que fue ella la que golpeó a Carol Dennis y la dejó al borde de la muerte no hace tanto tiempo.

—No sé qué decirle oficial... ella estaba bien —Le responde cabizbaja, apenas creyendo lo que dice.

—¿Ella dejó de tomar sus medicamentos?

—No...

—Responda con honestidad. Es obvio que su hija está en una crisis y no se ha recuperado... —argumenta con un tono poco amable, buscando que aquella madre reaccione—, mire, ella es inimputable en estas circunstancias, por lo que no podemos llevarla a prisión. Pero sí tiene que volver al centro de salud mental, y esta vez por mucho más tiempo.

—No sé si ella esté loca, eh —argumenta Laura, con miedo e incluso vergüenza de la respuesta que pueda ocasionar—. Tal vez ustedes deberían investigar más a fondo, capaz no todo es como parece.

—¿Qué está insinuando, señora? —pregunta con desconcierto en la mirada, preguntándose a sí misma si aquella madre es capaz de cuidar de la salud de Nina—. Su hija tiene un diagnóstico, le indicaron un tratamiento, estuvo internada, ¿no se da cuenta de eso? Hay varias personas que testificaron contra ella, la misma Carol confirmó que fue su hija la que la atacó hace un tiempo atrás. ¿Y cómo explica esa careta que tiene? En la declaración dijeron que no se la quiere sacar por nada del mundo, porque sino... deja de respirar, o qué sé yo lo que significa eso. ¿Cree que su hija está bien? ¡Míreme!

—Nina ha estado recibiendo amenazas, ¿sabe? Esa máscara no sé de dónde salió, nunca estuvo en casa, hemos sentido ruidos y cosas extrañas. Hay un cuadro... —Le explica mientras hace malabares con sus manos temblorosas de miedo, y sus ojos se empañan en lágrimas—, que... desaparece, vuelve a aparecer. Lo tiro y vuelve a estar colgado, es como una cosa... encantada. No sé cómo explicarlo.

—Usted sabe que puede perder la custodia de su hija, ¿verdad? —Le avisa Karen con un tono tajante, apenas prestando atención a aquellas incoherencias—. La Esquizofrenia es como una discapacidad, y ella necesita un cuidador. Yo creo que usted no está preparada para esto.

—¡¿Qué está diciendo?! —brama Laura en un tono imperante, golpeando con dureza una mano sobre el escritorio, mientras amenaza con la mirada a la insolencia de aquella policía—. ¡Yo doy hasta mi vida por ella! Le he dado todo este tiempo, me he dedicado completamente a ella, tanto que hasta me metí en deudas pagando ese tratamiento carísimo, dejando de ocuparme del trabajo por acompañarla... ahora también tengo que pagar la internación de mi marido... ¿usted cree que no me hago cargo de la gente que está a mi alrededor? ¡Si será atrevida!

—Señora, discúlpeme, pero con más razón, su situación no es la mejor para hacerse cargo de su hija. Mi jefe tendrá que fijar un citatorio con un juez, y él va a decidir qué rumbo tomará el caso.

—Por favor Karen, no me haga esto, yo he sido una madre amorosa y dedicada durante toda mi vida —Le implora casi de rodillas, despegándose de la silla—. ¿Usted es consciente de que me está quitando a la única hija que me queda haciéndome esto? —argumenta entre lágrimas que brotan a borbotones de sus ojos y se expanden como océanos de infinita tristeza por sus mejillas.

—Lo siento mucho, señora —responde Karen, bajando la guardia al contemplar a aquella desolada madre que implora clemencia—, estamos haciendo lo que es mejor para su hija. Vamos a fijar la reunión con el juez lo más rápido posible, esto tiene que resolverse rápido.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora