Capítulo 48 - Sed de venganza

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—¿Has pensado en lo que te propuse, Nina? —pregunta Edu, sentándose a un lado de la cama que preparó para ella.

—Bastante, siento un profundo odio ahora mismo. Pero me da miedo —confiesa ella, mirando al vacío que ocasiona la sed de venganza.

—Yo te voy a ayudar —Le promete él tomándola de la mano—. Mirá, conseguí una máscara igual que la tuya. Ahora vamos a ser dos asesinos sin rostro —Le dice con una sonrisa cómplice y macabra.

—La primera vez me pareciste raro... pero ahora lo confirmo —bromea ella, aunque detrás de su chiste esté diciendo la verdad.

—Somos iguales. Yo te adoro Nina, y nos vamos a vengar de todos los que te hicieron daño. Va a ser más divertido si lo hacemos juntos. Dos cabezas son mejor que una, ¿no? Imaginate la creatividad que tendremos para hacerlos mierda.

Nina sonríe al oírlo decir esas cosas tan mórbidas, empero, algo distrae su atención al ver el móvil de Edu vibrando con ímpetu. Él había preferido ignorarlo, pero se hizo tan insoportable como para ignorarlo. Al ver de dónde vienen tantas notificaciones, un escalofrío le retuerce el corazón a Nina cuando Edu le pregunta si esa del cuadro es ella.

—¿Quién te está mandando eso? —pregunta ella aterrada, al ver la imagen del cuadro colgado, mandándose una y otra, y otra vez, al número de Edu.

—Es el mismo mensaje con la pintura, pero parece como que se va borrando, como si fuera una secuencia —responde él intrigado.

—¡Sacalo, sacalo! —brama ella nerviosa, después de ver más de treinta mensajes con la misma imagen borrándose cada vez más, hasta quedar como lo que ahora es: una mujer sin rostro. O sin el que solía tener—. Habíamos quedado que nada de celulares, yo me deshice del mío.

—Sí, pero este ni está registrado, nunca van a saber que es mío. No sé cómo pudo llegar esto hasta acá, ¿cómo saben que estamos juntos?

—Es él... es Ojos de diamante, ¿no te das cuenta? —asegura ella en medio de una crisis de nervios que le hace vibrar todo su cuerpo.

—¿Él sabe dónde estamos?

—Esa es la señal... ¡tirá esa mierda ya! —Le ordena, sintiendo que el cuadro la perseguirá hasta el día que quiera acabar con su vida, porque siquiera estando loca la dejará en paz aquella imagen.

Mientras cae la noche, en la casa que solía ser de Nina, los ánimos permanecen algo caldeados después del momento de catarsis vivido con Katherine. Carol parece haber entrado en un trance profundo de furia que le transforma la sangre en llamas. Su mirada enrojecida despide lágrimas, pero no de lástima, sino de ira, de un intenso deseo de venganza. Quien lo diría, que Carol y Nina estarían movidas por el mismo sentimiento, hacia la misma persona, y en el mismo momento.

—¿Estás bien, Carol? —pregunta Laura acariciándole—. ¡Que amigas tenías, eh!

—Sí... pero no importa eso ahora. Tengo algo importante que decirles. Ese día en que... fingieron el puto secuestro, Katherine vio a un tipo vestido de policía que cortó los frenos del auto que llevaba a Nina esposada. Por lo que creo que deben tenerla secuestrada —Les asegura la rubia, dejándolos intrigados a ambos—. Daniel, si vos podés comunicarte con los espíritus, ellos podrían decirte dónde está, o quién la tiene.

—No... yo no quiero entrar más ahí —asegura él, negando repetidas veces con la cabeza.

—Es necesario para encontrarla, ella debe estar necesitando de nuestra ayuda —Le insiste Carol, haciendo dudar a aquel perturbado hombre—. Hacelo por tu hija, ella puede estar en manos de tu hermano, y quién sabe qué cosas le pueden estar haciendo.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora