Dos

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La plática con el señor López continuó por poco más de media hora. Don Pancho aprovechó para desahogarse conmigo. Me dijo que lo tomó por sorpresa la confesión de Temo, aunque en el fondo él ya sospechaba de la orientación de su hijo, en parte por la forma en que se relacionaba con su vecino Aristóteles y, también, porque nunca le había conocido una novia o una relación más formal con ninguna chava, a diferencia de la niña que le gustaba cuando Temo tenía ocho años. 

El resto de la llamada telefónica pudo haber pasado desapercibida, pues sentí la conversación como un espacio para que Pancho se desahogara. Sin embargo, poco antes de cortar la comunicación, el señor López me dijo: <<Oye, Diegonchas, y ya que estamos platicando bien a gusto, quiero proponerte una cosa>>.

—Dígame, Pancho —respondí. 

—¿Qué te parecería venir a vivir a Oaxaca un tiempo?  

—¿En vacaciones? —pregunté. Claro que me gustaría volver a ver a Temo. Si bien es cierto que apenas han pasado un par de meses, ya lo extraño mucho. Básicamente hemos sido inseparables desde que estábamos en la primaria. Y éste ha sido el periodo de tiempo más largo en que no lo he visto—. Claro que me gustaría, Pancho.

—N'hombre, Diego —me respondió Pancho, con su clásica manera de hablar—. Yo estaba pensando en que te vinieras a vivir aquí a Oaxaca en lo que resta del ciclo escolar. 

Sin duda alguna la propuesta me tomó por sorpresa. ¿Dejar Toluca por tanto tiempo? Aunque sé que mi mamá me dejaría visitar a Temo y su familia en Oaxaca, no estoy seguro de que le agrade la idea de tener que vivir tantos meses lejos de ella. 

—Ay, don Pancho, no lo sé —dije, con un dejo de inquietud en la voz—. Tendría que platicarlo con mi mamá. Aunque la verdad lo veo difícil. No creo que tengamos tanto dinero como para solventar mi estadía tanto tiempo en Oaxaca. 

—No manches, mi Diegonchas —me interrumpió Pancho—. ¿Cómo se te ocurre que voy a dejar que pagues todo por tu cuenta? Nada de eso, hijo. Todo aquí iría por cuenta de tu servilleta, o sea, yo mero mero maromero. 

¿Es en serio lo que acabo de escuchar? Claro que no puedo aceptar la propuesta de Pancho López. Pagar mis gastos de escuela, comida o salud representaría un monto grandísimo. No puedo permitir que eso suceda, así que se lo dije: <<Claro que no, don Pancho. No podría aceptar eso>>.

—Chale, Diego. A ver, pásame el teléfono de su madre santa para hablar con ella directamente. Tú tranquilo y yo nervioso. Sigo siendo el presidente de la fábrica de cosméticos y soy dueño de gran parte de las acciones de la empresa. Tú, por el dinero, no te apures. Además, sigo con mi trabajo de verdulero y ayudo en la panadería de los dueños del departamento en que vivimos. Dinero hay y hasta sobra. 

Vaya. Sinceramente luce tentadora la propuesta. Aun así, tendría que pensarlo y platicarlo con mi mamá. 

—No lo sé, don Pancho —respondí después de un buen rato en silencio—.  No creo que pueda aceptarlo. Es demasiado. 

—Mira, hijo, que te quede bien clara una cosa: tú eres el mejor amigo de mi Temístocles. Estuviste con él cuando más lo necesitaba, y ahora otra vez necesita de ti. Además, eres muy querido también por la familia, la Lupe y el Julio te quieren mucho y yo creo que les gustaría bastante que vivieras con nosotros. Eres como un hijo para mí, Diego, entiéndelo. Si te soy sincero, yo tampoco estoy pasando por una buena racha y me vendría bien un poco de ayuda con el Temo.

—Gracias, señor —dije profundamente conmovido por las palabras de Pancho—. Ustedes también soy muy importantes para mí, y claro que sí me gustaría irme a Oaxaca. 

—Ahí está —volvió a hablar Pancho, ahora con la voz un poco quebrada—. Piénsalo, Diegonchas, nada haría más feliz a Temo.  Yo creo que a él le gustaría volver  a pasar tanto tiempo contigo. 

Y ciertamente a mí también me gustaría pasar tanto tiempo con Temo como lo hacía antes. Sobre todo porque no pudimos tener la relación formal que ambos queríamos en su momento. No sé. A lo mejor irme a vivir a Oaxaca sería una buena opción para volver a intentar lo nuestro. Tal vez y esta propuesta que me presenta Pancho sea la oportunidad que estaba esperando para comenzar de nuevo. 


COMENZAR DE NUEVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora