Llegamos al edificio poco antes de las diez de la noche. Fue un día tranquilo y maravilloso pues, a diferencia del resto de la semana, hoy no hubieron emociones fuertes o sorpresas repentinas. Pancho y los mellizos suben primero al departamento, mientras Temo y yo nos quedamos bajando las bolsas de compras de la camioneta.
—Me da gusto que papancho esté más animado —me dijo Temo.
—¿Estuvo triste últimamente o por qué lo dices? —quise saber.
—Pues el cambio a Oaxaca le afectó de muchas formas, a él y a todos nosotros en general. En un principio se la pasaba llorando o triste. Él cree que no me doy cuenta, pero siempre sabía cuando las cosas no andaban bien. Ahora, que ya se lleva mucho con Susana y que es amigo de doña Blanca luce más alegre. Creo que tu presencia aquí era lo único que le faltaba para tener un Pancho feliz...
—La tranquilidad de saber que su hijo tiene compañía, supongo —completé.
Ambos subimos las escaleras del edificio y, como chiste malo para arruinar nuestro día, nos topamos con Aristóteles Córcega sentado afuera de nuestro departamento, recargado en la pared.
—¡Temo, qué bueno que te veo! —grita, poniéndose de pie.
Mi amigo se queda paralizado a medio del pasillo, todavía cargando las bolsas llenas de ropa.
—Aristóteles, te dije que..
—No me importa qué digas tú, a mí me interesa Temo —me interrumpe.
—¡Pero Temo no quiere hablar contigo! —volvía a hablar.
—¡Entonces que me lo diga él! —gritó, acercándose a mí.
—Ya déjalo, Diego —intervino Temo—. ¿Qué quieres, Aristóteles?
—Necesito que me escuches, Cuauhtémoc, por favor.
Me quedo en silencio, viendo a mi amigo, a la espera de una señal para ayudarlo o dejarlo solo. Finalmente voltea a verme y me dice con los ojos que está bien, que puedo entrar al departamento y él se quedará a hablar con Aristóteles.
—Te espero aquí adentro... y me llevaré las cosas de una vez —digo, quitándole a Temo las bolsas de sus manos y entrando a la casa.
Dejo las bolsas en la sala, donde cada quien puede tomar las cosas que le correspondan. Busco mi gorra y mi playera y entro a la habitación. Dudo si salir nuevamente a la sala y acercarme a la puerta para escuchar la conversación entre mi amigo y el vecino, pero decido en quedarme tumbado sobre la cama.
Es hasta entonces que logro revisar los mensajes que estuvieron llegando a mi teléfono durante la función de cine. Sé que varios de ellos son de Javier, porque escuché su tono de notificación varias veces.
<<¿Cuál verás?>>, leo el último mensaje suyo.
Respondo que apenas voy llegando a casa, y a partir de ahí seguimos charlando un rato.
<<¿Salimos mañana?>>, pregunta.
<<No sé... ¿a dónde?>>.
<<Pues hay varios lugares que todavía no conoces de Oaxaca>>, explica.
<<Lo platicamos en el entrenamiento, ¿va?>>.
<<¿Tenemos una cita?>>, inquiere, acompañando su pregunta con el emoji del changuito tapándose los ojos, seguido de un corazón.
<<No seas tonto. Lo único que tenemos es entrenamiento juntos, que es muy diferente...>>, respondo con cierta acidez e ironía.
<<Te encanta romper mi corazón, niño nuevo>>.

ESTÁS LEYENDO
COMENZAR DE NUEVO
FanficCuando Temo sufre por su amor no correspondido con Aristóteles, Diego se convierte en la única persona capaz de ayudarlo a salir de su depresión y sus crisis. Narrada desde la perspectiva de Diego, esta historia nos contará qué sucede cuando él ll...