Termino de leer el mensaje de Javier y todo cobra sentido: su ropa, su perfume, la emoción dibujada en su rostro. También todas las señales que le di en torno a una gran sorpresa que estaba preparando. Ahora comprendo que creía que estaba a punto de pedirle ser mi novio. En cambio, casi ni le hice caso por estar preocupado por recuperar la amistad de Temo y ayudar a Aris con su respectiva declaración.
—¿No está Papancho? —pregunta Julio a mis espaldas, sacándome de mi trance.
—No... no, Julio. Me dijo que tenía que hacer unas cosas, ¿necesitas algo? —pregunto, lo más tranquilo que puedo.
—Sí, ¿podrías revisar mi tarea de Cívica y Ética? —responde el mellizo, alcanzándome con su cuaderno y su lápiz.
—Claro —tomo los apuntes y ambos nos sentamos en la mesa del comedor. Su letra no es la más bonita de todas, y obviamente la de Lupita es mil veces mejor, pero al menos hace el intento de hacer su trabajo por sí mismo. La tarea son unas preguntas sobre el valor de la amistad, donde alcanzo a distinguir una imagen de dos chavos jugando fútbol y compartiendo un helado; también aparece una niña y un niño paseando un perro, así como dos chavas hablando por teléfono celular desde sus camas.
—Ahorita termino de revisar tu tarea, Julio —exclamo poniéndome de pie. Me dirijo a mi habitación (si es que sigue siendo mía después de todo), y entro sin siquiera tocar. Me encuentro con Temo sentado sobre su cama, con ambos pies descalzos y cruzados, viendo videos en su celular.
—No tengo ganas de hablar, Diego —me dice sin siquiera haberle dirigido la palabra.
—Pues no hablemos, solo vengo a sentarme aquí... en mi habitación... —digo esto haciendo especial énfasis en la última palabra. Pero, al parecer, ni se inmutó, por lo que permanezco de mi lado, en completo silencio.
—¿Tú sabías lo de la canción y todo eso? —pregunta mi amigo después de varios minutos en que ambos estuvimos callados.
—No —respondo, lo cual es cierto, puesto que Aristóteles nunca me dijo qué pensaba hacer—. Aunque me acabo de enterar hace rato —confieso.
—Fue la cosa más rara del mundo —añade—. No tienes idea la cantidad de veces que soñé con esta situación y, ahora que pasó, me dio mucho miedo responderle y hacer realidad lo que he estado pensando desde hace meses.
—Me dijo que le comentaste que, quizá, te gusta alguien más —suelto.
—Es mentira —me aclara—. Se lo dije porque no se me ocurrió mejor respuesta. ¿Sabes? Me sentí como cuando en la escuela te preguntan algo que no sabes y prefieres huir antes que responder erróneamente y hacer el ridículo frente a todos tus compañeros.
—¿Entonces por qué le dijiste que no? —quiero saber, bastante consternado.
—Porque no sé si me lo está diciendo en serio, o es solo un impulso que le dio de un día para otro... ¿Seguro que tú no tienes nada que ver con esto?
—Te lo juro, amigo. Lo único en lo que estuve involucrado fue con las primeras cuatro estaciones del rally, pero Aris nunca me dijo qué pensaba hacer en la última. Ni siquiera aceptó que le ayudara con los preparativos. Así que... supongo que te lo preguntó porque realmente era lo que quería hacer...
Los ojos de Temo se mueven de mí hacia sus sábanas, luego a la pared y regresan a cruzarse con los míos. Luce confundido y nervioso a la vez, como si hubiera algo que no termina de comprender de toda la situación.
—Creo que todo está pasando muy rápido —confiesa.
—Pero llevan casi un año de conocerse, Temo —respondo, tratando de que mi amigo entre en razón y le corresponda a Aristóteles. Sonará curioso y hasta paradójico, que ahora sea hayan invertido los papeles y sea Temo quien esté rechazando a nuestro vecino.

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COMENZAR DE NUEVO
FanfictionCuando Temo sufre por su amor no correspondido con Aristóteles, Diego se convierte en la única persona capaz de ayudarlo a salir de su depresión y sus crisis. Narrada desde la perspectiva de Diego, esta historia nos contará qué sucede cuando él ll...