Capítulo 36 - La muerte de la máscara roja

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—Y bien, ¿hablaste con ella? —Le pregunta Laura a una Carol que se acerca silenciosa.

—Sí... está empecinada en dejarse la máscara.

—Por Dios, esto ya es ridículo... —Laura sostiene su cabeza sin saber ya qué hacer con la situación—, ¿te dijo por qué al menos?

—Sí. Dice que es su nuevo rostro, que el anterior se lo borraron y por eso no se puede quitar esa cosa —responde Carol, pensando cómo va a hacer para llevar a Nina a aquella fiesta de despedida sin que Laura lo impida—. Y hay otra cosa que me dijo...

—¿Qué? —inquire Laura entre lágrimas.

—Quiere irse a mi casa unos días... y capaz sea mejor. Allá tal vez se sienta más segura —Aquello es lo primero que se le ocurre inventar, pero en realidad, no sería una mentira—. Podrías ir a verla, voy a charlar con ella para que baje la guardia un poco.

—No sé si sea buena idea Carol... —argumenta Laura, limpiándose las lágrimas que circulan por sus mejillas—, estás de acuerdo conmigo en que necesita esas pastillas, ¿no es cierto? Ella no está bien.

—No lo sé... la verdad poco y nada sé de enfermedades mentales, Laura —Se acerca para intentar contenerla—, tal vez, lo que nos quiere decir es que alguien le hizo algo muy malo en la cara, que ahora tiene miedo de sacarse la máscara y que vean cómo está —argumenta Carol, tratando de poner un paño de lógica que enfríe la cuestión—, ¿vos viste cómo le salía sangre a través de eso que tiene puesto? —Ante la respuesta afirmativa de Laura, continúa—. Ahora se detuvo, pero quién sabe qué le habrán hecho cuando no estuviste. Ahí está colgada esa versión horrible del cuadro. ¿No te parece que hay algo muy extraño acá? No sé si sea locura, Laura. Es mi opinión.

—No lo había visto así... —responde Laura contemplando el macabro retrato en la pared—, ¿puedo confiar en vos Carol? Jurame que no le vas a hacer daño a Nina, es la única hija que me queda —Le suplica sujetando sus manos.

—Voy a hacer lo necesario para que esté bien, y vos puedas estar tranquila. No te preocupes, aprovechá a descansar que tenés unas ojeras impresionantes.

—Sí, estuve toda la noche cuidando al padre de Nina. Lo encontraron con una intoxicación etílica y ahora está en tratamiento —Le explica, en medio de aquellas lágrimas que amenazan con asomarse otra vez—. Intenté llamar a Nina por el teléfono de la recepción, tuve que rogarles para que me dejaran llamar... y ella no atendió.

—Dejá que venga conmigo y yo converso con ella. Ahora cuidá de tu esposo que yo me encargo de Nina —Le asegura Carol, acompañada de una caricia fraterna—. ¿Has pensado en poner rejas en todas las ventanas de la casa?

—Sí, pero ahora tengo que pagar el tratamiento de Daniel. Y serían muchas rejas a poner, entre que sacan las medidas, las hacen y las vienen a poner, ahora mismo no me da la plata —argumenta resignada—. Después el psicólogo de Nina que me salió caro, el centro psiquiátrico... y no estamos en la mejor situación económica. El negocio no va bien desde que Nina ya no hace más modelos.

—Entiendo... entonces dejá que me la lleve, conmigo va a estar segura.

Finalmente, Laura termina accediendo a la propuesta de aquella rubia de la que tanto ha desconfiado. Y a pesar de que lo siga haciendo, es cierto que debe darse un respiro para evitar ahogarse en la desesperación. La situación en la que se encuentra, es imposible de sostenerla a través de una sola persona. Es así, que deja ir a su propia hija, pero prometiendo mantener un contacto permanente con Carol, aunque a Nina no le agrade la idea. Por precaución, Laura le concede los antipsicóticos que debe tomar Nina, y le explica las indicaciones a seguir mientras ella se quede en su casa. Este comportamiento resulta dicotómico cuando decía por fin creerle que el cuadro posee algo sobrenatural, lo cual está detrás de ella, pero a su vez, le da los medicamentos a Carol, dando a entender que su posición respecto a que padece Esquizofrenia, no ha cambiado. Y a su vez, ¿por qué le entregaría el bienestar mental de su hija, a las manos de quien tanto desconfía? Todo aquello queda resonando en la mente de Carol, pero decide entender la situación de Laura, colocándose en su lugar de madre y esposa desesperada, que ya a esta altura, no sabe ni qué hacer.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora