El reglamento de la escuela señala que, con una primera amonestación, quedamos suspendimos únicamente un día, pero a la segunda, la suspensión es hasta tres días. Por lo tanto, Aristóteles y yo estaremos fuera de clases hasta la próxima semana, lo que significa casi cinco días de descanso obligado.
—No puedo creer que la directora Diana nos expulsara otra vez, si ni hicimos nada —se queja Aris.
—Tampoco es que nos portamos adecuadamente, aunque concuerdo, lo que hicimos no se merecía una suspensión como esta. No quiero ni imaginar qué me dirá Pancho cuando se entere —respondo.
—Y a mí me preocupa mi papá, quien se pone muy estricto en estos temas de la escuela. Con decirte que el ciclo escolar pasado nos peleamos varias veces a causa de mis bajas calificaciones...
Aristóteles continúa contándome su experiencia escolar, pero mi mente ya no le presta atención. No dejo de pensar en el rostro frío de Temo ignorándome esta mañana.
—Vamos a pedirle ayuda a Pancho —lo interrumpo.
—¿De qué hablas? —pregunta mi vecino confundido.
—Que hablemos con Pancho para que nos eche una mano con Temo.
***
Llegamos los dos al edificio y, antes de que cada quien se vaya a su respectivo departamento, entramos a la panadería para buscar a Panchos.
—Ah, chirrión, ¿pues qué hacen los dos aquí a estas horas? ¿No se supone que deberían estar quemando pestañas en la escuela? —pregunta sorprendido.
—Hola, Pancho —saluda Aristóteles—, justamente de eso venimos a hablarte.
—Y por cierto, qué bueno que te veo Diegochas Popochas, ¿cómo dormiste en casa del Aris? Te juro que estuve hablando con el Temo para que dejara que regreses a dormir con nosotros.
—Gracias, Pancho, pero posiblemente ahora le queden menos ganas de verme en el departamento —respondo.
—¿Y eso?
—Porque nos suspendieron... por hacer un "alterar el orden público" dentro del salón de clases, según miss Laura—explico.
—¿Cómo que los volvieron a suspender? —responde Pancho con un grito que sorprende a todos los clientes de la panadería—. ¿Pues ahora qué hicieron muchachos argüenderos?
—Le pedimos perdón a Temo enfrente de todo el salón —añade nuestro vecino.
—A ver, a ver, explíquenme bien que hicieron, porque si no no les entiendo.
—Pues interrumpimos la clase de español para explicarle a Temo la historia de nuestro beso —dice Aristóteles bajando la voz y señalándonos a ambos—, para que después Diego le pidiera perdón.
—Pero parece ser que eso hizo enojar más a Temo, porque ni nos dirigió la mirada ni dijo nada—completo.
—Y ya nomás por eso nos suspendieron tres días.
—¿Tres días? —vuelve a gritar Pancho entre sorprendido y enojado—. No pues sí se volaron la barda, chamacos. Cómo se les ocurre hacerle eso al Temo, él es rete penoso y no le gusta andar pasando vergüenzas en público.
—Justamente por eso venimos a hablar contigo, Pancho —añado—, para que nos ayudes a recuperar a Temo.
—No, pues sí va a estar canijo... Exactamente, ¿qué quieren con mi hijo? —pregunta.
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COMENZAR DE NUEVO
FanfictionCuando Temo sufre por su amor no correspondido con Aristóteles, Diego se convierte en la única persona capaz de ayudarlo a salir de su depresión y sus crisis. Narrada desde la perspectiva de Diego, esta historia nos contará qué sucede cuando él ll...