Capítulo 30 - Desaparecen las palabras

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Esa experiencia frente al espejo, en realidad la ha marcado; aunque se haya muerto del miedo, aguantó lo más que pudo hasta obtener las respuestas que en mayor o menor medida, deseaba.
Después de contarle a Carol los porvenires del encuentro, deciden tomar algunas cosas e irse de aquella casa, cuyos muros parecen ya insostenibles, invitando casi con satisfacción a lo maligno, y aguardando en cada rincón, los peligros más mórbidos que siquiera una mente con severidad trastornada podría imaginar.

Nina decide quedarse en lo de su amiga por un par de días, lo que mantiene su salud emocional en un estado de estabilidad. Tal vez, solo debe alejarse del ambiente tóxico de su hogar para acallar los síntomas del mal. Al menos, aquellos días venideros, se sucedieron entre risas, estudio, perder el tiempo mirando series, y algunos besos más. Tanto Nina como Carol se encuentran en un proceso de redescubrimiento que pone en juego los conceptos de amistad que hasta ese momento tenían. Algo las está volviendo más cercanas, y puede que ahora Carol se esté dando cuenta de por qué ha estado ayudando hasta el cansancio a su amiga. Esto es más que fidelidad, es más que una amistad genuina y sincera, esto es: amor.

—Me parece que deberías hablar con Jonathan, ¿no? —Le cuestiona Nina con su voz titubeante—, él no se merece esto que le estamos haciendo.

—Sí, mañana le voy a hablar... no sé —responde Carol frustrada, ambas se sienten incómodas con la situación—, es un buen tipo, pero creo que nuestra relación ya se acabó.

—¿Creés que lo entienda?

—No sé, nunca le pregunté qué pensaba sobre los gays —Indaga Carol entre sus recuerdos vagos.

—¿Y sobre la infidelidad?

—A nadie le gusta ser cornudo, Nina... —afirma encogiendo sus brazos con culpa—, capaz pueda omitir esa parte. Le voy a decir que ya no siento nada por él y listo, lo demás que lo imagine si quiere —reflexiona—, va a ser mejor así.

—Sí... además, yo todavía estoy confundida —Le confiesa Nina con una mirada temerosa, llena de miedos y culpas—, no sé qué pueda ser de nosotras en un futuro, no sé qué pueda pasar con esta relación... ya ni sé qué somos. Y la verdad que no tengo cabeza ahora mismo para esto.

—Claro, es entendible, sé que tenés que lidiar con todo ese tema del cuadro y el demonio, y ahora lo de tu madre también... —Carol la contiene acariciando su brazo, ya no con cariño de amistad, sino con amor—, me dejaste con la cabeza dando vueltas después de todo eso que me contaste. Vaya uno a saber qué secreto tendrá escondido Laura... —Cuestiona en medio de la confusión—, ¿estás segura que no alcanzaste a ver nada cuando corriste la cortina? ¿Solo desapareció? Para mí, es un humano... no sé, tengo un presentimiento.

—Bueno, su voz ya no se oía como si me hablara desde un teléfono descompuesto, o como si se hubiese escapado del quinto infierno... era una voz dentro del límite de lo humanamente posible, creo yo. Y en definitiva era un hombre —Le confiesa mientras nota que su celular vibra con furor, ha recibido un mensaje.

—Tal vez podríamos volver con Mercedes y que nos diga un poco más sobre ese tipo. Estoy segura que si logramos descubrir quién es, vamos a hallar la clave de todo este pedo —asegura, mientras mira de reojo el celular de Nina—. ¿Quién es ese tal Edu?

—Ah... es un pibe que conocí hace poco. Ayer agregué su número y le escribí —Le explica temblando de nervios en su interior.

—Ah... está bien —Carol cabecea descontenta, sintiéndose incómoda por los celos que bombea su corazón; pero aunque los sienta, tampoco puede reclamar nada, porque Nina está confundida, ella también; y aún no son nada—. Me alegra que estés más animada, definitivamente el alejarte un tiempo de tu casa ha sido lo mejor para vos —Ante la respuesta afirmativa de su amiga, que se encuentra perdida en su celular, escribiéndose con ese tipo que seguro la hace dudar de dar el siguiente paso con ella; continúa—. En unos días es el cumpleaños de Barbie... capaz sería bueno que fueras conmigo. No te digo que vayamos como pareja ni nada de eso, sino, como las amigas que siempre fuimos, ¿no? ¡Es más, te voy a ayudar a elegir tu disfraz! La fiesta es temática, hay que ir personificados de algo. Va a estar bueno.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora